¡Ay, Dios mío! Parece que San José anda llorando a mares y eso le está pasando factura a nuestros agricultores. El INS (Instituto Nacional de Seguros) soltó la bomba ayer: las lluvias torrenciales de este año y del que va corrido ya les pegaron duro a los cultivos, especialmente a esos cafetaleros que sudan la gota gorda en el Valle Central y la Zona de los Santos. Más de cuatrocientos cuarenta millones de colones ya se fueron en indemnizaciones, ¡una cifra que da escalofríos!
Para ponerle pa’lante, en el 2024, el INS tuvo que sacar la billetera para 95 agricultores que vieron sus cosechas irse al garete por diversas razones, incluyendo café, papa, banano, frijol y maíz. Pero este año, ¡qué diay!, solo en seis meses, ya se pagaron más de doscientos treinta y siete millones colones a otros 45 productores, esta vez principalmente de café, arroz y banano. Se nota que el clima nos está jugando feo, ¿eh?
Lo que es peor aún, resulta que la mayoría de estos pagos, tanto el año pasado como ahora, se debieron a exceso de agua. En el 2024, un 53% de los pagos fueron por aguaceros, y este año, ya suman casi noventa millones, representando el 37%. Además, las inundaciones también están tomando fuerza, representando un 20% de los desembolsos. ¡Una combinación explosiva!
Karla Huezo, la encargada de los seguros generales del INS, nos recordó lo obvio: “La agricultura es el corazón de nuestra economía. Estos campesinos se espantan hasta la saciedad para sembrar, pero a veces no hay suerte porque pasa cosas que escapan a su control”. Y sí, mae, ella tiene razón. Por eso es vital tener un seguro que te respalde si las cosas se ponen feas.
Pero bueno, aquí viene lo interesante: ¿por qué estamos viendo esto tan seguido? No es solo que llueve más, sino que parece que las lluvias son más intensas y caen donde menos se esperan. El café, como siempre, es el cultivo más sufriente, y la humedad extrema junto con las inundaciones son los principales culpables de los estragos. Esto nos lleva a preguntarnos, ¿estamos realmente preparados para enfrentar los efectos del cambio climático en nuestras zonas rurales?
Afortunadamente, el INS no está de brazos cruzados. Ofrecen descuentos a los agricultores que implementan buenas prácticas agrícolas. Hablando es hablando, sistemas de riego para el café, sembrar a contorno, usar semillas resistentes, construir tapias en los arrozales e incluso plantar barreras contra el viento… Son medidas sencillas que pueden hacer una gran diferencia. ¡Un poquito de ingenio nunca sobra, chunches!
Y ojo que desde el 2022 el INS tiene una herramienta bastante bacana: una plataforma digital que usa imágenes satelitales, inteligencia artificial y toda esa tecnología moderna para vigilar los cultivos. Con esto, pueden ver cómo andan las cosas en tiempo real, detectar problemas rápidamente y mejorar la atención a los agricultores. Es como tener Google Maps para los campos, pero con datos super precisos. Dicen que analizan siete índices productivos y los datos climáticos. ¡Menos mal que vamos avanzando, diay!
En fin, la situación pinta complicada, pero tampoco hay que caer en la desesperación. Hay que seguir apoyando a nuestros agricultores, promoviendo prácticas sostenibles y buscando soluciones innovadoras para adaptarnos a este nuevo clima. Pero me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno está haciendo lo suficiente para ayudar a los agricultores a proteger sus cultivos ante estos fenómenos extremos? ¿Deberíamos invertir más en infraestructura para prevenir inundaciones y sequías en las zonas rurales?
Para ponerle pa’lante, en el 2024, el INS tuvo que sacar la billetera para 95 agricultores que vieron sus cosechas irse al garete por diversas razones, incluyendo café, papa, banano, frijol y maíz. Pero este año, ¡qué diay!, solo en seis meses, ya se pagaron más de doscientos treinta y siete millones colones a otros 45 productores, esta vez principalmente de café, arroz y banano. Se nota que el clima nos está jugando feo, ¿eh?
Lo que es peor aún, resulta que la mayoría de estos pagos, tanto el año pasado como ahora, se debieron a exceso de agua. En el 2024, un 53% de los pagos fueron por aguaceros, y este año, ya suman casi noventa millones, representando el 37%. Además, las inundaciones también están tomando fuerza, representando un 20% de los desembolsos. ¡Una combinación explosiva!
Karla Huezo, la encargada de los seguros generales del INS, nos recordó lo obvio: “La agricultura es el corazón de nuestra economía. Estos campesinos se espantan hasta la saciedad para sembrar, pero a veces no hay suerte porque pasa cosas que escapan a su control”. Y sí, mae, ella tiene razón. Por eso es vital tener un seguro que te respalde si las cosas se ponen feas.
Pero bueno, aquí viene lo interesante: ¿por qué estamos viendo esto tan seguido? No es solo que llueve más, sino que parece que las lluvias son más intensas y caen donde menos se esperan. El café, como siempre, es el cultivo más sufriente, y la humedad extrema junto con las inundaciones son los principales culpables de los estragos. Esto nos lleva a preguntarnos, ¿estamos realmente preparados para enfrentar los efectos del cambio climático en nuestras zonas rurales?
Afortunadamente, el INS no está de brazos cruzados. Ofrecen descuentos a los agricultores que implementan buenas prácticas agrícolas. Hablando es hablando, sistemas de riego para el café, sembrar a contorno, usar semillas resistentes, construir tapias en los arrozales e incluso plantar barreras contra el viento… Son medidas sencillas que pueden hacer una gran diferencia. ¡Un poquito de ingenio nunca sobra, chunches!
Y ojo que desde el 2022 el INS tiene una herramienta bastante bacana: una plataforma digital que usa imágenes satelitales, inteligencia artificial y toda esa tecnología moderna para vigilar los cultivos. Con esto, pueden ver cómo andan las cosas en tiempo real, detectar problemas rápidamente y mejorar la atención a los agricultores. Es como tener Google Maps para los campos, pero con datos super precisos. Dicen que analizan siete índices productivos y los datos climáticos. ¡Menos mal que vamos avanzando, diay!
En fin, la situación pinta complicada, pero tampoco hay que caer en la desesperación. Hay que seguir apoyando a nuestros agricultores, promoviendo prácticas sostenibles y buscando soluciones innovadoras para adaptarnos a este nuevo clima. Pero me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno está haciendo lo suficiente para ayudar a los agricultores a proteger sus cultivos ante estos fenómenos extremos? ¿Deberíamos invertir más en infraestructura para prevenir inundaciones y sequías en las zonas rurales?
