¡Ay, Dios mío! Se armó un bronca, fiarme. Mientras nos engollamos viendo cómo la población adulta mayor va a crecer como champiñones después de la lluvia, parece que nadie le pone atención a la torta que están pasando algunos. Este 1° de octubre, Día de la Persona Adulta Mayor, nos toca abrir los ojos y ver la realidad: nuestros abuelos y abuelas, los que nos dieron el pan, están sufriendo violencia y, peor aún, ¡abandono!
Miren estas estadísticas, chava. En 2005, representaban apenas un 6% de nosotros, los tranquilos. Ahora, en 2025, ya somos más de 11%, y según dicen los expertos, ¡para 2050 vamos a llegar al 20%! Eso sí, mientras crecemos, la cosa se pone más fea. En 2023 se atendieron 684 casos de maltrato. ¡Malísima vara! Abusos físicos, psicológicos, la granota, de todo.
Y eso ni hablar del abandono. Hasta octubre pasado, la línea 1165 recibió 760 denuncias. ¡Imagínate la pila de gente solita, sin nadie que les eche una mano! Pa' colmo, la policía dice que casi cinco estafas le hacen diario a estos señores. ¡Qué descaro! No hay que olvidar que muchos han trabajado toda su vida para tener una jubilación digna, y ahora unos pillos les quieren quitar hasta la camisa.
Lo más triste de todo, según Eduardo Carrillo, el profe de psicología de la U Fidélitas, es que la mayoría de los abusos ocurren en casa propia, entre familiares o cuidadores. ¡Qué pesar! Ahí te quedas pensando, ¿cómo es posible que la gente le haga daño a sus propios padres? Parece que se nos olvidó el respeto y la gratitud hacia los que nos criaron.
Las consecuencias de este maltrato son terribles, chunches. No hablamos solo de un golpe o una humillada, sino de problemas mucho más profundos: depresión, ansiedad, aislamientosocial, insomnio... y al final, muchas veces terminan en centros geriátricos porque simplemente no tienen dónde ir. ¡Qué tristeza! Les quitan la dignidad y la libertad.
Pero ojo, que esto no es imposible de cambiar. Carrillo dice que necesitamos empezar por hablar claro del tema, darle visibilidad. Tenemos que educar a las familias, capacitar a quienes cuidan de ellos, y crear una red de apoyo en cada comunidad. Una cultura de respeto, diay, eso es fundamental. Deberíamos recordar que la vejez es una etapa natural de la vida y que todos vamos camino a ella, así que más vale tratar bien a los demás ahora mismo.
¿Qué podemos hacer nosotros, los jóvenes? Pues sencillo, brete. Prestar atención a nuestros abuelos, visitarlos seguido, preguntarles cómo están, escuchar sus historias. Estar pendientes si cambian su comportamiento, si se ponen callados o asustadizos. Denunciar cualquier sospecha de abuso. Que no haya que estarle dando vueltas, eso es simple. Hay organizaciones como el ICE y otras fundaciones que ofrecen ayuda y asesoramiento, así que informémonos y apoyemos sus labores.
Así que, fíjense, muchachos y muchachas: ¿cree usted que nuestro país realmente valora a sus adultos mayores y está haciendo lo suficiente para protegerlos de la violencia y el abandono? Déjenme saber qué piensan en el foro, ¡quiero leer sus opiniones!
Miren estas estadísticas, chava. En 2005, representaban apenas un 6% de nosotros, los tranquilos. Ahora, en 2025, ya somos más de 11%, y según dicen los expertos, ¡para 2050 vamos a llegar al 20%! Eso sí, mientras crecemos, la cosa se pone más fea. En 2023 se atendieron 684 casos de maltrato. ¡Malísima vara! Abusos físicos, psicológicos, la granota, de todo.
Y eso ni hablar del abandono. Hasta octubre pasado, la línea 1165 recibió 760 denuncias. ¡Imagínate la pila de gente solita, sin nadie que les eche una mano! Pa' colmo, la policía dice que casi cinco estafas le hacen diario a estos señores. ¡Qué descaro! No hay que olvidar que muchos han trabajado toda su vida para tener una jubilación digna, y ahora unos pillos les quieren quitar hasta la camisa.
Lo más triste de todo, según Eduardo Carrillo, el profe de psicología de la U Fidélitas, es que la mayoría de los abusos ocurren en casa propia, entre familiares o cuidadores. ¡Qué pesar! Ahí te quedas pensando, ¿cómo es posible que la gente le haga daño a sus propios padres? Parece que se nos olvidó el respeto y la gratitud hacia los que nos criaron.
Las consecuencias de este maltrato son terribles, chunches. No hablamos solo de un golpe o una humillada, sino de problemas mucho más profundos: depresión, ansiedad, aislamientosocial, insomnio... y al final, muchas veces terminan en centros geriátricos porque simplemente no tienen dónde ir. ¡Qué tristeza! Les quitan la dignidad y la libertad.
Pero ojo, que esto no es imposible de cambiar. Carrillo dice que necesitamos empezar por hablar claro del tema, darle visibilidad. Tenemos que educar a las familias, capacitar a quienes cuidan de ellos, y crear una red de apoyo en cada comunidad. Una cultura de respeto, diay, eso es fundamental. Deberíamos recordar que la vejez es una etapa natural de la vida y que todos vamos camino a ella, así que más vale tratar bien a los demás ahora mismo.
¿Qué podemos hacer nosotros, los jóvenes? Pues sencillo, brete. Prestar atención a nuestros abuelos, visitarlos seguido, preguntarles cómo están, escuchar sus historias. Estar pendientes si cambian su comportamiento, si se ponen callados o asustadizos. Denunciar cualquier sospecha de abuso. Que no haya que estarle dando vueltas, eso es simple. Hay organizaciones como el ICE y otras fundaciones que ofrecen ayuda y asesoramiento, así que informémonos y apoyemos sus labores.
Así que, fíjense, muchachos y muchachas: ¿cree usted que nuestro país realmente valora a sus adultos mayores y está haciendo lo suficiente para protegerlos de la violencia y el abandono? Déjenme saber qué piensan en el foro, ¡quiero leer sus opiniones!
