¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, ¿verdad, maes? Resulta que estamos viviendo en la joya de Centroamérica, pero también en la cartera más apretada. Según datos recientes, Costa Rica encabeza la lista de los países más caros de la región, y eso, pa’ algunos, duele más que un piquete de abeja.
Las malas noticias vienen directamente de Numbeo, ese sitio web que siempre anda midiendo qué tan difíciles estamos pa’ sobrevivir. Dicen que tenemos el segundo costo de vida más alto de toda Latinoamérica, solo superados por nuestros primos uruguayos. Pero ojo, porque ahí viene el golpe final: cuando sumamos los gastos de vivienda, ¡nos coronamos campeones! Sí, señores, lideramos el ranking con creces. Esto significa que entre alquilar o comprar, ya sea casa o apartamento, estamos invirtiendo buen dinero que podríamos estar usando en pura diversión.
Ricardo Monge, un economista que anda por ahí echándole ganas, nos comenta que “la vida aquí es bien cara si la comparamos con los precios de las cosas en otros lugares”. Su frase resume el sentir de muchos: preferimos ahorrar y escaparnos a tierras extranjeras, porque resulta más económico que pasar un fin de semana aquí mismo. ¡Imagínense!, unas vacaciones en Colombia te salen más baratas que un viaje por Guanacaste!
Y no es cuento, maes. Según Numbeo, para apenas vivir decentemente en Costa Rica, sin lujo ni ostentaciones, necesitamos unos $800 al mes, ¡casi ¢405 mil colones! En Uruguay, gastas un poquito más, unos $820. Pero fíjate tú, en Paraguay te alcanzan casi la mitad, unos $412. Es decir, doblegarte a trabajar más duro para apenas subsistir aquí parece inevitable.
Melissa Vega, quien trabaja en el Banco Central, nos explica que incluso países como Colombia, que ahora están súper de moda para los turistas, tienen un costo de vida un 39% más bajo que el nuestro. “Es que acá somos más caros que México, que Chile... es anecdótico ver cómo la gente va a Colombia y regresa diciendo ‘¡qué barato está todo allí!’ Ropa, zapatos, comida... todo sale regalado.” Y vaya que es verdad, he visto videos en Tik Tok, puro regaloneo.
Pero la cosa no termina ahí, bretes. Un estudio de Vega comparó los precios en Costa Rica con los de países de la OCDE, la organización de los países ricos. Y sorpresa, sorpresa, ¡somos más caros en seis categorías clave!: pan y cereales, bebidas alcohólicas, equipos de transporte (coches nuevos, básicamente), lácteos, bebidas no alcohólicas y pescados. Esto quiere decir que esos productos esenciales para nuestra alimentación diaria cuestan más que en países desarrollados. Un cafecito diario, al parecer, ya es un lujo.
Ahora, según estudios, el quintil más pobre de la población gasta el 65% de sus ingresos en alimentos, vivienda y transporte. ¡Más de dos tercios de su salario se van en lo básico! Mientras tanto, los que ganan más, se pueden permitir destinar solo el 47% a esas necesidades. La clase media, en cambio, se queda en un 55%. ¡Una diferencia abismal! La brecha económica, dicen, sigue creciendo. Y claro, esto afecta a todos, desde el vendedor ambulante hasta el gerente bancario.
Entonces, ¿qué hacemos, maes? ¿Nos resignamos a vivir con la mosca detrás de la oreja o buscamos soluciones? Algunos expertos sugieren fortalecer a Coprocom, la comisión encargada de promover la competencia. Otros hablan de revisar impuestos y tarifas. Lo cierto es que hay mucho que hacer para aliviar la carga económica que llevamos encima. ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para controlar el costo de vida en Costa Rica o deberíamos buscar alternativas radicalmente nuevas?
Las malas noticias vienen directamente de Numbeo, ese sitio web que siempre anda midiendo qué tan difíciles estamos pa’ sobrevivir. Dicen que tenemos el segundo costo de vida más alto de toda Latinoamérica, solo superados por nuestros primos uruguayos. Pero ojo, porque ahí viene el golpe final: cuando sumamos los gastos de vivienda, ¡nos coronamos campeones! Sí, señores, lideramos el ranking con creces. Esto significa que entre alquilar o comprar, ya sea casa o apartamento, estamos invirtiendo buen dinero que podríamos estar usando en pura diversión.
Ricardo Monge, un economista que anda por ahí echándole ganas, nos comenta que “la vida aquí es bien cara si la comparamos con los precios de las cosas en otros lugares”. Su frase resume el sentir de muchos: preferimos ahorrar y escaparnos a tierras extranjeras, porque resulta más económico que pasar un fin de semana aquí mismo. ¡Imagínense!, unas vacaciones en Colombia te salen más baratas que un viaje por Guanacaste!
Y no es cuento, maes. Según Numbeo, para apenas vivir decentemente en Costa Rica, sin lujo ni ostentaciones, necesitamos unos $800 al mes, ¡casi ¢405 mil colones! En Uruguay, gastas un poquito más, unos $820. Pero fíjate tú, en Paraguay te alcanzan casi la mitad, unos $412. Es decir, doblegarte a trabajar más duro para apenas subsistir aquí parece inevitable.
Melissa Vega, quien trabaja en el Banco Central, nos explica que incluso países como Colombia, que ahora están súper de moda para los turistas, tienen un costo de vida un 39% más bajo que el nuestro. “Es que acá somos más caros que México, que Chile... es anecdótico ver cómo la gente va a Colombia y regresa diciendo ‘¡qué barato está todo allí!’ Ropa, zapatos, comida... todo sale regalado.” Y vaya que es verdad, he visto videos en Tik Tok, puro regaloneo.
Pero la cosa no termina ahí, bretes. Un estudio de Vega comparó los precios en Costa Rica con los de países de la OCDE, la organización de los países ricos. Y sorpresa, sorpresa, ¡somos más caros en seis categorías clave!: pan y cereales, bebidas alcohólicas, equipos de transporte (coches nuevos, básicamente), lácteos, bebidas no alcohólicas y pescados. Esto quiere decir que esos productos esenciales para nuestra alimentación diaria cuestan más que en países desarrollados. Un cafecito diario, al parecer, ya es un lujo.
Ahora, según estudios, el quintil más pobre de la población gasta el 65% de sus ingresos en alimentos, vivienda y transporte. ¡Más de dos tercios de su salario se van en lo básico! Mientras tanto, los que ganan más, se pueden permitir destinar solo el 47% a esas necesidades. La clase media, en cambio, se queda en un 55%. ¡Una diferencia abismal! La brecha económica, dicen, sigue creciendo. Y claro, esto afecta a todos, desde el vendedor ambulante hasta el gerente bancario.
Entonces, ¿qué hacemos, maes? ¿Nos resignamos a vivir con la mosca detrás de la oreja o buscamos soluciones? Algunos expertos sugieren fortalecer a Coprocom, la comisión encargada de promover la competencia. Otros hablan de revisar impuestos y tarifas. Lo cierto es que hay mucho que hacer para aliviar la carga económica que llevamos encima. ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para controlar el costo de vida en Costa Rica o deberíamos buscar alternativas radicalmente nuevas?