¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde en la Asamblea Legislativa. Resulta que hubo un pequeño lío, una confusión tremenda, sobre si iban a meterle mano al aguinaldo. Ya saben, ese dinerito que nos dan al final del año para poder comprarle cositas a los niños o hacernos unas buenas vacaciones. Y parece que alguien en Hacienda soltó la lengua, ojalá que no le hayan pedido una vara en otro lado, porque esto se puso complicado.
La polémica empezó cuando el ministro de Hacienda, Luis Antonio Molina, estaba hablando con los diputados sobre cómo manejar el gasto tributario. Según él, en el futuro, habría que ver qué tan eficientes somos con las exoneraciones fiscales, es decir, todo ese dinero que el Estado deja de percibir porque algunas empresas o personas no pagan ciertos impuestos. Una vara bien complicada, vamos.
Pero en medio de esa conversación técnica, Molina dejó caer algo que causó revuelo: mencionó la posibilidad de revisar el gasto tributario, incluso tocando temas “sensibles” como el aguinaldo, el salario escolar y las zonas francas. Ahí fue cuando la alarma saltó entre los trabajadores, que empezaron a pensar: ¿nos van a quitar hasta lo poquito que ganamos al final del año?
Y claro, la cosa explotó en redes sociales. La gente empezó a gritar que iban a subir los impuestos, que el gobierno quería apurarlos más aún. Un despiche tremendo. Ante tal reacción, desde Hacienda tuvieron que salir corriendo a aclarar que no hay ninguna propuesta para ponerle IVA al aguinaldo ni a nada de eso. Dijeron que las declaraciones del ministro fueron sacadas de contexto, que solo estaba dando una opinión sobre una posible reforma fiscal futura. ¡Un relajo!
Molina, en declaraciones posteriores, insistió en que no hay intención alguna de gravar el aguinaldo. Pero también reconoció que el gasto tributario es un tema importante que necesita ser revisado. Dijo que, quizás, en la próxima gran reforma del país deberían enfocarce en eso. “Son fibras muy sensibles que mucha gente no va a querer tocar,” comentó, como si estuviera advirtiendo que podría haber batallas durísimas. Uno se pregunta, ¿por qué sacar la idea a colación si ya sabían que iba a armar bronca?
Lo cierto es que esta movida ha puesto a todos con los nervios de punta. Tanto trabajadores como empleadores están atentos a cualquier movimiento del gobierno en materia de impuestos. Y con razón, porque en este país, nunca se sabe cuándo van a cambiar las reglas del juego. A veces uno piensa que la política es un brete sin fin.
Esta situación también plantea preguntas interesantes sobre la transparencia y la comunicación del gobierno. ¿Por qué un ministro sale a hablar de temas tan delicados sin tener todas las bases cubiertas? ¿Por qué no anticiparse a las posibles reacciones negativas? Parece que a veces estos señores se olvidan de que sus palabras tienen un impacto enorme en la vida de los ciudadanos. Y eso, señores, no es ningún chunche.
Ahora, díganme ustedes, ¿creen que es justo que se revise el gasto tributario, aunque eso implique tocar temas como el aguinaldo? ¿O deberían dejarlo así, aunque signifique seguir perdiendo plata para el Estado? ¡Vamos a debatir, compas! Que se escuchen las voces de todos.
La polémica empezó cuando el ministro de Hacienda, Luis Antonio Molina, estaba hablando con los diputados sobre cómo manejar el gasto tributario. Según él, en el futuro, habría que ver qué tan eficientes somos con las exoneraciones fiscales, es decir, todo ese dinero que el Estado deja de percibir porque algunas empresas o personas no pagan ciertos impuestos. Una vara bien complicada, vamos.
Pero en medio de esa conversación técnica, Molina dejó caer algo que causó revuelo: mencionó la posibilidad de revisar el gasto tributario, incluso tocando temas “sensibles” como el aguinaldo, el salario escolar y las zonas francas. Ahí fue cuando la alarma saltó entre los trabajadores, que empezaron a pensar: ¿nos van a quitar hasta lo poquito que ganamos al final del año?
Y claro, la cosa explotó en redes sociales. La gente empezó a gritar que iban a subir los impuestos, que el gobierno quería apurarlos más aún. Un despiche tremendo. Ante tal reacción, desde Hacienda tuvieron que salir corriendo a aclarar que no hay ninguna propuesta para ponerle IVA al aguinaldo ni a nada de eso. Dijeron que las declaraciones del ministro fueron sacadas de contexto, que solo estaba dando una opinión sobre una posible reforma fiscal futura. ¡Un relajo!
Molina, en declaraciones posteriores, insistió en que no hay intención alguna de gravar el aguinaldo. Pero también reconoció que el gasto tributario es un tema importante que necesita ser revisado. Dijo que, quizás, en la próxima gran reforma del país deberían enfocarce en eso. “Son fibras muy sensibles que mucha gente no va a querer tocar,” comentó, como si estuviera advirtiendo que podría haber batallas durísimas. Uno se pregunta, ¿por qué sacar la idea a colación si ya sabían que iba a armar bronca?
Lo cierto es que esta movida ha puesto a todos con los nervios de punta. Tanto trabajadores como empleadores están atentos a cualquier movimiento del gobierno en materia de impuestos. Y con razón, porque en este país, nunca se sabe cuándo van a cambiar las reglas del juego. A veces uno piensa que la política es un brete sin fin.
Esta situación también plantea preguntas interesantes sobre la transparencia y la comunicación del gobierno. ¿Por qué un ministro sale a hablar de temas tan delicados sin tener todas las bases cubiertas? ¿Por qué no anticiparse a las posibles reacciones negativas? Parece que a veces estos señores se olvidan de que sus palabras tienen un impacto enorme en la vida de los ciudadanos. Y eso, señores, no es ningún chunche.
Ahora, díganme ustedes, ¿creen que es justo que se revise el gasto tributario, aunque eso implique tocar temas como el aguinaldo? ¿O deberían dejarlo así, aunque signifique seguir perdiendo plata para el Estado? ¡Vamos a debatir, compas! Que se escuchen las voces de todos.
