¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un bronco, pura bronca. Resulta que una avioneta se vino abajo la noche de ayer, cerquita del Parque Nacional Corcovado, en Carate, Puerto Jiménez. Pero no era cualquier avioneta, ¡mamita!, iba reventada de droga. Un clásico caso de ‘jalándose una torta’ a toda máquina.
Según nos cuentan los compañeros de seguridad, la alerta llegó pasadas las tres y media de la tarde. Al parecer, la nave andaba volando bajo, demasiado bajo diría yo, antes de picarle frente a la selva. Imagínense el susto de los monos y los perezosos ahí tranquilos… ¡y de repente, esto!
Mario Zamora, el ministro, soltó la bomba: «Habían 309 paquetes con cocaína». ¡Trescientos nueve!, chunches llenos de lo blanco. Un brete de mercancía ilegal que ahora está a disposición de las autoridades. Parece que la movieron entre la Fuerza Pública, la Policía de Control de Drogas y hasta mandaron a los muchachos de la Vigilancia Aérea. Menos mal que los agarraron, aunque el daño ya está hecho.
Lo que más me suena raro es que Aviación Civil dice que la avioneta no estaba registrada. ¿Cómo qué no estaba registrada? ¡Un despiche! Eso huele a cosas turbias, a negocios que se hacen a escondidas. Uno se queda pensando qué tan metidos están algunos en estos temas.
Y ni hablar del piloto. Según dicen, es colombiano y quedó prensado entre los paquetes, bien apurado. La Cruz Roja tuvo que abrirse camino a machetazos dentro de la reserva porque el terreno es una locura, ¡pura mata! Luis Rodríguez, el coordinador operativo, nos contó que caminaron como media hora para llegar hasta él y que tardaron casi dos horas en regresarlos. El pobre tipo está durísimo, agarradito, así que esperemos que se recupere. Que le den, necesita recuperarse pronto.
Ahora, claro, todos quieren saber quiénes estaban detrás de esta operación. ¿Quiénes mandan traer tanta droga a nuestro país? ¿Será que tenemos más corrupción de la que pensamos? Porque esto, diay, da mucho que pensar. Costa Rica siempre ha sido conocida como un lugar tranquilo, pero parece que también estamos atrayendo a los peces gordos del narcotráfico.
El panorama no es precisamente tuanis, vamos a ser honestos. Esta vaina nos pone a reflexionar sobre cómo la ubicación geográfica de Costa Rica la convierte en un punto estratégico para el tráfico de drogas. Estamos en medio de dos mundos, a veces nos toca aguantar las consecuencias. Además, demuestra que hay gente dispuesta a arriesgarlo todo por unas cuantas monedas, sin importarle el daño que le pueden hacer al país.
Con toda esta vaina, no puedo evitar preguntarme: ¿Estamos haciendo lo suficiente para combatir el narcotráfico en Costa Rica? ¿O somos solo espectadores mientras otros se enriquecen a costa de nuestra tranquilidad y reputación?
Según nos cuentan los compañeros de seguridad, la alerta llegó pasadas las tres y media de la tarde. Al parecer, la nave andaba volando bajo, demasiado bajo diría yo, antes de picarle frente a la selva. Imagínense el susto de los monos y los perezosos ahí tranquilos… ¡y de repente, esto!
Mario Zamora, el ministro, soltó la bomba: «Habían 309 paquetes con cocaína». ¡Trescientos nueve!, chunches llenos de lo blanco. Un brete de mercancía ilegal que ahora está a disposición de las autoridades. Parece que la movieron entre la Fuerza Pública, la Policía de Control de Drogas y hasta mandaron a los muchachos de la Vigilancia Aérea. Menos mal que los agarraron, aunque el daño ya está hecho.
Lo que más me suena raro es que Aviación Civil dice que la avioneta no estaba registrada. ¿Cómo qué no estaba registrada? ¡Un despiche! Eso huele a cosas turbias, a negocios que se hacen a escondidas. Uno se queda pensando qué tan metidos están algunos en estos temas.
Y ni hablar del piloto. Según dicen, es colombiano y quedó prensado entre los paquetes, bien apurado. La Cruz Roja tuvo que abrirse camino a machetazos dentro de la reserva porque el terreno es una locura, ¡pura mata! Luis Rodríguez, el coordinador operativo, nos contó que caminaron como media hora para llegar hasta él y que tardaron casi dos horas en regresarlos. El pobre tipo está durísimo, agarradito, así que esperemos que se recupere. Que le den, necesita recuperarse pronto.
Ahora, claro, todos quieren saber quiénes estaban detrás de esta operación. ¿Quiénes mandan traer tanta droga a nuestro país? ¿Será que tenemos más corrupción de la que pensamos? Porque esto, diay, da mucho que pensar. Costa Rica siempre ha sido conocida como un lugar tranquilo, pero parece que también estamos atrayendo a los peces gordos del narcotráfico.
El panorama no es precisamente tuanis, vamos a ser honestos. Esta vaina nos pone a reflexionar sobre cómo la ubicación geográfica de Costa Rica la convierte en un punto estratégico para el tráfico de drogas. Estamos en medio de dos mundos, a veces nos toca aguantar las consecuencias. Además, demuestra que hay gente dispuesta a arriesgarlo todo por unas cuantas monedas, sin importarle el daño que le pueden hacer al país.
Con toda esta vaina, no puedo evitar preguntarme: ¿Estamos haciendo lo suficiente para combatir el narcotráfico en Costa Rica? ¿O somos solo espectadores mientras otros se enriquecen a costa de nuestra tranquilidad y reputación?
