La precampaña presidencial ya está candela, fiaco. Resulta que el secretario general del PLN, Miguel Guillén, soltó unas frases que pusieron a zapato a Rodrigo Chaves y a toda su planilla. No es que le tengan envidia por andar tomándose selfies con Nayib Bukele en El Salvador, ¡para nada!, sino porque ven en este acercamiento una peligrosa inclinación hacia modelos autoritarios que acá, en Costa Rica, no nos van ni un poquito.
Guillén fue claro, directo, sin rodeos: lo que él ve no es una muestra de fraternidad centroamericana, sino una señal de alarma. Dice que el presidente Chaves se está abrazando al miedo a la libertad, tal cual lo hizo Bukele. Y eso, mis queridos lectores, es decir mucho. Porque si empezamos a temer a la libertad, ahí sí que nos vamos al traste como país, ¿me entienden?
El tipo lanzó una bomba al acusar a Laura Fernández, aspirante a suceder a Chaves en la Presidencia, de estar implementando un “clima oscuro” en el país. Según Guillén, la administración actual está intentando callar a la prensa y a la oposición, recortando la inversión social y hasta convirtiendo la política en una especie de juego de amenazas. ¡Qué barbaridad!
Pero no se crean que solo habló de eso. También criticó la obsesión del gobierno con la mano dura, argumentando que buscan concentrar el poder sin contrapesos ni límites. "Cuando un gobernante se abraza al autoritarismo, lo que realmente abraza es el miedo a la libertad", sentenció, citando a algún filósofo que seguramente leyó en la noche. Nosotros preferimos los tacos libres, pero bueno, cada quien sus gustos.
Desde el PLN aseguran que el chavismo –así lo llaman ahora– está jugando sucio, atacando la educación pública y sembrando la discordia. Dicen que lo único que quieren es mantenerse en el poder a como dé lugar, aunque eso implique sacrificar los valores democráticos que siempre han sido nuestra carta de presentación. Y vaya que los hemos defendido con uñas y dientes a lo largo de la historia.
Por supuesto, la respuesta desde el partido oficialista no se hizo esperar. Sus defensores juran que Guillén está exagerando, que simplemente buscan soluciones efectivas a los problemas del país, y que cualquier parecido con el autoritarismo es pura casualidad. Afirman que el PLN vive desconectado de la realidad y que solo busca desprestigiar al gobierno para impulsar sus propias ambiciones políticas. Pura vara, dicen algunos.
Guillén, con su estilo desenfadado pero certero, apeló a la conciencia del votante tico. Les recordó que somos capaces de distinguir entre firmeza democrática y violencia disfrazada de orden. Que tenemos la reserva moral necesaria para tomar decisiones informadas y defender nuestros derechos. “Nuestro pueblo vencerá al chavismo con votos, con decencia y con la fuerza tranquila de la democracia”, declaró con convicción, dejando claro que el PLN está listo para dar la pelea en las próximas elecciones.
En fin, la cosa está que arde. Este choque de trenes entre el PLN y el oficialismo promete sacudir la escena política nacional durante meses. Pero la pregunta que queda flotando en el aire es ésta: ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestras libertades en aras de la seguridad, o vamos a seguir defendiendo nuestro ADN democrático, aunque eso signifique votar en contra de quienes prometen soluciones rápidas y fáciles? ¡Damos inicio al debate en el foro!
Guillén fue claro, directo, sin rodeos: lo que él ve no es una muestra de fraternidad centroamericana, sino una señal de alarma. Dice que el presidente Chaves se está abrazando al miedo a la libertad, tal cual lo hizo Bukele. Y eso, mis queridos lectores, es decir mucho. Porque si empezamos a temer a la libertad, ahí sí que nos vamos al traste como país, ¿me entienden?
El tipo lanzó una bomba al acusar a Laura Fernández, aspirante a suceder a Chaves en la Presidencia, de estar implementando un “clima oscuro” en el país. Según Guillén, la administración actual está intentando callar a la prensa y a la oposición, recortando la inversión social y hasta convirtiendo la política en una especie de juego de amenazas. ¡Qué barbaridad!
Pero no se crean que solo habló de eso. También criticó la obsesión del gobierno con la mano dura, argumentando que buscan concentrar el poder sin contrapesos ni límites. "Cuando un gobernante se abraza al autoritarismo, lo que realmente abraza es el miedo a la libertad", sentenció, citando a algún filósofo que seguramente leyó en la noche. Nosotros preferimos los tacos libres, pero bueno, cada quien sus gustos.
Desde el PLN aseguran que el chavismo –así lo llaman ahora– está jugando sucio, atacando la educación pública y sembrando la discordia. Dicen que lo único que quieren es mantenerse en el poder a como dé lugar, aunque eso implique sacrificar los valores democráticos que siempre han sido nuestra carta de presentación. Y vaya que los hemos defendido con uñas y dientes a lo largo de la historia.
Por supuesto, la respuesta desde el partido oficialista no se hizo esperar. Sus defensores juran que Guillén está exagerando, que simplemente buscan soluciones efectivas a los problemas del país, y que cualquier parecido con el autoritarismo es pura casualidad. Afirman que el PLN vive desconectado de la realidad y que solo busca desprestigiar al gobierno para impulsar sus propias ambiciones políticas. Pura vara, dicen algunos.
Guillén, con su estilo desenfadado pero certero, apeló a la conciencia del votante tico. Les recordó que somos capaces de distinguir entre firmeza democrática y violencia disfrazada de orden. Que tenemos la reserva moral necesaria para tomar decisiones informadas y defender nuestros derechos. “Nuestro pueblo vencerá al chavismo con votos, con decencia y con la fuerza tranquila de la democracia”, declaró con convicción, dejando claro que el PLN está listo para dar la pelea en las próximas elecciones.
En fin, la cosa está que arde. Este choque de trenes entre el PLN y el oficialismo promete sacudir la escena política nacional durante meses. Pero la pregunta que queda flotando en el aire es ésta: ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestras libertades en aras de la seguridad, o vamos a seguir defendiendo nuestro ADN democrático, aunque eso signifique votar en contra de quienes prometen soluciones rápidas y fáciles? ¡Damos inicio al debate en el foro!
