¡Ay, Dios mío, qué torta! Una mañana tranquila en Sabana Oeste se convirtió en un verdadero brete cuando un trabajador de unos 30 años recibió una descarga eléctrica de proporciones épicas mientras laboraba en un edificio. Según reportes iniciales, el pobre sujeto terminó crítico en el Hospital San Juan de Dios, y toda la rocola está hablando del asunto.
La llamada llegó alrededor de las nueve de la mañana, alertando a los bomberos y a la Cruz Roja de una emergencia grave. Al llegar a la escena, encontraron al muchacho tirado en el techo, con quemaduras visibles y un panorama general bastante chungo. El ambiente estaba cargado, literal, porque todavía quedaban cables revoloteando por ahí. Aparentemente, se le fue encima un cable primario, y eso no es precisamente un paseo por Parque Metropolitano.
Desde el cuerpo de bomeros nos comentan que la complejidad de la maniobra de rescate fue considerable. No era cuestión de bajarlo así nomás, había que asegurarse de que el área estuviera completamente segura y evitar cualquier otro accidente. Utilizaron equipos especiales para aislar el suministro eléctrico y lograr acceder al paciente, quienes recibieron apoyo psicológico in situ debido al trauma vivenciado.
Las autoridades laborales ya están investigando qué pasó exactamente. Se rumorea que podría haber habido una falla en el protocolo de seguridad, o tal vez simplemente una distracción fatal. Algunos maes dicen que se jaló una torta importante al no medir bien las distancias con los cables de alta tensión. Otros señalan que quizás no hubo la debida supervisión en el lugar de trabajo, y eso, diay, es preocupante. Además, parece ser que estaban usando varillas metálicas cerca de los cables... ¡menuda falta de criterio!
El paciente, identificado extraoficialmente como Juan Carlos Víquez, se encuentra actualmente en cuidados intensivos en el HSJD. Los médicos están haciendo todo lo posible para estabilizarlo, pero sus chances no se ven muy alentadoras. Su familia, obviamente, está desconsolada y esperando milagros. Uno se pone en los zapatos de esos parientes y se da cuenta de lo duro que pega esta vida, chunche.
Este tipo de incidentes desgraciadamente no son nuevos en Costa Rica. Hemos visto casos similares en otras obras de construcción, y siempre termina siendo lo mismo: falta de capacitación, falta de supervisión, y una cultura de precariedad laboral que pone en riesgo la vida de los trabajadores. Necesitamos, urgente, que las empresas cumplan con todas las normas de seguridad y que los gobiernos hagan cumplir las leyes. No podemos seguir perdiendo vidas por negligencias evitables.
Muchos se preguntan si la Ley 9090, que regula las condiciones de trabajo en el sector de la construcción, está funcionando como debería. Algunos expertos aseguran que sí, pero otros argumentan que hay demasiados agujeros y lagunas que permiten a las empresas saltarse las reglas. Además, denuncian que existen intimidaciones para aquellos trabajadores que intentan reclamar sus derechos, generando un clima de miedo y silencio. Y eso, chunche, es inadmisible.
En fin, un caso lamentable que nos hace reflexionar sobre la importancia de la seguridad laboral y la necesidad de proteger a los trabajadores. ¿Deberíamos exigir sanciones más severas para las empresas que incumplan las normas de seguridad o enfocarnos en programas de concientización y capacitación? ¿Cuál creen ustedes sería la medida más efectiva para evitar tragedias como esta en el futuro?
La llamada llegó alrededor de las nueve de la mañana, alertando a los bomberos y a la Cruz Roja de una emergencia grave. Al llegar a la escena, encontraron al muchacho tirado en el techo, con quemaduras visibles y un panorama general bastante chungo. El ambiente estaba cargado, literal, porque todavía quedaban cables revoloteando por ahí. Aparentemente, se le fue encima un cable primario, y eso no es precisamente un paseo por Parque Metropolitano.
Desde el cuerpo de bomeros nos comentan que la complejidad de la maniobra de rescate fue considerable. No era cuestión de bajarlo así nomás, había que asegurarse de que el área estuviera completamente segura y evitar cualquier otro accidente. Utilizaron equipos especiales para aislar el suministro eléctrico y lograr acceder al paciente, quienes recibieron apoyo psicológico in situ debido al trauma vivenciado.
Las autoridades laborales ya están investigando qué pasó exactamente. Se rumorea que podría haber habido una falla en el protocolo de seguridad, o tal vez simplemente una distracción fatal. Algunos maes dicen que se jaló una torta importante al no medir bien las distancias con los cables de alta tensión. Otros señalan que quizás no hubo la debida supervisión en el lugar de trabajo, y eso, diay, es preocupante. Además, parece ser que estaban usando varillas metálicas cerca de los cables... ¡menuda falta de criterio!
El paciente, identificado extraoficialmente como Juan Carlos Víquez, se encuentra actualmente en cuidados intensivos en el HSJD. Los médicos están haciendo todo lo posible para estabilizarlo, pero sus chances no se ven muy alentadoras. Su familia, obviamente, está desconsolada y esperando milagros. Uno se pone en los zapatos de esos parientes y se da cuenta de lo duro que pega esta vida, chunche.
Este tipo de incidentes desgraciadamente no son nuevos en Costa Rica. Hemos visto casos similares en otras obras de construcción, y siempre termina siendo lo mismo: falta de capacitación, falta de supervisión, y una cultura de precariedad laboral que pone en riesgo la vida de los trabajadores. Necesitamos, urgente, que las empresas cumplan con todas las normas de seguridad y que los gobiernos hagan cumplir las leyes. No podemos seguir perdiendo vidas por negligencias evitables.
Muchos se preguntan si la Ley 9090, que regula las condiciones de trabajo en el sector de la construcción, está funcionando como debería. Algunos expertos aseguran que sí, pero otros argumentan que hay demasiados agujeros y lagunas que permiten a las empresas saltarse las reglas. Además, denuncian que existen intimidaciones para aquellos trabajadores que intentan reclamar sus derechos, generando un clima de miedo y silencio. Y eso, chunche, es inadmisible.
En fin, un caso lamentable que nos hace reflexionar sobre la importancia de la seguridad laboral y la necesidad de proteger a los trabajadores. ¿Deberíamos exigir sanciones más severas para las empresas que incumplan las normas de seguridad o enfocarnos en programas de concientización y capacitación? ¿Cuál creen ustedes sería la medida más efectiva para evitar tragedias como esta en el futuro?
