Realmente, si nos ponemos a verlo, hay un futuro relativamente positivo para la selección.
Por un lado, tenemos a Brandon Aguilera, que dio el primer paso. No muy lejos están Jewison Bennette y Anthony Contreras que decidieron esperar a después del mundial para ver qué surge.
Está Juan Pablo Vargas que no es un chamaco, pero está todavía a una edad aceptable (28 años) para dar el salto y está siendo, según llego a leer, el mejor defensa de la liga colombiana.
Luego van los otros carajillos que jugaron contra Estados Unidos, a ver qué puede salir de allí. A ellos se les suman los prospectos que pasan desapercibidos en el ojo mediático pero que ahí van creciendo, como Elián Quesada que está entrenando con el primer equipo del Arsenal, o Ricardo Peña que fichó por el Betis B con la opción de pasar al primer equipo.
Al final, está la incógnita de Manfred Ugalde. Muy probablemente siga creciendo, pero mientras siga su postura con el tema de Luis Fernando Suárez, de poco le va a servir a la selección. Suárez está por renovar hasta Norteamérica 2026, así que o se retracta o se pierde, porque no se le ve intención alguna a Suárez de disculparse.
Nada de lo que digo se acerca al ambiente que había en los meses previos a Brasil 2014, cuando Oviedo y Campbell le anotaban al Manchester United o Keylor lo atajaba todo en el Levante. Hay que recordar que esto es más la base de lo que pueda pasar en 2026 porque para brillar en 2022 tanto la pandemia como Ronald y Matosas se cagaron en todo.