¡Ay, Dios mío! Pues vaya sorpresa nos cayó ayer, cambias. Mariano Guardia, el mae que estaba llevando las riendas de la campaña de Juan Carlos Hidalgo en el PUSC, decidió tirar la toalla. Sí, señor, se bajó del brete a escasos meses de las elecciones presidenciales de 2026. La noticia sacudió a varios ahí en el partido morado, porque, díganlo en voz baja, la cosa ya andaba apretadita.
Para refrescarles la memoria, Guardia llegó al puesto con la promesa de organizar la precampaña, renovar las estructuras del partido –cosas que parecían estar en coma inducido– y ponerle orden al zoquete en las asambleas cantonales y provinciales. Él mismo dijo que lograron esos objetivos, que la maquinaria estaba afinada. Pero parece que, con la llegada de la verdadera carrera electoral, la vara se le complicó demasiado. Entendámoslo, dirigir una campaña presidencial no es precisamente dar caminatas por el parque central.
Según sus propias declaraciones, la dedicación y el tiempo que requiere la siguiente fase del proceso electoral, a partir del 1 de octubre, simplemente excedían su disponibilidad actual. Vamos, que no le alcanzaba el tiempo, el mae tiene otros compromisos, o quizás, simplemente, vio que la cosa estaba muy cuesta arriba y prefirió evitarse un buen disgusto. No vamos a mentirnos, el PUSC no anda comiendo mermelada últimamente. Hidalgo necesita un empujón considerable si quiere siquiera soñar con llegar a Casa Amarilla.
Aunque se haya ido del timón de la campaña, Guardia aseguró que seguirá echando una mano en temas puntuales y estratégicos. Eso suena bien, porque el mae tiene experiencia, conoce los entresijos del partido y puede aportar ideas valiosas. Lo que preocupa es cómo afectará esto a la moral de los militantes y al apoyo financiero. Un cambio de mando en plena campaña siempre genera incertidumbre y puede hacer que algunos donantes cierren el grifo. Ya saben, el PUSC siempre ha tenido problemas con la plata, ¡qué sal!
Y ojo, porque esto coincide con un momento delicado para el partido. Las encuestas no les favorecen, la competencia interna es feroz y la imagen pública de Hidalgo no es precisamente la de un candidato imparable. Algunos analistas políticos señalan que este alejamiento podría interpretarse como una señal de falta de confianza en las posibilidades reales de Hidalgo. ¿Será que los caciques del partido ya ven venir la derrota?
En medio de todo este revuelo, queda claro que el PUSC enfrenta un desafío importante. Necesitan encontrar rápidamente un reemplazo para Guardia, alguien que pueda asumir el liderazgo de la campaña con energía y visión estratégica. También necesitan convencer a sus seguidores y a los votantes indecisos de que Hidalgo es la mejor opción para gobernar Costa Rica. ¡No es tarea fácil, mi pana! El panorama se presenta complicado, entre tanto tema que tenemos encima, incluyendo la crisis de seguridad y el costo de vida que nos está ahogando.
Hidalgo, por su parte, deberá aprovechar esta oportunidad para redefinir su estrategia y fortalecer su mensaje. Tal vez necesite buscar nuevos aliados, explorar temáticas que resuenen con la población y mostrar una mayor capacidad de liderazgo. El tiempo corre, y cada día cuenta en la contienda política. Recordemos también, que varios aspectos están en juego, como la reciente designación de Álvaro Ramos para defender la libertad de expresión y la propuesta de Ariel Robles de congelar los salarios de los funcionarios. Todo influye en este escenario político.
Bueno, cambias, ahora me pregunto: ¿Cree usted que la salida de Mariano Guardia marcará un punto de inflexión en la campaña del PUSC y perjudicará seriamente las chances de Juan Carlos Hidalgo? ¿O será un simple tropiezo menor en el camino hacia las elecciones de 2026? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
Para refrescarles la memoria, Guardia llegó al puesto con la promesa de organizar la precampaña, renovar las estructuras del partido –cosas que parecían estar en coma inducido– y ponerle orden al zoquete en las asambleas cantonales y provinciales. Él mismo dijo que lograron esos objetivos, que la maquinaria estaba afinada. Pero parece que, con la llegada de la verdadera carrera electoral, la vara se le complicó demasiado. Entendámoslo, dirigir una campaña presidencial no es precisamente dar caminatas por el parque central.
Según sus propias declaraciones, la dedicación y el tiempo que requiere la siguiente fase del proceso electoral, a partir del 1 de octubre, simplemente excedían su disponibilidad actual. Vamos, que no le alcanzaba el tiempo, el mae tiene otros compromisos, o quizás, simplemente, vio que la cosa estaba muy cuesta arriba y prefirió evitarse un buen disgusto. No vamos a mentirnos, el PUSC no anda comiendo mermelada últimamente. Hidalgo necesita un empujón considerable si quiere siquiera soñar con llegar a Casa Amarilla.
Aunque se haya ido del timón de la campaña, Guardia aseguró que seguirá echando una mano en temas puntuales y estratégicos. Eso suena bien, porque el mae tiene experiencia, conoce los entresijos del partido y puede aportar ideas valiosas. Lo que preocupa es cómo afectará esto a la moral de los militantes y al apoyo financiero. Un cambio de mando en plena campaña siempre genera incertidumbre y puede hacer que algunos donantes cierren el grifo. Ya saben, el PUSC siempre ha tenido problemas con la plata, ¡qué sal!
Y ojo, porque esto coincide con un momento delicado para el partido. Las encuestas no les favorecen, la competencia interna es feroz y la imagen pública de Hidalgo no es precisamente la de un candidato imparable. Algunos analistas políticos señalan que este alejamiento podría interpretarse como una señal de falta de confianza en las posibilidades reales de Hidalgo. ¿Será que los caciques del partido ya ven venir la derrota?
En medio de todo este revuelo, queda claro que el PUSC enfrenta un desafío importante. Necesitan encontrar rápidamente un reemplazo para Guardia, alguien que pueda asumir el liderazgo de la campaña con energía y visión estratégica. También necesitan convencer a sus seguidores y a los votantes indecisos de que Hidalgo es la mejor opción para gobernar Costa Rica. ¡No es tarea fácil, mi pana! El panorama se presenta complicado, entre tanto tema que tenemos encima, incluyendo la crisis de seguridad y el costo de vida que nos está ahogando.
Hidalgo, por su parte, deberá aprovechar esta oportunidad para redefinir su estrategia y fortalecer su mensaje. Tal vez necesite buscar nuevos aliados, explorar temáticas que resuenen con la población y mostrar una mayor capacidad de liderazgo. El tiempo corre, y cada día cuenta en la contienda política. Recordemos también, que varios aspectos están en juego, como la reciente designación de Álvaro Ramos para defender la libertad de expresión y la propuesta de Ariel Robles de congelar los salarios de los funcionarios. Todo influye en este escenario político.
Bueno, cambias, ahora me pregunto: ¿Cree usted que la salida de Mariano Guardia marcará un punto de inflexión en la campaña del PUSC y perjudicará seriamente las chances de Juan Carlos Hidalgo? ¿O será un simple tropiezo menor en el camino hacia las elecciones de 2026? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!