¡Ay, mae! Quién diría que a los sesenta, la vida da giros inesperados, ¿verdad? Esta es la historia de Alicia Burnowicz, una señora pura bendición que, después de jubilarse, le dijo ‘adiós’ a la rutina y le dio 'cachete' a la aventura montada en una moto. ¡Imagínate eso!
Alicia, originaria de Bariloche, Argentina, llevaba años disfrutando de las montañas, haciendo senderismo y viviendo una vida tranquila. Pero una lesión en las rodillas le puso un alto ahí mismo. Pensaba que la caminata había terminado, pero resulta que era solo el comienzo de algo aún más increíble. Se quedó pensando: ‘Si no puedo subir cerros caminando, pues andaré rodando’, y así fue.
Al principio, una motito pequeña de 125cc bastó para empezar. Escapadas cortitas por el sur argentino, sintiendo el viento en la cara y liberándose del estrés diario. Poco a poco, esas escapadas crecieron, se volvieron viajes más largos y… ¡bam! Ahí descubrió una nueva forma de vivir, una filosofía de vida sobre dos ruedas. Nos demuestra que la edad es solo un número y que la motivación puede mover montañas –literalmente.
Pero el verdadero volazo fue en 2022, cuando se lanzó a conquistar la Carretera Austral chilena. ¡Uff, qué brete! Un recorrido épico, lleno de caminos de ripio, lluvia, paisajes impresionantes y desafíos constantes. Aprendió a arreglar su moto con la ayuda de videos en YouTube (¡sí, nuestras abuelas ahora son expertas!), a vivir con lo mínimo indispensable y a confiar en su instinto. ’Esa ruta me enseñó el desapego’, nos cuenta Alicia, ’a entender que uno no necesita mucho para ser feliz. Solo ganas de seguir adelante.’
Y ni hablar de Machu Picchu... ¡Qué carga! Después de vivir esa experiencia en Chile, en 2023 se propuso un reto todavía mayor: llegar en moto a la ciudadela inca. Cruzó tres países - Argentina, Chile y Perú – durante 107 días. Las carreteras peruanas, con sus curvas peligrosas y la altura, fueron lo más duro, pero también lo más gratificante. Dormía en campings improvisados, a veces sin señal de celular, enfrentando calor, frío y tormentas. ¡Pero las vistas eran de postal!
Y aquí viene lo bueno, mae: Durante su aventura, Alicia se unió a la comunidad ‘Motoayuda’, una hermandad de motociclistas que se apoyan mutuamente en toda Sudamérica. Cuenta que en Puerto Iguazú tuvo una falla mecánica y, gracias a un mensaje en redes sociales, ¡decenas de motociclistas acudieron en su rescate! ’En el mundo de las motos hay una hermandad que no se explica’, asegura. ’No importa de dónde vengas, cuántos años tengas o seas hombre o mujer. Si estás en la ruta, siempre habrá alguien dispuesto a echarte una mano’. ¡Eso es lo que quiero decir con ‘pura vida’!
Hoy, a sus 66 años y con más de 120 mil kilómetros recorridos, Alicia se ha convertido en inspiración para muchos, demostrando que los sueños no tienen fecha de vencimiento. ‘La edad no define nada,’ afirma con convicción. ’Los miedos te paralizan, pero la vida no espera. Si piensas en todo lo que puede salir mal, nunca vas a hacer nada.’ Su historia, que empezó como una limitación física, se transformó en una declaración de principios: vivir con propósito, sin temor y abrazando cada momento. Ya no hablamos de una jubilación convencional, sino de una reinvención personal llena de adrenalina, gasolina y libertad.
Así que dime, ¿qué te parece? ¿Te animarías tú a dejar atrás la comodidad y lanzarte a una aventura similar a la de Alicia? ¿Crees que la sociedad debería cambiar la percepción que tiene sobre la jubilación y promover estilos de vida más activos y aventureros para las personas mayores?
Alicia, originaria de Bariloche, Argentina, llevaba años disfrutando de las montañas, haciendo senderismo y viviendo una vida tranquila. Pero una lesión en las rodillas le puso un alto ahí mismo. Pensaba que la caminata había terminado, pero resulta que era solo el comienzo de algo aún más increíble. Se quedó pensando: ‘Si no puedo subir cerros caminando, pues andaré rodando’, y así fue.
Al principio, una motito pequeña de 125cc bastó para empezar. Escapadas cortitas por el sur argentino, sintiendo el viento en la cara y liberándose del estrés diario. Poco a poco, esas escapadas crecieron, se volvieron viajes más largos y… ¡bam! Ahí descubrió una nueva forma de vivir, una filosofía de vida sobre dos ruedas. Nos demuestra que la edad es solo un número y que la motivación puede mover montañas –literalmente.
Pero el verdadero volazo fue en 2022, cuando se lanzó a conquistar la Carretera Austral chilena. ¡Uff, qué brete! Un recorrido épico, lleno de caminos de ripio, lluvia, paisajes impresionantes y desafíos constantes. Aprendió a arreglar su moto con la ayuda de videos en YouTube (¡sí, nuestras abuelas ahora son expertas!), a vivir con lo mínimo indispensable y a confiar en su instinto. ’Esa ruta me enseñó el desapego’, nos cuenta Alicia, ’a entender que uno no necesita mucho para ser feliz. Solo ganas de seguir adelante.’
Y ni hablar de Machu Picchu... ¡Qué carga! Después de vivir esa experiencia en Chile, en 2023 se propuso un reto todavía mayor: llegar en moto a la ciudadela inca. Cruzó tres países - Argentina, Chile y Perú – durante 107 días. Las carreteras peruanas, con sus curvas peligrosas y la altura, fueron lo más duro, pero también lo más gratificante. Dormía en campings improvisados, a veces sin señal de celular, enfrentando calor, frío y tormentas. ¡Pero las vistas eran de postal!
Y aquí viene lo bueno, mae: Durante su aventura, Alicia se unió a la comunidad ‘Motoayuda’, una hermandad de motociclistas que se apoyan mutuamente en toda Sudamérica. Cuenta que en Puerto Iguazú tuvo una falla mecánica y, gracias a un mensaje en redes sociales, ¡decenas de motociclistas acudieron en su rescate! ’En el mundo de las motos hay una hermandad que no se explica’, asegura. ’No importa de dónde vengas, cuántos años tengas o seas hombre o mujer. Si estás en la ruta, siempre habrá alguien dispuesto a echarte una mano’. ¡Eso es lo que quiero decir con ‘pura vida’!
Hoy, a sus 66 años y con más de 120 mil kilómetros recorridos, Alicia se ha convertido en inspiración para muchos, demostrando que los sueños no tienen fecha de vencimiento. ‘La edad no define nada,’ afirma con convicción. ’Los miedos te paralizan, pero la vida no espera. Si piensas en todo lo que puede salir mal, nunca vas a hacer nada.’ Su historia, que empezó como una limitación física, se transformó en una declaración de principios: vivir con propósito, sin temor y abrazando cada momento. Ya no hablamos de una jubilación convencional, sino de una reinvención personal llena de adrenalina, gasolina y libertad.
Así que dime, ¿qué te parece? ¿Te animarías tú a dejar atrás la comodidad y lanzarte a una aventura similar a la de Alicia? ¿Crees que la sociedad debería cambiar la percepción que tiene sobre la jubilación y promover estilos de vida más activos y aventureros para las personas mayores?
