Maes, ¿vieron esta vara? Agárrense porque la novela del transporte público en este país acaba de sumar un capítulo que nos pone los pelos de punta. Resulta que no una, ni dos, sino 26 empresas de buses le tocaron la puerta al Consejo de Transporte Público (CTP) con una cara de pánico que no pueden con ella. Básicamente les dijeron: "O nos ayudan a recalcular la ruta, o aquí tiramos las llaves y que Dios se apiade de los pasajeros". Así, sin anestesia. Esto no es un simulacro, es el paso previo a que un montón de gente se quede, literalmente, a pata.
Lo más curioso de todo este enredo es el secretismo del CTP. Uno pensaría que, ante una amenaza tan seria que afecta a miles de usuarios, la transparencia sería clave. ¡Pero no! Cuando CRHoy les pidió la lista de las 26 empresas que están a un paso de tirar la toalla, la respuesta fue un portazo en la cara. La excusa es que soltar los nombres "podría representar una ventaja indebida" en futuras contrataciones. Diay, ¿y la desventaja indebida para el mae que no sabe si el próximo mes va a tener cómo llegar al brete? Parece que esa no cuenta. Es la típica jugada de patear la bola para adelante mientras la casa se está incendiando.
Y para que no crean que esto es pura hablada, ya tenemos un ejemplo en vivo y a todo color: la empresa Lared. Ellos ya aplicaron la de recortar el servicio los fines de semana en barrios como La Cruz, México y Escalante. O sea, la gente que depende de ese bus para salir, trabajar o simplemente vivir durante el sábado y domingo, ¡qué sal! Ya están pagando los platos rotos de un problema que se viene cocinando desde hace años. La empresa dice que es para "salvaguardar la continuidad" y no abandonar la ruta del todo. Suena bonito, pero en la práctica es un servicio a medias que deja a un montón de gente botada.
Entonces, ¿cuál es la supuesta solución mágica del CTP? Un "estudio de esquema operativo". En tico, eso significa que van a revisar si lo que le exigen a la empresa (horarios, cantidad de buses, recorridos) todavía tiene sentido con la cantidad de gente que de verdad usa el servicio. Las empresas entregan sus números, el CTP supuestamente los verifica y, con suerte, para diciembre, sale un nuevo plan. El problema es que de aquí a diciembre pueden pasar mil cosas. Confiar en que esto se resuelva sin que más servicios se vayan al traste es tener más fe que un carbonero.
Pero aquí es donde la vara se pone realmente fea, maes. Estas 26 solicitudes no son un hecho aislado. Se suman a las más de 100 rutas que YA ESTÁN abandonadas, sin que nadie las opere. Esto no es una crisis, es un colapso sistémico en cámara lenta. Cada vez que una empresa pide este "estudio de urgencia", es una luz roja parpadeando en el tablero de un país que depende masivamente del transporte público. Estamos hablando de un efecto dominó que, si no se frena con medidas serias y no con curitas, va a terminar en un despiche monumental. Al final, los que caminamos de a pie somos los que terminamos pagando el pato.
Ahora sí, la pregunta del millón para el foro: ¿Ustedes qué harían si de un día para otro les quitan la ruta del bus que usan siempre? ¿Creen que el CTP de verdad va a solucionar algo o es pura paja para que la bomba no les explote en la cara?
Lo más curioso de todo este enredo es el secretismo del CTP. Uno pensaría que, ante una amenaza tan seria que afecta a miles de usuarios, la transparencia sería clave. ¡Pero no! Cuando CRHoy les pidió la lista de las 26 empresas que están a un paso de tirar la toalla, la respuesta fue un portazo en la cara. La excusa es que soltar los nombres "podría representar una ventaja indebida" en futuras contrataciones. Diay, ¿y la desventaja indebida para el mae que no sabe si el próximo mes va a tener cómo llegar al brete? Parece que esa no cuenta. Es la típica jugada de patear la bola para adelante mientras la casa se está incendiando.
Y para que no crean que esto es pura hablada, ya tenemos un ejemplo en vivo y a todo color: la empresa Lared. Ellos ya aplicaron la de recortar el servicio los fines de semana en barrios como La Cruz, México y Escalante. O sea, la gente que depende de ese bus para salir, trabajar o simplemente vivir durante el sábado y domingo, ¡qué sal! Ya están pagando los platos rotos de un problema que se viene cocinando desde hace años. La empresa dice que es para "salvaguardar la continuidad" y no abandonar la ruta del todo. Suena bonito, pero en la práctica es un servicio a medias que deja a un montón de gente botada.
Entonces, ¿cuál es la supuesta solución mágica del CTP? Un "estudio de esquema operativo". En tico, eso significa que van a revisar si lo que le exigen a la empresa (horarios, cantidad de buses, recorridos) todavía tiene sentido con la cantidad de gente que de verdad usa el servicio. Las empresas entregan sus números, el CTP supuestamente los verifica y, con suerte, para diciembre, sale un nuevo plan. El problema es que de aquí a diciembre pueden pasar mil cosas. Confiar en que esto se resuelva sin que más servicios se vayan al traste es tener más fe que un carbonero.
Pero aquí es donde la vara se pone realmente fea, maes. Estas 26 solicitudes no son un hecho aislado. Se suman a las más de 100 rutas que YA ESTÁN abandonadas, sin que nadie las opere. Esto no es una crisis, es un colapso sistémico en cámara lenta. Cada vez que una empresa pide este "estudio de urgencia", es una luz roja parpadeando en el tablero de un país que depende masivamente del transporte público. Estamos hablando de un efecto dominó que, si no se frena con medidas serias y no con curitas, va a terminar en un despiche monumental. Al final, los que caminamos de a pie somos los que terminamos pagando el pato.
Ahora sí, la pregunta del millón para el foro: ¿Ustedes qué harían si de un día para otro les quitan la ruta del bus que usan siempre? ¿Creen que el CTP de verdad va a solucionar algo o es pura paja para que la bomba no les explote en la cara?