¡Ay, Dios mío! Esto sí que nos cayó como balde de agua fría, fijos. Costa Rica, símbolo de paz y democracia en Latinoamérica, ahora figura en el top 58 del mundo en términos de crimen organizado. ¿Se imaginan eso? Pasamos del puesto 72 al 58 en apenas un año, según el nuevo informe del Global Organized Crime Index (OCINDEX). ¡Qué despiche!
Vamos por partes, porque esto es más complejo que el brete de mi tío Pilo. El estudio, hecho por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, revela que nuestro puntaje subió a 5.90 en 2025, lo que indica un incremento preocupante en la actividad criminal. En el 2023 estábamos en la posición 72; ahora, casi ni nos salva el apellido. De ser el puesto 17 en Latinoamérica, saltamos a la posición 13… ¡No me digan que estamos llegando al ataque!
Pero espérense, que hay más. Según el informe, el problema no es solo el ascenso en el ranking, sino también la naturaleza del crimen que se está gestando. Tenemos mercados ilícitos cada vez más consolidados, con un puntaje de 5.60, y actores criminales con una sofisticación alarmante, con un score de 6.20. ¡Esto no pinta bien, raza!
El tráfico de cocaína sigue siendo el flagelo principal. Somos un punto estratégico de paso para la droga que viene de Colombia y se dirige a Estados Unidos y Europa. La ‘carga’ se mueve como si fuera churros, y organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Clan del Golfo están metidas hasta el cuello. Además, el consumo interno de cocaína ha ido en aumento, lo que alimenta aún más la violencia en nuestras calles. ¡Menuda vara!
Y eso no es todo, chunches. La ciberdelincuencia está explotando como espuma. Ataques de ransomware a instituciones gubernamentales son cosa de todos los días, y ahora tenemos estafas generadas por inteligencia artificial que suplantan a figuras públicas y causan pérdidas millonarias. ¡Hasta los políticos andan cuidándose de que no les hagan changüíos virtuales!
Otro frente de batalla es el cibercrimen financiero, con evasión fiscal, fraudes online y robo de identidad a la orden del día. Pero lo más inquietante, y esto da que pensar, son las denuncias sobre tráfico de personas, incluso con sospechas de anillos de tráfico de órganos que involucran a personal médico y operadores turísticos. ¡Imagínense el nivel de degeneración que estamos viviendo!
La banda de Diablo, la más poderosa que tenemos por estos lados, domina el tráfico de drogas, la extorsión y los asesinatos por encargo. Se pelean territorios con otras bandas como Los Picudos, Carryway y La Narco Familia. Y para colmo, tenemos la presencia de carteles internacionales como la ‘Ndrangheta italiana y el Tren de Aragua venezolano, que ven en Costa Rica un terreno fértil para sus negocios turbios. ¡Qué torta, mi gente! Parece que nos estamos convirtiendo en el patio trasero de alguien.
Por supuesto, no todo está perdido. Costa Rica aún se considera el país más resiliente de Centroamérica, con una solidez democrática y cooperación internacional envidiable. Pero la infiltración del crimen en las estructuras estatales y los procesos judiciales lentos amenazan con socavar toda esa fortaleza. Ante este panorama tan sombrío, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para combatir el crimen organizado en Costa Rica, o necesitamos medidas mucho más contundentes? ¡Danos tu opinión, mae!
Vamos por partes, porque esto es más complejo que el brete de mi tío Pilo. El estudio, hecho por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, revela que nuestro puntaje subió a 5.90 en 2025, lo que indica un incremento preocupante en la actividad criminal. En el 2023 estábamos en la posición 72; ahora, casi ni nos salva el apellido. De ser el puesto 17 en Latinoamérica, saltamos a la posición 13… ¡No me digan que estamos llegando al ataque!
Pero espérense, que hay más. Según el informe, el problema no es solo el ascenso en el ranking, sino también la naturaleza del crimen que se está gestando. Tenemos mercados ilícitos cada vez más consolidados, con un puntaje de 5.60, y actores criminales con una sofisticación alarmante, con un score de 6.20. ¡Esto no pinta bien, raza!
El tráfico de cocaína sigue siendo el flagelo principal. Somos un punto estratégico de paso para la droga que viene de Colombia y se dirige a Estados Unidos y Europa. La ‘carga’ se mueve como si fuera churros, y organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Clan del Golfo están metidas hasta el cuello. Además, el consumo interno de cocaína ha ido en aumento, lo que alimenta aún más la violencia en nuestras calles. ¡Menuda vara!
Y eso no es todo, chunches. La ciberdelincuencia está explotando como espuma. Ataques de ransomware a instituciones gubernamentales son cosa de todos los días, y ahora tenemos estafas generadas por inteligencia artificial que suplantan a figuras públicas y causan pérdidas millonarias. ¡Hasta los políticos andan cuidándose de que no les hagan changüíos virtuales!
Otro frente de batalla es el cibercrimen financiero, con evasión fiscal, fraudes online y robo de identidad a la orden del día. Pero lo más inquietante, y esto da que pensar, son las denuncias sobre tráfico de personas, incluso con sospechas de anillos de tráfico de órganos que involucran a personal médico y operadores turísticos. ¡Imagínense el nivel de degeneración que estamos viviendo!
La banda de Diablo, la más poderosa que tenemos por estos lados, domina el tráfico de drogas, la extorsión y los asesinatos por encargo. Se pelean territorios con otras bandas como Los Picudos, Carryway y La Narco Familia. Y para colmo, tenemos la presencia de carteles internacionales como la ‘Ndrangheta italiana y el Tren de Aragua venezolano, que ven en Costa Rica un terreno fértil para sus negocios turbios. ¡Qué torta, mi gente! Parece que nos estamos convirtiendo en el patio trasero de alguien.
Por supuesto, no todo está perdido. Costa Rica aún se considera el país más resiliente de Centroamérica, con una solidez democrática y cooperación internacional envidiable. Pero la infiltración del crimen en las estructuras estatales y los procesos judiciales lentos amenazan con socavar toda esa fortaleza. Ante este panorama tan sombrío, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para combatir el crimen organizado en Costa Rica, o necesitamos medidas mucho más contundentes? ¡Danos tu opinión, mae!
