¡Ay, Dios mío! Aquí andamos, viendo cómo el clima nos da unos sustos de pelos. Las lluvias, los quakes, los vientos… ¡Todo parece querer llevándose nuestras casas! Pero ojo, que no todo está perdido, porque la Cámara de la Construcción le puso el turbo a un plan pa’ hacer nuestras edificaciones más fuertes que toro.
La verdad, ya nadie puede negar que esto del cambio climático no es cuento. Según el Programa Estado de la Nación (PEN), en el 2024 tuvimos '1.733 afectaciones a viviendas'. ¡Eso es más de mil familias pasando un mal rato! Y ni hablar de la bronca que nos pega en el bolsillo: reparaciones, reubicaciones... un verdadero despache, te digo yo.
Pero espere, que hay más: resulta que muchos cantones todavía no tienen un plan regulador decente, algunos llevan más de treinta años atrasados. ¡Treinta años! Imagínate, construyendo a lo loco, sin pensar qué va a pasar cuando llegue la próxima tormenta. Esto es como andar jugando a la ruleta rusa, ¿me entienden?
Y ahí entra el problema de la planificación territorial. Con casi el 50% de los cantones sin un plan actualizado, estamos dando vía libre para que se construyan casas donde no deberían estar. Brunca, por ejemplo, anda bien rezagada. ¡Necesitamos ponerle orden a esto urgentemente!
Alfredo Volio, el presidente de la Cámara de la Construcción, lo dijo claro: “Tenemos que desarrollar infraestructura y proyectos resilientes” . Ya no sirve de nada estar discutiendo quién es el culpable del cambio climático. Tenemos que actuar, y rápido. Que si no, el próximo año será peor que éste, y eso no queremos, ¿verdad?
Entonces, ¿qué propone la Cámara? Pues quieren construir casas que puedan aguantarle a la lluvia, usar materiales que sean fuertes y respetuosos con el medio ambiente, y diseñar sistemas de drenaje que funcionen como dioses. También hablan de integrar áreas verdes a los proyectos, para que la naturaleza ayude a proteger nuestras viviendas. Un brete de ideas, diay.
Lo bueno de todo esto es que se están tomando en serio el asunto. Ya no basta con levantar cuatro paredes y llamarles casa. Ahora hay que pensar en cómo proteger esas casas de todo lo que la naturaleza nos pueda lanzar encima. Y también en cómo cuidar nuestro planeta, porque al final, todos estamos en el mismo barco. No me digas, el futuro de nuestras casas depende de cómo tratemos la tierra.
En fin, esta iniciativa es un rayito de esperanza en medio de tanta incertidumbre. Pero dime, ¿crees que realmente estamos preparados para enfrentar los desafíos del cambio climático en materia de vivienda? ¿Deberíamos exigir más controles y regulaciones a los desarrolladores inmobiliarios, o confiamos en que la Cámara de la Construcción hará lo correcto? Déjanos tus comentarios abajo, ¡queremos saber qué piensas tú!
La verdad, ya nadie puede negar que esto del cambio climático no es cuento. Según el Programa Estado de la Nación (PEN), en el 2024 tuvimos '1.733 afectaciones a viviendas'. ¡Eso es más de mil familias pasando un mal rato! Y ni hablar de la bronca que nos pega en el bolsillo: reparaciones, reubicaciones... un verdadero despache, te digo yo.
Pero espere, que hay más: resulta que muchos cantones todavía no tienen un plan regulador decente, algunos llevan más de treinta años atrasados. ¡Treinta años! Imagínate, construyendo a lo loco, sin pensar qué va a pasar cuando llegue la próxima tormenta. Esto es como andar jugando a la ruleta rusa, ¿me entienden?
Y ahí entra el problema de la planificación territorial. Con casi el 50% de los cantones sin un plan actualizado, estamos dando vía libre para que se construyan casas donde no deberían estar. Brunca, por ejemplo, anda bien rezagada. ¡Necesitamos ponerle orden a esto urgentemente!
Alfredo Volio, el presidente de la Cámara de la Construcción, lo dijo claro: “Tenemos que desarrollar infraestructura y proyectos resilientes” . Ya no sirve de nada estar discutiendo quién es el culpable del cambio climático. Tenemos que actuar, y rápido. Que si no, el próximo año será peor que éste, y eso no queremos, ¿verdad?
Entonces, ¿qué propone la Cámara? Pues quieren construir casas que puedan aguantarle a la lluvia, usar materiales que sean fuertes y respetuosos con el medio ambiente, y diseñar sistemas de drenaje que funcionen como dioses. También hablan de integrar áreas verdes a los proyectos, para que la naturaleza ayude a proteger nuestras viviendas. Un brete de ideas, diay.
Lo bueno de todo esto es que se están tomando en serio el asunto. Ya no basta con levantar cuatro paredes y llamarles casa. Ahora hay que pensar en cómo proteger esas casas de todo lo que la naturaleza nos pueda lanzar encima. Y también en cómo cuidar nuestro planeta, porque al final, todos estamos en el mismo barco. No me digas, el futuro de nuestras casas depende de cómo tratemos la tierra.
En fin, esta iniciativa es un rayito de esperanza en medio de tanta incertidumbre. Pero dime, ¿crees que realmente estamos preparados para enfrentar los desafíos del cambio climático en materia de vivienda? ¿Deberíamos exigir más controles y regulaciones a los desarrolladores inmobiliarios, o confiamos en que la Cámara de la Construcción hará lo correcto? Déjanos tus comentarios abajo, ¡queremos saber qué piensas tú!
