La búsqueda de Ligia Zulema Faerrón Jiménez, la señora desaparecida hace casi un mes en pleno San Carlos, sigue siendo un verdadero dolor de cabeza para las autoridades. Como nos comentaba el director del OIJ, Randall Zúñiga, la cosa no pinta fácil, y el terreno donde se está enfocando la operación es un verdadero brete.
Imagínate, sesenta y una hectáreas de pura finca en Javillos de Florencia. Esa área es enorme, un chunche descomunal donde buscar a alguien. Y encima, la finca le pertenece a parientes del principal sospechoso, González López, ese mae que resultó ser la última persona que vieron junto al carro de Ligia. Esto, claro, le agrega un poco de sal a la situación, porque siempre te preguntas qué tanta complicidad podría haber detrás.
Según Zúñiga, la magnitud de la propiedad es el principal obstáculo. No es como buscar en un parqueito, donde puedes recorrerlo relativamente rápido. Aquí, hay que andar revisando cada rincón, cada mata, cada recoveco. Además, la construcción central y esas amplias zonas verdes hacen que la labor sea aún más minuciosa, ¡una torta!, vamos.
Equipos del OIJ, el Ministerio Público, la unidad canina y hasta expertos en rastrear restos humanos y fluidos biológicos están trabajando duro. Se han movilizado recursos considerables, pero la tarea es titánica. Al parecer, apenas van raspando la superficie, así que la esperanza de encontrarla viva se va diluyendo con el paso de los días. Uno piensa en la familia, en el sufrimiento que deben estar pasando... qué pena.
Respecto al principal sospechoso, González López, todavía anda dando vueltas en el Ministerio Público, pasando por la toma de declaraciones. Ya veremos si le caen medidas cautelares, aunque con la evidencia que se ha ido recopilando, parece que la Fiscalía no se anda con rodeos. Las otras dos señoras detenidas, Linares Rodríguez y Monterrey Linares, ya rindieron sus testimonios, pero por ahora quedaron liberadas, bajo investigación. Se presume que podrían haber favorecido real a González López, ayudándolo a encubrir el asunto. Ahí sí, diay, qué maraña.
Lo interesante de este caso es cómo ha captado la atención de todo el país. Desde “mejora amiga” de Ligia, cuya detención generó mucho revuelo, hasta los constantes rumores y especulaciones en redes sociales. Todos estamos pendientes, preguntándonos qué pasó realmente con Ligia y quiénes son los responsables de su desaparición. Hay una mezcla de tristeza, indignación y preocupación que se siente en el ambiente, una carga que pesa sobre todos nosotros.
Y hablando de redes sociales, has visto la cantidad de teorías y acusaciones que circulan por ahí? Algunos dicen que Ligia tenía problemas con González López, otros hablan de pasiones prohibidas, e incluso hay quienes apuntan a motivos económicos. Es un caldo de cultivo perfecto para la especulación, y eso, además de generar confusión, puede entorpecer la investigación. Lo importante es mantener la calma y esperar a que el Ministerio Público haga su trabajo, con toda la transparencia que pueda.
La verdad, este caso es un recordatorio de lo frágil que puede ser la vida y de lo importante que es cuidar a nuestros seres queridos. Una desaparición como esta deja una cicatriz imborrable en la comunidad y plantea interrogantes incómodos sobre nuestra seguridad. Ahora bien, con tanta información circulando, ¿cree usted que las autoridades deberían intensificar la comunicación con la prensa y la población para mantener informados a todos sobre los avances de la investigación, o sería contraproducente?
Imagínate, sesenta y una hectáreas de pura finca en Javillos de Florencia. Esa área es enorme, un chunche descomunal donde buscar a alguien. Y encima, la finca le pertenece a parientes del principal sospechoso, González López, ese mae que resultó ser la última persona que vieron junto al carro de Ligia. Esto, claro, le agrega un poco de sal a la situación, porque siempre te preguntas qué tanta complicidad podría haber detrás.
Según Zúñiga, la magnitud de la propiedad es el principal obstáculo. No es como buscar en un parqueito, donde puedes recorrerlo relativamente rápido. Aquí, hay que andar revisando cada rincón, cada mata, cada recoveco. Además, la construcción central y esas amplias zonas verdes hacen que la labor sea aún más minuciosa, ¡una torta!, vamos.
Equipos del OIJ, el Ministerio Público, la unidad canina y hasta expertos en rastrear restos humanos y fluidos biológicos están trabajando duro. Se han movilizado recursos considerables, pero la tarea es titánica. Al parecer, apenas van raspando la superficie, así que la esperanza de encontrarla viva se va diluyendo con el paso de los días. Uno piensa en la familia, en el sufrimiento que deben estar pasando... qué pena.
Respecto al principal sospechoso, González López, todavía anda dando vueltas en el Ministerio Público, pasando por la toma de declaraciones. Ya veremos si le caen medidas cautelares, aunque con la evidencia que se ha ido recopilando, parece que la Fiscalía no se anda con rodeos. Las otras dos señoras detenidas, Linares Rodríguez y Monterrey Linares, ya rindieron sus testimonios, pero por ahora quedaron liberadas, bajo investigación. Se presume que podrían haber favorecido real a González López, ayudándolo a encubrir el asunto. Ahí sí, diay, qué maraña.
Lo interesante de este caso es cómo ha captado la atención de todo el país. Desde “mejora amiga” de Ligia, cuya detención generó mucho revuelo, hasta los constantes rumores y especulaciones en redes sociales. Todos estamos pendientes, preguntándonos qué pasó realmente con Ligia y quiénes son los responsables de su desaparición. Hay una mezcla de tristeza, indignación y preocupación que se siente en el ambiente, una carga que pesa sobre todos nosotros.
Y hablando de redes sociales, has visto la cantidad de teorías y acusaciones que circulan por ahí? Algunos dicen que Ligia tenía problemas con González López, otros hablan de pasiones prohibidas, e incluso hay quienes apuntan a motivos económicos. Es un caldo de cultivo perfecto para la especulación, y eso, además de generar confusión, puede entorpecer la investigación. Lo importante es mantener la calma y esperar a que el Ministerio Público haga su trabajo, con toda la transparencia que pueda.
La verdad, este caso es un recordatorio de lo frágil que puede ser la vida y de lo importante que es cuidar a nuestros seres queridos. Una desaparición como esta deja una cicatriz imborrable en la comunidad y plantea interrogantes incómodos sobre nuestra seguridad. Ahora bien, con tanta información circulando, ¿cree usted que las autoridades deberían intensificar la comunicación con la prensa y la población para mantener informados a todos sobre los avances de la investigación, o sería contraproducente?
