Bueno, chongos, ahí les va la nota caliente desde Qatar. Nuestra selección juvenil, la Sub-17, hizo su debut en el Mundial con sabor a poco: un empate 1-1 contra Emiratos Árabes Unidos. Más que empatazo, nos salvamos como pudimos, porque con diez jugadores durante casi todo el partido, no es fácil sacarle tablas a nadie, diay.
Para ponerles en contexto, la expectativa era alta. Randall Row venía laburando duro con estos muchachos, y se veía que tenían potencial para llegar lejos en el mundialito. El grupo C, donde caímos, no parecía el más complicado, así que la idea era arrancar con pie derecho y meterle presión al resto. Pero el fútbol, como dicen por acá, tiene morrocotudas… y esta vez nos tocó vivirla en carne propia.
Al minuto 30, pasó el susto tremendo. Isaac Badilla, que ha sido uno de nuestros baluartes en defensa, cometió un descuido en la salida, intentó cortar una bola y terminó agarrando a un rival de talonazo. El árbitro, sin pensarlo dos veces, le sacó la roja directa. ¡Qué despiche!, porque el chaval estaba jugando bien hasta ese momento. Ahí, se apagaron un poquito las luces, mae. Jugar con diez contra once en un mundial es brete que nadie quiere enfrentar.
Pero bueno, hats off para la resiliencia de nuestros jóvenes. Después de la expulsión, se organizaron defensivamente, aguantaron el embiste de los árabes y trataron de contragolpear cuando podían. Se vio orden, disciplina táctica y ganas de dar vuelta al panorama. No fue un partidazo vistoso, ni mucho menos, pero demostraron carácter y temple. Eso sí vale la pena destacar, porque jugar bajo presión es una de las cosas que te forjan como jugador.
Ya en la segunda mitad, Emiratos aprovechó su superioridad numérica para abrir el marcador al minuto 59. Meyed Adel, con un remate colocado, mandó la pelota al fondo de la red. Parecía que el partido se nos iba de las manos, pero justo cuando la bronca empezaba a crecer, apareció Nick Bennette. El muchacho, con una definición quirúrgica, clavó el empate apenas tres minutos después. ¡Qué chiva!, porque reavivó la esperanza y le dio aire al equipo.
Aquí viene otra vara interesante: este mundial está usando un nuevo sistema de videoarbitraje, llamado “challenge”. Cada equipo tiene dos oportunidades para pedir la revisión de una jugada polémica. Si tienes razón, conservas los desafíos; si no, pierdes uno. Los árbitros ya no toman decisiones automáticas como con el VAR tradicional, sino que dependen de las peticiones de los entrenadores. Vi unas cuantas solicitudes, pero ninguna cambió el rumbo del partido. Un sistema curioso, pero parece que funciona decentemente.
Ahora, el futuro inmediato pinta así: este jueves enfrentaremos a Senegal y el domingo cerramos la fase de grupos contra Croacia. Tenemos que sumar puntos en ambos partidos para mantener vivas nuestras aspiraciones de avanzar a la siguiente ronda. Los senegaleses vienen siendo un hueso duro de roer, así que hay que prepararse mentalmente para una batalla campal. Contra Croacia, sabremos si llegamos de primeros o segundos del grupo, dependiendo de los resultados obtenidos previamente.
En fin, el debut quedó atrás con sabor amargo, pero tampoco es para ponerse a llorar. Todavía queda camino por recorrer y tenemos la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que con el resultado obtenido, y considerando la dificultad de los próximos compromisos, podrá nuestra selección juvenil clasificar a la siguiente fase del mundial? Dejen sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan mis compas.
Para ponerles en contexto, la expectativa era alta. Randall Row venía laburando duro con estos muchachos, y se veía que tenían potencial para llegar lejos en el mundialito. El grupo C, donde caímos, no parecía el más complicado, así que la idea era arrancar con pie derecho y meterle presión al resto. Pero el fútbol, como dicen por acá, tiene morrocotudas… y esta vez nos tocó vivirla en carne propia.
Al minuto 30, pasó el susto tremendo. Isaac Badilla, que ha sido uno de nuestros baluartes en defensa, cometió un descuido en la salida, intentó cortar una bola y terminó agarrando a un rival de talonazo. El árbitro, sin pensarlo dos veces, le sacó la roja directa. ¡Qué despiche!, porque el chaval estaba jugando bien hasta ese momento. Ahí, se apagaron un poquito las luces, mae. Jugar con diez contra once en un mundial es brete que nadie quiere enfrentar.
Pero bueno, hats off para la resiliencia de nuestros jóvenes. Después de la expulsión, se organizaron defensivamente, aguantaron el embiste de los árabes y trataron de contragolpear cuando podían. Se vio orden, disciplina táctica y ganas de dar vuelta al panorama. No fue un partidazo vistoso, ni mucho menos, pero demostraron carácter y temple. Eso sí vale la pena destacar, porque jugar bajo presión es una de las cosas que te forjan como jugador.
Ya en la segunda mitad, Emiratos aprovechó su superioridad numérica para abrir el marcador al minuto 59. Meyed Adel, con un remate colocado, mandó la pelota al fondo de la red. Parecía que el partido se nos iba de las manos, pero justo cuando la bronca empezaba a crecer, apareció Nick Bennette. El muchacho, con una definición quirúrgica, clavó el empate apenas tres minutos después. ¡Qué chiva!, porque reavivó la esperanza y le dio aire al equipo.
Aquí viene otra vara interesante: este mundial está usando un nuevo sistema de videoarbitraje, llamado “challenge”. Cada equipo tiene dos oportunidades para pedir la revisión de una jugada polémica. Si tienes razón, conservas los desafíos; si no, pierdes uno. Los árbitros ya no toman decisiones automáticas como con el VAR tradicional, sino que dependen de las peticiones de los entrenadores. Vi unas cuantas solicitudes, pero ninguna cambió el rumbo del partido. Un sistema curioso, pero parece que funciona decentemente.
Ahora, el futuro inmediato pinta así: este jueves enfrentaremos a Senegal y el domingo cerramos la fase de grupos contra Croacia. Tenemos que sumar puntos en ambos partidos para mantener vivas nuestras aspiraciones de avanzar a la siguiente ronda. Los senegaleses vienen siendo un hueso duro de roer, así que hay que prepararse mentalmente para una batalla campal. Contra Croacia, sabremos si llegamos de primeros o segundos del grupo, dependiendo de los resultados obtenidos previamente.
En fin, el debut quedó atrás con sabor amargo, pero tampoco es para ponerse a llorar. Todavía queda camino por recorrer y tenemos la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que con el resultado obtenido, y considerando la dificultad de los próximos compromisos, podrá nuestra selección juvenil clasificar a la siguiente fase del mundial? Dejen sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan mis compas.
