¡Aguante, pura vida! Aquí les va la jugada, compas. El Hospital Nacional de Niños (HNN) está encendiendo todas las alarmas porque estamos viendo un repunte preocupante de quemaduras en los ninoschos, especialmente ahora que nos acercamos a las fiestas y empezamos a meterle duro a la cocina. Ya ni qué hablar, parece que el descuido se ha convertido en el nuevo deporte nacional…y no precisamente uno divertido.
Según los datos que nos mandaron desde el HNN, ya han atendido a más de 145 infantes por quemaduras desde principios de año. ¡Imagínate si seguimos así! Con los preparativos para Navidad y Año Nuevo, el ritmo en las cocinas se pone frenético y los pequeños andan metiendo sus narices donde no deben, buscando algún chunche que llaman la atención. Es un brete querer mantenerlos alejados del horno, la estufa y otras cosas calientes, pero hay que ponerle empeño.
El doctor Juan Ramón Poveda Xatruch, que es el jefe del servicio de cirugía reconstructiva y el responsable de la UCINQ –la unidad especial para atender a los ninos que sufren quemaduras– nos explicó que el 80% de estos accidentes ocurren justo ahí, en la cocina. “El picoteo más alto de emergencias se da entre las 11 de la mañana y las cinco de la tarde”, nos contó. “Es cuando más movimiento hay preparando almuerzo y cena. Ahí es cuando toca estar más pilas que nunca”. ¡Uy, qué carga!
Y no piensen que es solo por jugar con el fuego; muchos se queman agarrando ollas calientes, probando comida, o simplemente estando cerca de superficies demasiado calientes. Los más pequeños, obvio, no tienen noción del peligro y son unos exploradores incansables. Por eso es crucial tener todos los elementos peligrosos fuera de su alcance, incluso si piensan que ‘ya están grandecitos’ para meterse problemas. No hay que confiarse, diay.
Desde el HNN nos recomiendan unas cositas básicas: si un nino se quema, lo primero es quitarle la ropa que esté pegada a la piel (con mucho cuidado, claro). Después, aplicar agua fría durante al menos 20 minutos –no hielo, que eso puede hacer daño– y cubrir el área con un paño limpio antes de ir corriendo al centro médico más cercano. Lo importante es actuar rápido y mantener la calma, aunque sea difícil verlo sufrir al pequeñito.
Para los casos más complejos, la Unidad Integral del Cuidado del Niño con Quemaduras (UCINQ) se pone manos a la obra. Allí hay un equipo completo de médicos, enfermeros, terapeutas físicos y psicólogos que brindan toda la atención necesaria para ayudar al niño a recuperarse física y emocionalmente. Porque una quemadura no solo deja cicatrices en la piel, sino también en el alma. Por eso, el apoyo psicológico es tan importante como el tratamiento médico.
Este asunto nos obliga a reflexionar sobre nuestra responsabilidad como padres y cuidadores. No basta con decir 'ten cuidado', hay que crear un entorno seguro para nuestros hijos. Cerrar bien las puertas del horno, guardar los utensilios calientes fuera de su alcance, enseñarles a respetar el fuego... pequeños gestos que pueden marcar la diferencia entre una Navidad llena de alegría y una tragedia que nadie quiere vivir. De verdad, ¡qué torta sería que alguien terminara pasándolo feo en estas fechas!
Ahora, hablando en serio, compas, ustedes qué opinan? ¿Creen que las campañas de concientización sobre prevención de quemaduras son suficientes o necesitamos tomar medidas más drásticas para proteger a los ninos? ¿Cuáles creen que son las principales barreras para evitar estos accidentes en los hogares costarricenses?
Según los datos que nos mandaron desde el HNN, ya han atendido a más de 145 infantes por quemaduras desde principios de año. ¡Imagínate si seguimos así! Con los preparativos para Navidad y Año Nuevo, el ritmo en las cocinas se pone frenético y los pequeños andan metiendo sus narices donde no deben, buscando algún chunche que llaman la atención. Es un brete querer mantenerlos alejados del horno, la estufa y otras cosas calientes, pero hay que ponerle empeño.
El doctor Juan Ramón Poveda Xatruch, que es el jefe del servicio de cirugía reconstructiva y el responsable de la UCINQ –la unidad especial para atender a los ninos que sufren quemaduras– nos explicó que el 80% de estos accidentes ocurren justo ahí, en la cocina. “El picoteo más alto de emergencias se da entre las 11 de la mañana y las cinco de la tarde”, nos contó. “Es cuando más movimiento hay preparando almuerzo y cena. Ahí es cuando toca estar más pilas que nunca”. ¡Uy, qué carga!
Y no piensen que es solo por jugar con el fuego; muchos se queman agarrando ollas calientes, probando comida, o simplemente estando cerca de superficies demasiado calientes. Los más pequeños, obvio, no tienen noción del peligro y son unos exploradores incansables. Por eso es crucial tener todos los elementos peligrosos fuera de su alcance, incluso si piensan que ‘ya están grandecitos’ para meterse problemas. No hay que confiarse, diay.
Desde el HNN nos recomiendan unas cositas básicas: si un nino se quema, lo primero es quitarle la ropa que esté pegada a la piel (con mucho cuidado, claro). Después, aplicar agua fría durante al menos 20 minutos –no hielo, que eso puede hacer daño– y cubrir el área con un paño limpio antes de ir corriendo al centro médico más cercano. Lo importante es actuar rápido y mantener la calma, aunque sea difícil verlo sufrir al pequeñito.
Para los casos más complejos, la Unidad Integral del Cuidado del Niño con Quemaduras (UCINQ) se pone manos a la obra. Allí hay un equipo completo de médicos, enfermeros, terapeutas físicos y psicólogos que brindan toda la atención necesaria para ayudar al niño a recuperarse física y emocionalmente. Porque una quemadura no solo deja cicatrices en la piel, sino también en el alma. Por eso, el apoyo psicológico es tan importante como el tratamiento médico.
Este asunto nos obliga a reflexionar sobre nuestra responsabilidad como padres y cuidadores. No basta con decir 'ten cuidado', hay que crear un entorno seguro para nuestros hijos. Cerrar bien las puertas del horno, guardar los utensilios calientes fuera de su alcance, enseñarles a respetar el fuego... pequeños gestos que pueden marcar la diferencia entre una Navidad llena de alegría y una tragedia que nadie quiere vivir. De verdad, ¡qué torta sería que alguien terminara pasándolo feo en estas fechas!
Ahora, hablando en serio, compas, ustedes qué opinan? ¿Creen que las campañas de concientización sobre prevención de quemaduras son suficientes o necesitamos tomar medidas más drásticas para proteger a los ninos? ¿Cuáles creen que son las principales barreras para evitar estos accidentes en los hogares costarricenses?
