Fuera de sus funciones debido a su operación de la próstata, el Presidente Luis Guillermo Solís reapareció luego de 2 semanas para enviar un mensaje de apoyo al trabajo del Poder Judicial tras la detención de Juan Carlos Bolaños, Mario Barrenechea y 5 personas más ligadas al Banco de Costa Rica, miembros del comité de crédito que le otorgaron los $30 millones al empresario importador de cemento chino.
El mandatario aseguró estar indignado por todo lo que ha ocurrido. Lo hizo poco más de 2 meses después desde el día que desprestigió las denuncias e investigaciones hechas por CRHoy.com sobre el cementazo, bajándole el tono al trabajo que estaba realizando la comisión investigadora de la Asamblea Legislativa.
“Comparto la indignación de la ciudadanía y les reafirmo mi absoluta convicción de que el pueblo costarricense merece conocer toda la verdad y que el Estado debe garantizarle a la ciudadanía que tomará las acciones necesarias para proteger y fortalecer la institucionalidad, defender los recursos públicos y evitar que este tipo de situaciones se repitan en el futuro”, dijo Solís este viernes durante el mensaje.
El 28 de agosto anterior, en Pococí, durante la inauguración de la Escuela Nacional de Policía, aseguró que los cuestionamientos alrededor del crédito que dio el Banco de Costa Rica a Juan Carlos Bolaños se deben a intereses comerciales, políticos y mediáticos.
Además, dijo que las investigaciones de CRHoy.com, las denuncias de 4 directivos del BCR y los hallazgos de la comisión legislativa que señalaban supuestos tráficos de influencias, eran una campaña para desprestigiar su Gobierno.
“Ya los tengo identificados. Sé quiénes son. Tengo amigos en partidos políticos que me cuentan lo que están haciendo, lo que buscan y quién lo está financiando”, dijo, para desprestigiar las investigaciones.
Además, criticó a los diputados de la comisión, especialmente a Ottón Solís, asegurando que el legislador estaba en contra del gobierno por un resentimiento después de haber perdido varias elecciones. Lo dijo mientras Mariano Figueres, la vicepresidenta Ana Helena Chacón y algunos ministros se reían atrás.