¡Ay, Dios mío! Resulta que después de más de 40 días –¡una torta monumental!– de tener cerrados los servicios públicos en Estados Unidos, parece que finalmente encontraron una salida al lío presupuestario. Un respiro para los gringos, vamos, porque ahí sí que se estaban agarrando la cabeza con tanto funcionario sin recibir su brete y vuelos cancelados… tremendo chin.
La jugada fue así: en el Senado, los republicanos (que tienen la mayoría, para que se entiendan), lograron llegar a un acuerdo con unos demócratas más tibios, esos que siempre buscan el punto medio. Pero ojo, que esto generó rechiflas por izquierda y derecha. Dentro del mismo Partido Demócrata hubo quien gritaba '¡qué despiche!' porque dicen que cedieron demasiado fácil, y eso a los norteamericanos les cuesta trabajo aceptarlo sin protestar.
Desde el 1 de octubre, más de un millón de empleados federales andaban chambeando sin saber si iban a ver la plata, o peor, directamente sin ir a trabajar. Imagínense la bronca de esos pobres tipos tratando de ponerle orden a sus cuentas… Una verdadera carga, ¡y qué estrés!
Lo que impulsó a todos a buscar una solución fueron los problemas con los aeropuertos; miles de vuelos se vieron afectados, causando un verdadero pandemonio y sumando presión a los políticos para que apuren el trámite. Ya sabrán cómo son los viajeros, ¡siempre listos para reclamarle a diestra y siniestra!
El Senado prácticamente le dio luz verde al arreglo el lunes por la noche, pero todavía hay que llevarlo a la Cámara de Representantes, que está en manos de los republicanos. Se espera que lo voten este miércoles, aunque el martes tienen feriado por allá, así que tocará acelerar el proceso. Lo positivo es que el presidente Trump, que había estado bastante calladito al principio, salió a decir que el acuerdo es “muy bueno” y que van a “reabrir el país rapidito”. Vamos a ver si cumple la promesa, como siempre.
Ahora bien, la clave de este berrinche estaba en los subsidios a seguros médicos, conocidos como Obamacare. Los demócratas querían extenderlos para que muchísima gente no tuviera que empezar a pagar el doble por su seguro el año que viene – ¡imagínense el golpe que puede dar! –, mientras que los republicanos insistían en que primero tenían que resolver el tema del presupuesto general. Por fortuna, ahora parece que esos subsidios estarán salvaguardados, al menos temporalmente, por un par de meses.
Además de la salud, el acuerdo incluye financiamiento para programas de ayuda social, como el programa de alimentación para familias de bajos recursos (SNAP, por sus siglas en inglés). Eso es fundamental, porque ahí se beneficia una barbaridad de personas que dependen de esa ayuda para comprar comida. Total, que al final, parece que se rescataron algunas varas importantes, aunque aún queda mucho por mejorar y arreglar.
En fin, parece que la tormenta pasó, pero la calma podría ser breve. Este acuerdo es como un parche provisional, una solución a medias. ¿Serán capaces los políticos estadounidenses de llegar a acuerdos más duraderos antes de que vuelva a surgir la polémica, o volveremos a vivir otro shutdown en unos pocos meses? ¡Díganme qué piensan ustedes, compas! ¿Creen que este es el principio de una nueva era de colaboración bipartidista, o simplemente un respiro momentáneo?
La jugada fue así: en el Senado, los republicanos (que tienen la mayoría, para que se entiendan), lograron llegar a un acuerdo con unos demócratas más tibios, esos que siempre buscan el punto medio. Pero ojo, que esto generó rechiflas por izquierda y derecha. Dentro del mismo Partido Demócrata hubo quien gritaba '¡qué despiche!' porque dicen que cedieron demasiado fácil, y eso a los norteamericanos les cuesta trabajo aceptarlo sin protestar.
Desde el 1 de octubre, más de un millón de empleados federales andaban chambeando sin saber si iban a ver la plata, o peor, directamente sin ir a trabajar. Imagínense la bronca de esos pobres tipos tratando de ponerle orden a sus cuentas… Una verdadera carga, ¡y qué estrés!
Lo que impulsó a todos a buscar una solución fueron los problemas con los aeropuertos; miles de vuelos se vieron afectados, causando un verdadero pandemonio y sumando presión a los políticos para que apuren el trámite. Ya sabrán cómo son los viajeros, ¡siempre listos para reclamarle a diestra y siniestra!
El Senado prácticamente le dio luz verde al arreglo el lunes por la noche, pero todavía hay que llevarlo a la Cámara de Representantes, que está en manos de los republicanos. Se espera que lo voten este miércoles, aunque el martes tienen feriado por allá, así que tocará acelerar el proceso. Lo positivo es que el presidente Trump, que había estado bastante calladito al principio, salió a decir que el acuerdo es “muy bueno” y que van a “reabrir el país rapidito”. Vamos a ver si cumple la promesa, como siempre.
Ahora bien, la clave de este berrinche estaba en los subsidios a seguros médicos, conocidos como Obamacare. Los demócratas querían extenderlos para que muchísima gente no tuviera que empezar a pagar el doble por su seguro el año que viene – ¡imagínense el golpe que puede dar! –, mientras que los republicanos insistían en que primero tenían que resolver el tema del presupuesto general. Por fortuna, ahora parece que esos subsidios estarán salvaguardados, al menos temporalmente, por un par de meses.
Además de la salud, el acuerdo incluye financiamiento para programas de ayuda social, como el programa de alimentación para familias de bajos recursos (SNAP, por sus siglas en inglés). Eso es fundamental, porque ahí se beneficia una barbaridad de personas que dependen de esa ayuda para comprar comida. Total, que al final, parece que se rescataron algunas varas importantes, aunque aún queda mucho por mejorar y arreglar.
En fin, parece que la tormenta pasó, pero la calma podría ser breve. Este acuerdo es como un parche provisional, una solución a medias. ¿Serán capaces los políticos estadounidenses de llegar a acuerdos más duraderos antes de que vuelva a surgir la polémica, o volveremos a vivir otro shutdown en unos pocos meses? ¡Díganme qué piensan ustedes, compas! ¿Creen que este es el principio de una nueva era de colaboración bipartidista, o simplemente un respiro momentáneo?