¡Ay, Dios mío! Este fin de semana se nos complicó feisamente en las carreteras. Una ráfaga de accidentes dejó una cifra escalofriante: una persona fallecida y doce más con lesiones bien graveras, luchando por salir adelante. La Cruz Roja anduvo hasta la saciedad atendiendo emergencia tras emergencia, y la cosa pinta fea para varias familias.
Lo que empezó siendo un sábado tranquilo, se convirtió en una pesadilla para muchos. Desde la tarde del sábado hasta las primeras horas de la mañana de ayer, los equipos de rescate recibieron llamadas desesperadas desde diferentes puntos del país. Se trata de una suma preocupante de accidentes, y ya todos estamos pensando qué estará pasando que la gente no puede conducir tranquilamente.
El primer golpe duro llegó en Montecillos de Alajuela, pasadas las dos de la mañana. Un señor, desafortunadamente, chocó contra un árbol y ahí se acabó la historia. Cuando los paramédicos llegaron, ya era demasiado tarde. Su vida se fue apagada, dejando un vacío inmenso para sus seres queridos. No hay mucho que decir, pura tragedia y pena ajena. Que le den a cualquiera que tenga que pasar por eso.
Pero la lista no terminaba ahí. Apenas unas horas antes, en San Miguel de Desamparados, un hombre de 65 años recibió un golpe tremendo de una motocicleta. Directo a la clínica, en condiciones críticas. En Pérez Zeledón, otro accidente similar dejó a un joven de 28 años con fracturas y golpes severos. De repente, parece que la imprudencia y la falta de cuidado se apoderaron de nuestros conductores.
La situación se intensificó en Pavón de Golfito, donde una pareja viajaba en moto cuando impactaron contra un vehículo. Ambos fueron trasladados urgentes al hospital local. Luego, en Valle La Estrella de Limón, la mala suerte siguió golpeando: tres personas involucradas en un choque entre dos carros, una con pronóstico reservado, otra peleándola por mantenerse consciente y un tercero en estado muy delicado. ¡Qué torta!
Y ni hablar de lo que pasó en Santa Bárbara de Heredia y Hatillo 2, San José. Más choques, más heridos, más ambulancias circulando a toda velocidad. Los hospitales se vieron saturados, y el personal médico trabajó sin descanso para atender a todas estas personas. En Guanacaste, dos motociclistas sufrieron fuertes caídas, añadiendo aún más dramatismo a esta jornada negra. ¡Salado, vaya!
Según datos oficiales de la Cruz Roja Costarricense, atendieron diez emergencias viales en menos de nueve horas. Una barbaridad. El balance final: doce personas con heridas muy serias, batallando por su salud, y una familia destrozada por la pérdida irreparable de un ser querido. Uno se queda pensando, ¿qué está pasando realmente en nuestras rutas?
Esta ola de accidentes nos obliga a reflexionar seriamente sobre nuestro comportamiento al volante. ¿Estamos siendo lo suficientemente responsables? ¿Respetamos las señales de tráfico y los límites de velocidad? ¿Nos distraemos con el celular mientras conducimos? Diay, señores, esto tiene que cambiar. Ahora, cuéntenme, ¿ustedes creen que las campañas de seguridad vial actuales están funcionando o necesitamos medidas más drásticas para evitar tragedias como esta?
Lo que empezó siendo un sábado tranquilo, se convirtió en una pesadilla para muchos. Desde la tarde del sábado hasta las primeras horas de la mañana de ayer, los equipos de rescate recibieron llamadas desesperadas desde diferentes puntos del país. Se trata de una suma preocupante de accidentes, y ya todos estamos pensando qué estará pasando que la gente no puede conducir tranquilamente.
El primer golpe duro llegó en Montecillos de Alajuela, pasadas las dos de la mañana. Un señor, desafortunadamente, chocó contra un árbol y ahí se acabó la historia. Cuando los paramédicos llegaron, ya era demasiado tarde. Su vida se fue apagada, dejando un vacío inmenso para sus seres queridos. No hay mucho que decir, pura tragedia y pena ajena. Que le den a cualquiera que tenga que pasar por eso.
Pero la lista no terminaba ahí. Apenas unas horas antes, en San Miguel de Desamparados, un hombre de 65 años recibió un golpe tremendo de una motocicleta. Directo a la clínica, en condiciones críticas. En Pérez Zeledón, otro accidente similar dejó a un joven de 28 años con fracturas y golpes severos. De repente, parece que la imprudencia y la falta de cuidado se apoderaron de nuestros conductores.
La situación se intensificó en Pavón de Golfito, donde una pareja viajaba en moto cuando impactaron contra un vehículo. Ambos fueron trasladados urgentes al hospital local. Luego, en Valle La Estrella de Limón, la mala suerte siguió golpeando: tres personas involucradas en un choque entre dos carros, una con pronóstico reservado, otra peleándola por mantenerse consciente y un tercero en estado muy delicado. ¡Qué torta!
Y ni hablar de lo que pasó en Santa Bárbara de Heredia y Hatillo 2, San José. Más choques, más heridos, más ambulancias circulando a toda velocidad. Los hospitales se vieron saturados, y el personal médico trabajó sin descanso para atender a todas estas personas. En Guanacaste, dos motociclistas sufrieron fuertes caídas, añadiendo aún más dramatismo a esta jornada negra. ¡Salado, vaya!
Según datos oficiales de la Cruz Roja Costarricense, atendieron diez emergencias viales en menos de nueve horas. Una barbaridad. El balance final: doce personas con heridas muy serias, batallando por su salud, y una familia destrozada por la pérdida irreparable de un ser querido. Uno se queda pensando, ¿qué está pasando realmente en nuestras rutas?
Esta ola de accidentes nos obliga a reflexionar seriamente sobre nuestro comportamiento al volante. ¿Estamos siendo lo suficientemente responsables? ¿Respetamos las señales de tráfico y los límites de velocidad? ¿Nos distraemos con el celular mientras conducimos? Diay, señores, esto tiene que cambiar. Ahora, cuéntenme, ¿ustedes creen que las campañas de seguridad vial actuales están funcionando o necesitamos medidas más drásticas para evitar tragedias como esta?