¡Ay, Dios mío! Esto sí que es bronca gorda. Resulta que la familia de un pescador colombiano, don Alejandro Carranza, anda buscando justicia a toda costa luego de que le tocó la china tremenda y lo mandaran pa’l otro lado en un ataque que, según dicen, fue ordenado directamente por unos paisanos. Ahora, andan sacudiendo la olla ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), acusando a Estados Unidos de mandar a matar a su pariente.
La vaina ocurrió allá por el 15 de septiembre pasado, cuando don Alejandro salió a faenar desde Santa Marta, pensando que iba a traer pescado pa' alimentar a su familia. Pero qué va, la pesca resultó ser mucho más amarga. Pasaron algunos días y bam, aparece la novedad: encontraron su lancha destrozada y a él ya no más. Su familia, claro, quedó hecha pedazos, buscando entender cómo pudo pasar algo así y exigiendo respuestas claras sobre quiénes son responsables de este atropello.
Según la denuncia que presentaron, y que ya le llegó a manos de la AFP, parece ser que el tipo que dio la orden directa fue nada más ni nada menos que Pete Hegseth, quien estaría ocupando un puesto importante en defensa de los Estados Unidos. ¡Imagínate la osadía! La acusación es clara: presuntamente ordenó bombardear embarcaciones que creían estar cargadas de drogas en el Caribe y el Pacífico, incluyendo la de don Alejandro. Y eso, señores, es pasarse de listo. Más de ochenta personas habrían perdido la vida en estas operaciones, según reportan.
Este asunto trae a colación todos esos rumores que corren sobre operativos encubiertos y persecuciones en aguas internacionales. Ya habíamos escuchado cosas raras, pero que se lleguen a presentar denuncias formales ante organismos internacionales como la CIDH, bueno, ahí sí que nos toca rasparnos la cabeza bien fuerte. Muchos se preguntan si esto es parte de una estrategia más amplia para combatir el narcotráfico, o simplemente una excusa para ejercer poderío militar en la región.
Ahora, hay que decirlo clarito: la versión de la familia es que don Alejandro era un pescador honesto, dedicado a mantener a su hogar y lejos de cualquier negocio ilícito. Dicen que nunca se dedicó a esas varas turbias y que la acusación de transportar drogas es pura mentira para justificar un acto brutal. “No eran traficantes, eran gente humilde que buscaba ganarse la vida”, enfatizan en la denuncia, mostrando fotos de don Alejandro rodeado de sus hijos y nietos, un hombre que aparenta ser tan inocente como el agua de un río.
Lo que más preocupa de todo este brete es la falta de transparencia por parte de las autoridades estadounidenses. Hasta ahora, no ha habido ninguna investigación seria ni ningún reconocimiento oficial de responsabilidades. Simplemente, silencio y evasivas. Y eso, en un país que se cree garante de los derechos humanos, es bastante lamentable. Parece que les da pereza hacer las cosas bien y prefieren tapar el sol con la mano.
Esta denuncia ante la CIDH podría ser el primer paso para lograr que se haga justicia y que se esclarezca lo sucedido. Pero también abre un debate importante sobre la legalidad y la ética de las acciones militares en aguas neutrales y sobre la necesidad de respetar la soberanía de otros países. Además, plantea preguntas incómodas sobre el papel de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y sobre si realmente están utilizando métodos proporcionales y respetuosos de los derechos humanos.
¿Será que finalmente veremos resultados en esta causa y la verdad salga a la luz? O seguirá siendo otra historia más de injusticia impune en medio de la vorágine política internacional. ¿Ustedes creen que la CIDH podrá obligar a Estados Unidos a investigar adecuadamente este caso y llegar a un veredicto justo? Dejen sus opiniones en el foro, ¡queremos saber qué piensan al respecto!
La vaina ocurrió allá por el 15 de septiembre pasado, cuando don Alejandro salió a faenar desde Santa Marta, pensando que iba a traer pescado pa' alimentar a su familia. Pero qué va, la pesca resultó ser mucho más amarga. Pasaron algunos días y bam, aparece la novedad: encontraron su lancha destrozada y a él ya no más. Su familia, claro, quedó hecha pedazos, buscando entender cómo pudo pasar algo así y exigiendo respuestas claras sobre quiénes son responsables de este atropello.
Según la denuncia que presentaron, y que ya le llegó a manos de la AFP, parece ser que el tipo que dio la orden directa fue nada más ni nada menos que Pete Hegseth, quien estaría ocupando un puesto importante en defensa de los Estados Unidos. ¡Imagínate la osadía! La acusación es clara: presuntamente ordenó bombardear embarcaciones que creían estar cargadas de drogas en el Caribe y el Pacífico, incluyendo la de don Alejandro. Y eso, señores, es pasarse de listo. Más de ochenta personas habrían perdido la vida en estas operaciones, según reportan.
Este asunto trae a colación todos esos rumores que corren sobre operativos encubiertos y persecuciones en aguas internacionales. Ya habíamos escuchado cosas raras, pero que se lleguen a presentar denuncias formales ante organismos internacionales como la CIDH, bueno, ahí sí que nos toca rasparnos la cabeza bien fuerte. Muchos se preguntan si esto es parte de una estrategia más amplia para combatir el narcotráfico, o simplemente una excusa para ejercer poderío militar en la región.
Ahora, hay que decirlo clarito: la versión de la familia es que don Alejandro era un pescador honesto, dedicado a mantener a su hogar y lejos de cualquier negocio ilícito. Dicen que nunca se dedicó a esas varas turbias y que la acusación de transportar drogas es pura mentira para justificar un acto brutal. “No eran traficantes, eran gente humilde que buscaba ganarse la vida”, enfatizan en la denuncia, mostrando fotos de don Alejandro rodeado de sus hijos y nietos, un hombre que aparenta ser tan inocente como el agua de un río.
Lo que más preocupa de todo este brete es la falta de transparencia por parte de las autoridades estadounidenses. Hasta ahora, no ha habido ninguna investigación seria ni ningún reconocimiento oficial de responsabilidades. Simplemente, silencio y evasivas. Y eso, en un país que se cree garante de los derechos humanos, es bastante lamentable. Parece que les da pereza hacer las cosas bien y prefieren tapar el sol con la mano.
Esta denuncia ante la CIDH podría ser el primer paso para lograr que se haga justicia y que se esclarezca lo sucedido. Pero también abre un debate importante sobre la legalidad y la ética de las acciones militares en aguas neutrales y sobre la necesidad de respetar la soberanía de otros países. Además, plantea preguntas incómodas sobre el papel de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y sobre si realmente están utilizando métodos proporcionales y respetuosos de los derechos humanos.
¿Será que finalmente veremos resultados en esta causa y la verdad salga a la luz? O seguirá siendo otra historia más de injusticia impune en medio de la vorágine política internacional. ¿Ustedes creen que la CIDH podrá obligar a Estados Unidos a investigar adecuadamente este caso y llegar a un veredicto justo? Dejen sus opiniones en el foro, ¡queremos saber qué piensan al respecto!
