¡Ay, Dios mío! Se armó un brete tremendo en el Colegio de Abogados, y no precisamente uno bueno. Una auditoría interna acaba de soltar la bomba: parece que la Junta Directiva se jaló una torta al cambiar la nota de aprobación del examen de admisión, pasando de 80 a 70 sin seguir el protocolo adecuado. ¡Imagínate la bronca!
Para refrescarles la memoria a los más jóvenes (y a algunos veteranos), la movida comenzó a principios de año cuando se disolvió el comité encargado del examen. Los que salieron despedidos dijeron que les cayó como balde de agua fría, y vaya si fue. Luego, entró otro comité con ideas diferentes y, de repente, la Junta Directiva aprovecha para cambiar la nota. Todo esto, según la auditoría, sin consultar con la gente que realmente entiende del asunto.
Según el informe, firmado por el auditor José Guillermo Silesky, desde antes ya estaban avisándole que eso no estaba bien. La Asesoría Jurídica y el Comité de Excelencia le habían dicho a la Junta Directiva varias veces que cualquier cambio en la nota debía hacerse en una asamblea general de abogados, no a dedo. Parecía que nadie les prestaba caso, ¿eh?
El documento de la Auditoría no se anda con rodeos: dice textualmente que la decisión de bajar la nota “no está debidamente fundamentada, pues pareciera que se basa en un criterio donde aparentemente existió una mala interpretación”. ¡Aguántense! Siguen diciendo que no hay ninguna base legal para que un órgano de gobierno cambie la nota del examen, especialmente si lo hacen retroactivo a diez años. ¡Eso sí que es salado!
Y ojo porque la cosa puede ir peor. La auditoría sugiere que el ajuste podría no ser válido. Imagínate el revuelo si tienen que deshacer todo lo hecho y volver a la nota de 80. ¡Sería qué carga! Este lío podría afectar a todos esos nuevos abogados que obtuvieron su licencia gracias al cambio de nota.
Para ponerlo en perspectiva, antes del cambio, apenas unos pocos lograban pasar el examen – en algunas convocatorias menos del 10%. Con la nota baja, casi la mitad de los aspirantes lograron su licencia. Un giro radical, como dicen ellos. Pero claro, ¿a qué costo?
Lo curioso es que el nuevo comité de exámenes parecía haber cambiado de opinión respecto a lo recomendado anteriormente por el Comité de Excelencia Académica. Antes, estos recomendaban que cualquier cambio en la nota se discutiera en una asamblea general, pero luego aceptaron que la Junta Directiva tenía la potestad de decidir. ¡Un cambio de criterio así da mucho que pensar, chunches!
Ahora bien, dejando de lado toda la polémica y el embrollo legal, me pregunto: ¿creen ustedes que bajar la nota del examen de admisión es justo para la calidad de la abogacía en Costa Rica, o simplemente fue una medida desesperada para aumentar el número de profesionales? Compartan sus opiniones y veamos qué sale de este gran brete. ¿Debería el Colegio de Abogados reconsiderar la situación?
Para refrescarles la memoria a los más jóvenes (y a algunos veteranos), la movida comenzó a principios de año cuando se disolvió el comité encargado del examen. Los que salieron despedidos dijeron que les cayó como balde de agua fría, y vaya si fue. Luego, entró otro comité con ideas diferentes y, de repente, la Junta Directiva aprovecha para cambiar la nota. Todo esto, según la auditoría, sin consultar con la gente que realmente entiende del asunto.
Según el informe, firmado por el auditor José Guillermo Silesky, desde antes ya estaban avisándole que eso no estaba bien. La Asesoría Jurídica y el Comité de Excelencia le habían dicho a la Junta Directiva varias veces que cualquier cambio en la nota debía hacerse en una asamblea general de abogados, no a dedo. Parecía que nadie les prestaba caso, ¿eh?
El documento de la Auditoría no se anda con rodeos: dice textualmente que la decisión de bajar la nota “no está debidamente fundamentada, pues pareciera que se basa en un criterio donde aparentemente existió una mala interpretación”. ¡Aguántense! Siguen diciendo que no hay ninguna base legal para que un órgano de gobierno cambie la nota del examen, especialmente si lo hacen retroactivo a diez años. ¡Eso sí que es salado!
Y ojo porque la cosa puede ir peor. La auditoría sugiere que el ajuste podría no ser válido. Imagínate el revuelo si tienen que deshacer todo lo hecho y volver a la nota de 80. ¡Sería qué carga! Este lío podría afectar a todos esos nuevos abogados que obtuvieron su licencia gracias al cambio de nota.
Para ponerlo en perspectiva, antes del cambio, apenas unos pocos lograban pasar el examen – en algunas convocatorias menos del 10%. Con la nota baja, casi la mitad de los aspirantes lograron su licencia. Un giro radical, como dicen ellos. Pero claro, ¿a qué costo?
Lo curioso es que el nuevo comité de exámenes parecía haber cambiado de opinión respecto a lo recomendado anteriormente por el Comité de Excelencia Académica. Antes, estos recomendaban que cualquier cambio en la nota se discutiera en una asamblea general, pero luego aceptaron que la Junta Directiva tenía la potestad de decidir. ¡Un cambio de criterio así da mucho que pensar, chunches!
Ahora bien, dejando de lado toda la polémica y el embrollo legal, me pregunto: ¿creen ustedes que bajar la nota del examen de admisión es justo para la calidad de la abogacía en Costa Rica, o simplemente fue una medida desesperada para aumentar el número de profesionales? Compartan sus opiniones y veamos qué sale de este gran brete. ¿Debería el Colegio de Abogados reconsiderar la situación?
