¡Ay, Dios mío! Resulta que muchos emprendedores acá en Costa Rica andamos con la ilusión de montar nuestro negocio, pero luego nos topamos con más chinchorro del que pensábamos. Ideas hay de sobra, pero parece que pocos le ponen el ojo a los detalles que realmente importan para que esa vainera no se vaya al traste. ¿Quién no ha soñado con dejar el brete y dedicarse a lo propio?
Alejandro López, un mae que sabe lo que habla de estos temas, nos abrió los ojos en una entrevista con Diario Extra. Él, que anda metido de lleno en el mundo de las pymes y organiza la feria ExpoPymeCR, nos echó la lupa encima de lo que realmente necesitamos para tener un plan de negocios que funcione. No se trata de rellenar hojas bonitas, sino de tener una brújula clara.
Según López, lo primero es olvidarse de la idea de que un plan de negocios es un tratado. Tiene que ser práctico, una guía que te ayude a moverte con cabeza. Definir la idea, el propósito… para qué caramba existe ese emprendimiento. ¿Qué quieres lograr? Eso es vital, chunches, antes de meterle a cualquier cosa. Piensa bien, mae, ¿qué vacío vas a llenar en este gallito?
Después viene la reflexión crucial: ¿qué problema resuelves? No basta con querer vender cositas lindas; tienes que solucionar algo que la gente necesite. Y ojo, esto tiene que ser concreto, como cuando un doctor te pone un diagnóstico certero. Imagina qué pasa si no solucionas ese problema... la urgencia de tu ofrecimiento, la importancia que tiene en la vida de tus futuros clientes. Ahí es donde empiezas a ver si estás haciendo lo correcto, diay.
Y aquí va otro error gordísimo que ve López constantemente: tratar de venderle a todo el mundo. ¡Qué torta! Segmenta, hombre, define quién es tu cliente ideal: edad, intereses, dónde vive, cuánto gana… Saber a quién le hablas te permite apuntarle directo y evitar desperdiciar recursos en campañas que no llevan a ningún lado. ¡Enfócate, pues! Dale maña a la publicidad.
Luego, la propuesta de valor: qué hace que tu negocio sea especial. Por qué la gente debería comprarte a ti y no a la competencia. Después, el modelo de ingresos: ¿venderás directo, por suscripción, comisión…? ¿Cómo vas a cobrar? ¿Qué incluye el precio? Aquí, López recalca, muchos se quedan cortos. Subestiman lo importante que es esta vara y se van de flor en flor sin meterle cabeza. “La gente me dice ‘es a lo que yo compro, métele un 40%’… ¡y por eso mismo se pueden quedar fuera del mercado!”, avisa el experto.
Ahora, hablemos de los costos, porque ahí es donde la mayoría se come la lengua. No es solo sumar lo que te cuesta la materia prima; hay que considerar todos los gastos fijos –alquiler, luz, internet– y calcular los variables con detalle. Así puedes saber cuándo empiezas a ganar plata de verdad, cuál es tu punto de equilibrio. Analiza cada producto por separado, pues algunos te ayudan a mantener a flote otros que no venden tanto. Porque así, sin esa claridad, tomar decisiones es como andar a ciegas.
Pero ojo, que no todo es costo y producto. López también destaca dos errores comunes: los canales de venta y la operación básica. Muchos no saben por dónde vender, qué redes sociales les funcionan, si necesitan página web… y descuidan hasta lo más simple, como responder mensajes rápido o cerrar una venta de forma eficiente. Y así, se pierden oportunidades por falta de seguimiento. ¿Será que los emprendedores ticos estamos conformes con ir tirando? Con toda esta tecnología que tenemos al alcance, ¿cree usted que las Pymes costarricenses están preparadas para abrazar la Inteligencia Artificial y asegurar su futuro en el mercado global, o seguiremos arrastrando pies?
Alejandro López, un mae que sabe lo que habla de estos temas, nos abrió los ojos en una entrevista con Diario Extra. Él, que anda metido de lleno en el mundo de las pymes y organiza la feria ExpoPymeCR, nos echó la lupa encima de lo que realmente necesitamos para tener un plan de negocios que funcione. No se trata de rellenar hojas bonitas, sino de tener una brújula clara.
Según López, lo primero es olvidarse de la idea de que un plan de negocios es un tratado. Tiene que ser práctico, una guía que te ayude a moverte con cabeza. Definir la idea, el propósito… para qué caramba existe ese emprendimiento. ¿Qué quieres lograr? Eso es vital, chunches, antes de meterle a cualquier cosa. Piensa bien, mae, ¿qué vacío vas a llenar en este gallito?
Después viene la reflexión crucial: ¿qué problema resuelves? No basta con querer vender cositas lindas; tienes que solucionar algo que la gente necesite. Y ojo, esto tiene que ser concreto, como cuando un doctor te pone un diagnóstico certero. Imagina qué pasa si no solucionas ese problema... la urgencia de tu ofrecimiento, la importancia que tiene en la vida de tus futuros clientes. Ahí es donde empiezas a ver si estás haciendo lo correcto, diay.
Y aquí va otro error gordísimo que ve López constantemente: tratar de venderle a todo el mundo. ¡Qué torta! Segmenta, hombre, define quién es tu cliente ideal: edad, intereses, dónde vive, cuánto gana… Saber a quién le hablas te permite apuntarle directo y evitar desperdiciar recursos en campañas que no llevan a ningún lado. ¡Enfócate, pues! Dale maña a la publicidad.
Luego, la propuesta de valor: qué hace que tu negocio sea especial. Por qué la gente debería comprarte a ti y no a la competencia. Después, el modelo de ingresos: ¿venderás directo, por suscripción, comisión…? ¿Cómo vas a cobrar? ¿Qué incluye el precio? Aquí, López recalca, muchos se quedan cortos. Subestiman lo importante que es esta vara y se van de flor en flor sin meterle cabeza. “La gente me dice ‘es a lo que yo compro, métele un 40%’… ¡y por eso mismo se pueden quedar fuera del mercado!”, avisa el experto.
Ahora, hablemos de los costos, porque ahí es donde la mayoría se come la lengua. No es solo sumar lo que te cuesta la materia prima; hay que considerar todos los gastos fijos –alquiler, luz, internet– y calcular los variables con detalle. Así puedes saber cuándo empiezas a ganar plata de verdad, cuál es tu punto de equilibrio. Analiza cada producto por separado, pues algunos te ayudan a mantener a flote otros que no venden tanto. Porque así, sin esa claridad, tomar decisiones es como andar a ciegas.
Pero ojo, que no todo es costo y producto. López también destaca dos errores comunes: los canales de venta y la operación básica. Muchos no saben por dónde vender, qué redes sociales les funcionan, si necesitan página web… y descuidan hasta lo más simple, como responder mensajes rápido o cerrar una venta de forma eficiente. Y así, se pierden oportunidades por falta de seguimiento. ¿Será que los emprendedores ticos estamos conformes con ir tirando? Con toda esta tecnología que tenemos al alcance, ¿cree usted que las Pymes costarricenses están preparadas para abrazar la Inteligencia Artificial y asegurar su futuro en el mercado global, o seguiremos arrastrando pies?
