¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo con esto de la Sala IV y la Asamblea Legislativa, echándose la bolita como si fuera campeonato de fútbol. Parece que nadie quiere asumir la responsabilidad de lo que pasa con estas magistraturas suplentes, ¡y vaya bronca que nos estamos armando!
La jugada es clara: con el vencimiento de las 12 magistraturas suplentes el 16 de diciembre, la Sala Constitucional (que pa' algunos es la vara más alta del país) está pidiendo urgentemente que le apuren el paso a la Asamblea. Pero los diputados, esos siempre listos, dicen que están haciendo todo bien, siguiendo el debido proceso, como si fuera mística hindú. ¿Será que acaso se les olvidó lo importante?
La verdad, la cosa pinta fea. Si los magistrados suplentes se van sin reemplazo, la Sala IV podría tener problemas para funcionar correctamente, y ahí sí que nos metemos en un brete gordo. Imaginen los recursos legales paralizados, las decisiones suspendidas… ¡qué sal! Entonces, ¿quién va a pagar la cuenta de esta dilación?
Lo que me huele a changüeta es que la Comisión de Nombramientos, liderada por la diputada Alejandra Larios del PLN, está llevando las cosas con calma, diría yo. Han recorrido todo el papeleo: cartelito publicado, aprobación de la Corte Plena, reuniones interminables... ¡parece novela venezolana! Y todavía quedan entrevistas pendientes, así que ni se imaginen cómo va a terminar esto.
Y claro, no falta quien diga que esto es culpa de la Corte. Pilar Cisneros, jefa del oficialismo, soltó que la Sala debería haber mandado las ternas antes. Rocío Alfaro del Frente Amplio también apunta que la demora es responsabilidad de la Corte y ahora quieren culpar a la Asamblea. ¡Pero qué carga! Como si la Asamblea tuviera poderes mágicos para hacer desaparecer los trámites burocráticos.
A ver, muchachos, analicemos la cosa con frialdad. La Corte propone las ternas, la Comisión de Nombramientos entrevista a los candidatos, y luego votan. Todo esto lleva tiempo, ¿ok? Y si encima tenemos que lidiar con otras magistraturas suplentes, como las de la Sala Tercera, ¡pues el problema se agrava! Ese 'primero está el uno y luego el otro' suena como excusa barata, ¿verdad?
Entre tanto, Rodrigo Arias, el presidente del Congreso, pide que le den una respuesta rápida a la Sala IV, que le asignen prioridad al asunto. Dice que la Comisión de Nombramientos debe actuar con responsabilidad. ¡Ah, qué lindo suena eso de ‘actuar con responsabilidad’! Ojalá se traduzca en acciones concretas y no en palabrería vacía. Total, la Corte ya tiene sus ternas listas: nueve hombres y nueve mujeres a la espera de que la Comisión diga 'sí'. ¡Qué nivel!
En fin, la pelota está en el tejado de la Asamblea, pero también hay mucha mugre debajo de la alfombra. Con todo este circo mediático y acusaciones cruzadas, la ciudadanía queda varada, sin saber quién es el verdadero responsable de esta situación. Ahora dime tú, ¿creen que la Asamblea está realmente comprometida a solucionar este problema, o simplemente están buscando una salida fácil para evitar asumir la responsabilidad? ¿Deberían destituir a miembros de la Comisión de Nombramientos por la lentitud en estos temas?
La jugada es clara: con el vencimiento de las 12 magistraturas suplentes el 16 de diciembre, la Sala Constitucional (que pa' algunos es la vara más alta del país) está pidiendo urgentemente que le apuren el paso a la Asamblea. Pero los diputados, esos siempre listos, dicen que están haciendo todo bien, siguiendo el debido proceso, como si fuera mística hindú. ¿Será que acaso se les olvidó lo importante?
La verdad, la cosa pinta fea. Si los magistrados suplentes se van sin reemplazo, la Sala IV podría tener problemas para funcionar correctamente, y ahí sí que nos metemos en un brete gordo. Imaginen los recursos legales paralizados, las decisiones suspendidas… ¡qué sal! Entonces, ¿quién va a pagar la cuenta de esta dilación?
Lo que me huele a changüeta es que la Comisión de Nombramientos, liderada por la diputada Alejandra Larios del PLN, está llevando las cosas con calma, diría yo. Han recorrido todo el papeleo: cartelito publicado, aprobación de la Corte Plena, reuniones interminables... ¡parece novela venezolana! Y todavía quedan entrevistas pendientes, así que ni se imaginen cómo va a terminar esto.
Y claro, no falta quien diga que esto es culpa de la Corte. Pilar Cisneros, jefa del oficialismo, soltó que la Sala debería haber mandado las ternas antes. Rocío Alfaro del Frente Amplio también apunta que la demora es responsabilidad de la Corte y ahora quieren culpar a la Asamblea. ¡Pero qué carga! Como si la Asamblea tuviera poderes mágicos para hacer desaparecer los trámites burocráticos.
A ver, muchachos, analicemos la cosa con frialdad. La Corte propone las ternas, la Comisión de Nombramientos entrevista a los candidatos, y luego votan. Todo esto lleva tiempo, ¿ok? Y si encima tenemos que lidiar con otras magistraturas suplentes, como las de la Sala Tercera, ¡pues el problema se agrava! Ese 'primero está el uno y luego el otro' suena como excusa barata, ¿verdad?
Entre tanto, Rodrigo Arias, el presidente del Congreso, pide que le den una respuesta rápida a la Sala IV, que le asignen prioridad al asunto. Dice que la Comisión de Nombramientos debe actuar con responsabilidad. ¡Ah, qué lindo suena eso de ‘actuar con responsabilidad’! Ojalá se traduzca en acciones concretas y no en palabrería vacía. Total, la Corte ya tiene sus ternas listas: nueve hombres y nueve mujeres a la espera de que la Comisión diga 'sí'. ¡Qué nivel!
En fin, la pelota está en el tejado de la Asamblea, pero también hay mucha mugre debajo de la alfombra. Con todo este circo mediático y acusaciones cruzadas, la ciudadanía queda varada, sin saber quién es el verdadero responsable de esta situación. Ahora dime tú, ¿creen que la Asamblea está realmente comprometida a solucionar este problema, o simplemente están buscando una salida fácil para evitar asumir la responsabilidad? ¿Deberían destituir a miembros de la Comisión de Nombramientos por la lentitud en estos temas?