Mi historia es esta, estuve en un período muy malo en el que tomaba mucho y consumía lorazepam y metilfenidato. Encontré a un doctor chorizero que vive de vender dictámenes y recetas, así los conseguía. Tomaba tramadol también. Llegué al punto que decidí parar y pedí ayuda, consulté a otra doctora que decidió iniciar un tratamiento para dependencia de alcohol y medicamentos. Me puso fluoxetina y diazepam. La fluoxetina la verdad lo único que hacía era quitarme el apetito, mientras que el diazepam me relajaba y dormía bien. Dejé de tomar los otros medicamentos y alcohol.
Al mes tuve que salir del país por trabajo, así que llevé provisiones de fluoxetina y diazepam. Llegado a mi país de origen decidí consultar a mi antiguo médico de cabecera, el que me atendía cuando era niño todavía tenía consulta. En mi país el sistema de salud es privado o semi-privado (los hospitales son manejados por consorcios formados por municipalidades y accionistas privados) se maneja todo por seguros privados, normalmente uno elige y se atiende siempre con el mismo doctor, y este eventualmente lo deriva a especialistas.
Este médico me propuso ir a consulta con una psiquiatra, y esta doctora me cambió la medicación a escitalopram 20 mg al día y oxazepam 45 mg al día.
Al mismo tiempo estaba trabajando y al principio todo bien, sólo un poco flojo por la benzodiazepina. Con el pasar de los días empecé a perder el apetito y a sentirme cada vez más maníaco. En la noche dormía muy mal y se me ocurrían "brillantes ideas". Una noche decidí agarrar un galón de gasolina e ir al monte, donde sabía que unos cazadores tenían una cabaña abusiva. Conocía bien el terreno, así que pude ir de noche (tomando pastillas de diazepam que lejos de calmarme me ponían más maníaco), forcé la puerta y entré. El lugar estaba bien acondicionado, con una mesa, sillas, dos camas, una cocina de gas, ropa y alimentos. Empapé todo de gasolina y BOOOM! Sí hizo así porque había dos cilindros pequeños de gas también. Casi no lo cuento porque la llamarada me llegó a la cara, tuve que tirarme!
La cosa fue en cresciendo, unos días después estaba en pleno trabajo cuando empecé a temblar muy fuerte y a tener alucinaciones visuales y temporales. Veía todo más lento, empecé a apurar a los otros trabajadores, a oír los sonidos muy fuertes y a ver haces y destellos de luz y bolas coloradas. Mis colegas estaban asustados y no decían nada. Pude terminar con mis tareas, pero en la noche no pegué ojo y en la mañana me sentí muy mareado, traté igual de trabajar pero empecé a asustarme, las alucinaciones seguían y sentía náuseas. Sospechaba que era el escitalopram y tenía miedo de un síndrome serotoninérgico, así que decidí ir a urgencias. Allí pedí que hicieran un plan para retirar el escitalopram y la benzo, ya que había leído que no podía dejar de tomarlos así de golpe.
Supuestamente tenía incapacidad al 50% pero estuve trabajando normal. Por unos días, después del episodio de las alucinaciones, el jefe contrató a alguien que me acompañara y me cuidara mientras hacía mi trabajo, ya que no podían encontrar a un sostituto, y pues no se podía parar todo!
Mientras, tenía sed de venganza hacia la doctora que me había hecho pasar ese mal rato. Le hice al jefe la propuesta de fingir que seguía tomando los medicamentos y de repartirnos el dinero del seguro de enfermedad. (el seguro de riesgo de trabajo y enfermedad lo pagaba el empleador). Le brillaron los ojos y con una sonrisa dijo: "Se puede hacer! Vé a la cita!"
Así que fui a hacer un poco de comedia y hasta conseguí que la doctora me subiera la incapacidad al 80%. Quería ver si se daba cuenta que estaba fingiendo y la grabé con un reproductor mp3 que andaba en la bolsa de la camisa. En realidad ya no estaba tomando ningún medicamento y trabajaba normal. Le pedí un reporte con el diagnóstico y la cura prescrita.
En la última cita (no era necesario ir, pero quise ir por joder) llevé todo mi papeleo y le dije que ya no estaba tomando nada. Le presenté la hoja con la pauta de reducción e ya allí se asustó porque vio por donde iban los tiros ja ja luego empecé a sacarle las pulgas por el reporte porque tenía algunas imprecisiones.
Al final le dije que no había presentado la declaración para el seguro porque en realidad había trabajado. Ella me dijo: "Toma el dinero! Presenta los papeles!" Yo le dije que no me parecía muy honesto y allí se puso de piedra, la situación podía ponerse espesa si el seguro se daba cuenta del intento de estafa. Empezó a tratarme de usted y fingió interesarse por los síntomas, un par de veces me volvió a insistir de cobrar el seguro ja ja! Esa choricera cobra el equivalente a 300.000 colones la hora (mi consulta era de 20 minutos) y tiene acciones en una clínica.
Pues al final dejé botado ese tratamiento también y decidí no tomar más nada, a la doctora que me sigue ahora aquí en C.R. le dije que no tomaré ningún tratamiento. Al final me tentó la plata y cobré el seguro porque era tentador, unos 7000 $, bueno la mitad para ese choricero de mi jefe.
Aquí volví donde ese doctor que vende recetas (los médicos son todos unos pastilleros choriceros con el símbolo del $ pintado en los ojos) y le compré algunas recetas de alprazolam, en concreto Tafil 1 mg y Alprazolam MK 0.5 mg.
Tomo muy de vez en cuando (tipo una vez cada dos semanas) 0.5 mg para vaciar la mente y descansar si me cuesta mucho, y al no tener tolerancia con eso me va muy bien. Sé que al tomarlo seguido, cuando se deja da ansiedad de rebote y por eso no lo tomo continuado. Prefiero el alprazolam porque al ser de acción corta en la mañana ya no hace efecto y no me siento embotado, que es algo que detesto. Es también por esto que no tomo medicamentos, prefiero aguantarme los picos maníacos pero estar siempre alerta y lúcido y no en una nube.