¡Ay, Dios mío, qué situación! La Ruta 32 sigue siendo un dolor de cabeza para los vecinos de limón. Esta mañana, varios grupos se tomaron la carretera a la altura de La Trocha, echándole gallo porque el paso que les cerraron para la construcción del paso a desnivel parece que se le olvidó al gobierno. Vamos, que ahí tienen las vigas botadas desde hace meses, y la gente anda 'más que cargada' de tanto esperar.
Todo empezó con la promesa de mejorar la movilidad en la zona, pero parece que la cosa se fue al traste. Según cuentan los vecinos, la obra lleva meses estancada y no ven ni el pelo de los responsables. El cierre afecta directamente a comunidades como Bella Vista, obligándolos a hacer un rodeo de casi seis kilómetros hasta Toro Amarillo. Imagínate, ¡a esos abuelitos les cuesta un brete!
“Nos cerraron el único paso a Bella Vista”, nos comenta Doña María, residente del lugar, con la cara larga. “Esto solo complica la entrada de los vecinos. Ante una emergencia, hay que dar la vuelta hacia Toro Amarillo, que está a unos seis kilómetros. ¡Y eso sin contar el costito del transporte si tienes que moverte!”. Un verdadero ‘qué sal’ para la comunidad, que se siente abandonada por las autoridades.
Además del rodeo, los vecinos también denuncian la falta de seguridad en el área. Señalan que no terminaron el puente peatonal y que tampoco hay aceras adecuadas para caminar. “Es un peligro diario, especialmente para los niños que van al colegio”, añade Don Juan, otro afectado. “Uno camina por el borde de la carretera, esquivando carros… ¡una torta!”.
La manifestación, aunque pacífica, ha generado algunos inconvenientes en el tránsito. Los vecinos han estado realizando cierres intermitentes cada 10 minutos en el cruce de La Trocha, buscando llamar la atención de las autoridades competentes. Han puesto el grito en el cielo, diciendo que ya no aguantan más promesas vacías y que necesitan soluciones reales.
Representantes del Ministerio de Obras Públicas (MOPT) aún no se han pronunciado oficialmente sobre el tema, lo que ha encendido aún más los ánimos entre los manifestantes. Dicen que ya han intentado contactarlos, pero que no obtienen respuesta. Algunos murmuran que el proyecto podría estar atravesando problemas financieros o que simplemente se les fue el interés.
Mientras tanto, la incertidumbre persiste. Los vecinos aseguran que seguirán protestando hasta que reciban una respuesta concreta y vean avances significativos en la obra. No piensan ceder ni un palmo, pues saben que se trata de un derecho básico: poder movilizarse con seguridad y facilidad. La paciencia se les acaba, y prometen intensificar las medidas de presión si no reciben una respuesta favorable pronto. Se nota que este tema los tiene ‘a flor de piel’.
Con este panorama, no podemos evitar preguntarnos: ¿Hasta cuándo tendrán que sufrir los vecinos de limón por la inacción de las autoridades? ¿Será que realmente existe la voluntad política para solucionar este problema o seguiremos viendo cómo la Ruta 32 se convierte en un nudo carretero interminable? ¿Qué medidas crees que debería tomar el gobierno para resolver esta situación de forma efectiva y justa?
Todo empezó con la promesa de mejorar la movilidad en la zona, pero parece que la cosa se fue al traste. Según cuentan los vecinos, la obra lleva meses estancada y no ven ni el pelo de los responsables. El cierre afecta directamente a comunidades como Bella Vista, obligándolos a hacer un rodeo de casi seis kilómetros hasta Toro Amarillo. Imagínate, ¡a esos abuelitos les cuesta un brete!
“Nos cerraron el único paso a Bella Vista”, nos comenta Doña María, residente del lugar, con la cara larga. “Esto solo complica la entrada de los vecinos. Ante una emergencia, hay que dar la vuelta hacia Toro Amarillo, que está a unos seis kilómetros. ¡Y eso sin contar el costito del transporte si tienes que moverte!”. Un verdadero ‘qué sal’ para la comunidad, que se siente abandonada por las autoridades.
Además del rodeo, los vecinos también denuncian la falta de seguridad en el área. Señalan que no terminaron el puente peatonal y que tampoco hay aceras adecuadas para caminar. “Es un peligro diario, especialmente para los niños que van al colegio”, añade Don Juan, otro afectado. “Uno camina por el borde de la carretera, esquivando carros… ¡una torta!”.
La manifestación, aunque pacífica, ha generado algunos inconvenientes en el tránsito. Los vecinos han estado realizando cierres intermitentes cada 10 minutos en el cruce de La Trocha, buscando llamar la atención de las autoridades competentes. Han puesto el grito en el cielo, diciendo que ya no aguantan más promesas vacías y que necesitan soluciones reales.
Representantes del Ministerio de Obras Públicas (MOPT) aún no se han pronunciado oficialmente sobre el tema, lo que ha encendido aún más los ánimos entre los manifestantes. Dicen que ya han intentado contactarlos, pero que no obtienen respuesta. Algunos murmuran que el proyecto podría estar atravesando problemas financieros o que simplemente se les fue el interés.
Mientras tanto, la incertidumbre persiste. Los vecinos aseguran que seguirán protestando hasta que reciban una respuesta concreta y vean avances significativos en la obra. No piensan ceder ni un palmo, pues saben que se trata de un derecho básico: poder movilizarse con seguridad y facilidad. La paciencia se les acaba, y prometen intensificar las medidas de presión si no reciben una respuesta favorable pronto. Se nota que este tema los tiene ‘a flor de piel’.
Con este panorama, no podemos evitar preguntarnos: ¿Hasta cuándo tendrán que sufrir los vecinos de limón por la inacción de las autoridades? ¿Será que realmente existe la voluntad política para solucionar este problema o seguiremos viendo cómo la Ruta 32 se convierte en un nudo carretero interminable? ¿Qué medidas crees que debería tomar el gobierno para resolver esta situación de forma efectiva y justa?
