¡Ay, Dios mío! Qué susto nos dimos todos con la noticia que llegó desde Quepos ayer en la tarde. Resulta que un señor anduvo perdido en las montañas de San Cristóbal, y la cosa se puso fea rapidito. Cruz Roja tuvo que poner manos a la obra para sacarlo de allí, porque el pobre mae estaba bien agarrado.
Según nos cuentan los compañeros de la coordinación operativa regional, este tipo había salido a hacer senderismo, dicen algunos que con unos amigos, pero parece que se separó del grupo y se perdió entre la vegetación densa. Imagínate la bronca, ahí arriba, a solas, sin señal de celular... ¡Qué torta!
Al principio, la búsqueda fue bastante complicada. Las condiciones del terreno son durísimas, lleno de piedras sueltas, ríos caudalosos y pura pendiente. Los equipos de rescate tuvieron que moverse con mucho cuidado para no echarse también una torta. En fin, después de horas de rastreo, finalmente dieron con él, varado en las orillas de un río, pero con un panorama bien complicado.
Lo primero que vieron los socorristas fue que el muchacho tenía varias fracturas en las piernas, un golpe tremendo, dirían nuestros abuelos. Dice la nota oficial de la Cruz Roja que se trataba de fracturas expuestas, lo cual significa que los huesos estaban afuera, ¡qué horror! Afortunadamente, llegaron rápido y pudieron darle primeros auxilios en el lugar para estabilizarlo.
Pero eso no era el final del brete, ni loco. El rescate en sí fue toda una operación especial. No podían bajarlo en ambulancia normal, así que tuvieron que recurrir a técnicas de rappel y asistencia especializada. Los bravos socorristas lo aseguraron con cuerdas y lo fueron descendiendo lentamente, paso a paso, con muchísimo cuidado de no causarle más daño.
Finalmente, después de un esfuerzo titánico, lograron trasladarlo a una zona segura donde pudo ser evaluado por paramédicos. ¡Qué alivio! Lo subieron a la ambulancia en condición crítica y lo llevaron directo al Hospital Max Terán, en San José, para que recibiera atención médica especializada. Esperamos que se recupere pronto, el mae se merece unas vacaciones tranquilas luego de esto.
Y hablando de temas relacionados, ¿ustedes qué opinan sobre la seguridad en nuestras zonas turísticas? Se necesita más inversión en protocolos de rescate y capacitación para guías y turistas, ¿no creen? Además, es importantísimo que la gente conozca sus límites y siempre le avise a alguien a dónde va y cuándo planea regresar. La montaña es bella, pero también puede ser peligrosa si no se toma precauciones.
Así que ya saben, compas. Disfruten de la naturaleza, pero con responsabilidad y precaución. Y ahora me pregunto: ¿Ustedes se han puesto a pensar cuál debería ser la respuesta legal para personas que se aventuran solos a lugares peligrosos sin informar a nadie? ¿Debería existir alguna normativa o pena para evitar estos accidentes y proteger a quienes intervienen en los rescates?
	
		
			
		
		
	
				
			Según nos cuentan los compañeros de la coordinación operativa regional, este tipo había salido a hacer senderismo, dicen algunos que con unos amigos, pero parece que se separó del grupo y se perdió entre la vegetación densa. Imagínate la bronca, ahí arriba, a solas, sin señal de celular... ¡Qué torta!
Al principio, la búsqueda fue bastante complicada. Las condiciones del terreno son durísimas, lleno de piedras sueltas, ríos caudalosos y pura pendiente. Los equipos de rescate tuvieron que moverse con mucho cuidado para no echarse también una torta. En fin, después de horas de rastreo, finalmente dieron con él, varado en las orillas de un río, pero con un panorama bien complicado.
Lo primero que vieron los socorristas fue que el muchacho tenía varias fracturas en las piernas, un golpe tremendo, dirían nuestros abuelos. Dice la nota oficial de la Cruz Roja que se trataba de fracturas expuestas, lo cual significa que los huesos estaban afuera, ¡qué horror! Afortunadamente, llegaron rápido y pudieron darle primeros auxilios en el lugar para estabilizarlo.
Pero eso no era el final del brete, ni loco. El rescate en sí fue toda una operación especial. No podían bajarlo en ambulancia normal, así que tuvieron que recurrir a técnicas de rappel y asistencia especializada. Los bravos socorristas lo aseguraron con cuerdas y lo fueron descendiendo lentamente, paso a paso, con muchísimo cuidado de no causarle más daño.
Finalmente, después de un esfuerzo titánico, lograron trasladarlo a una zona segura donde pudo ser evaluado por paramédicos. ¡Qué alivio! Lo subieron a la ambulancia en condición crítica y lo llevaron directo al Hospital Max Terán, en San José, para que recibiera atención médica especializada. Esperamos que se recupere pronto, el mae se merece unas vacaciones tranquilas luego de esto.
Y hablando de temas relacionados, ¿ustedes qué opinan sobre la seguridad en nuestras zonas turísticas? Se necesita más inversión en protocolos de rescate y capacitación para guías y turistas, ¿no creen? Además, es importantísimo que la gente conozca sus límites y siempre le avise a alguien a dónde va y cuándo planea regresar. La montaña es bella, pero también puede ser peligrosa si no se toma precauciones.
Así que ya saben, compas. Disfruten de la naturaleza, pero con responsabilidad y precaución. Y ahora me pregunto: ¿Ustedes se han puesto a pensar cuál debería ser la respuesta legal para personas que se aventuran solos a lugares peligrosos sin informar a nadie? ¿Debería existir alguna normativa o pena para evitar estos accidentes y proteger a quienes intervienen en los rescates?