¡Ay, pata negra! Esta mañana la Asociación Gerontológica Costarricense (AGECO) prendió la mecha con su vigésimo tercer Encuentro Artístico. Un verdadero broche de oro para celebrar el Mes de los Adultos Mayores, demostrando que la creatividad y el talento no tienen edad, ni siquiera cerca de los ochenta. Se armó toda una pachanga llena de color y música en las instalaciones de la Fundación Omar Dengo.
Desde hace 23 añitos, AGECO ha trabajado duro para crear este espacio único. No es cualquier reunión, es un lugar donde los señores y señoras que asisten a los cursos artísticos de la asociación pueden mostrarle al mundo de qué están hechos. Y créame, ¡qué nivel! No se trata solo de pintar bonitos paisajes; es una oportunidad para expresar emociones, contar historias y compartir experiencias vividas a través del arte.
Como bien saben, AGECO no vive solo del Encuentro Artístico. Se esfuerzan todos los años organizando un montón de actividades para mantener activos y entretenidos a los adultos mayores. Bingos que te dejan sin aliento, concursos literarios que sacan a relucir poetas escondidos, competencias de fotografía que capturan momentos irrepetibles... ¡el brete no les da respiro!
Y hablando del Encuentro Artístico, este año brillaron con luz propia. Vimos desde pinturas vibrantes hasta esculturas originales, pasando por interpretaciones musicales que tocaron el corazón. Lo lindo de esto es ver cómo se preparan semana tras semana, ensayando con dedicación y pasión. No es fácil aprender nuevas técnicas a estas alturas, pero ellos le ponen toda la ganas, ¡y eso sí que se aprecia!
Además de lucirse dentro de las paredes de la Fundación Omar Dengo, estos artistas también llevan su obra a diferentes lugares del país. Participan en exposiciones, ofrecen talleres y realizan presentaciones en escuelas y hospitales, compartiendo su talento y alegrando corazones por doquier. Son verdaderos embajadores de la cultura y la experiencia.
Lo que más me quedó grabado de la actividad, aparte del entusiasmo palpable, fue la unión y el compañerismo que se respiraba en el ambiente. Estos señores y señoras se han convertido en una verdadera familia artística, apoyándose mutuamente y celebrando los logros de cada uno. Eso sí que vale la pena destacar, porque en tiempos de soledad y aislamiento, tener un grupo así es un tesoro invaluable.
Es importante recalcar que iniciativas como esta no solo promueven la creatividad, sino que también contribuyen a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Al participar en actividades artísticas, se sienten más integrados socialmente, estimulan su mente y mantienen activo su cuerpo. ¡Se rifan! Además, rompen con los estereotipos negativos asociados a la tercera edad y demuestran que todavía hay mucho que aportar al mundo.
En fin, qué gran día vivimos esta mañana. Una celebración del arte, la amistad y la experiencia. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que deberíamos enfocarnos más en programas que fomenten la participación artística de los adultos mayores en nuestras comunidades? Compartan sus ideas en el foro, ¡me interesa saber qué piensan!
Desde hace 23 añitos, AGECO ha trabajado duro para crear este espacio único. No es cualquier reunión, es un lugar donde los señores y señoras que asisten a los cursos artísticos de la asociación pueden mostrarle al mundo de qué están hechos. Y créame, ¡qué nivel! No se trata solo de pintar bonitos paisajes; es una oportunidad para expresar emociones, contar historias y compartir experiencias vividas a través del arte.
Como bien saben, AGECO no vive solo del Encuentro Artístico. Se esfuerzan todos los años organizando un montón de actividades para mantener activos y entretenidos a los adultos mayores. Bingos que te dejan sin aliento, concursos literarios que sacan a relucir poetas escondidos, competencias de fotografía que capturan momentos irrepetibles... ¡el brete no les da respiro!
Y hablando del Encuentro Artístico, este año brillaron con luz propia. Vimos desde pinturas vibrantes hasta esculturas originales, pasando por interpretaciones musicales que tocaron el corazón. Lo lindo de esto es ver cómo se preparan semana tras semana, ensayando con dedicación y pasión. No es fácil aprender nuevas técnicas a estas alturas, pero ellos le ponen toda la ganas, ¡y eso sí que se aprecia!
Además de lucirse dentro de las paredes de la Fundación Omar Dengo, estos artistas también llevan su obra a diferentes lugares del país. Participan en exposiciones, ofrecen talleres y realizan presentaciones en escuelas y hospitales, compartiendo su talento y alegrando corazones por doquier. Son verdaderos embajadores de la cultura y la experiencia.
Lo que más me quedó grabado de la actividad, aparte del entusiasmo palpable, fue la unión y el compañerismo que se respiraba en el ambiente. Estos señores y señoras se han convertido en una verdadera familia artística, apoyándose mutuamente y celebrando los logros de cada uno. Eso sí que vale la pena destacar, porque en tiempos de soledad y aislamiento, tener un grupo así es un tesoro invaluable.
Es importante recalcar que iniciativas como esta no solo promueven la creatividad, sino que también contribuyen a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Al participar en actividades artísticas, se sienten más integrados socialmente, estimulan su mente y mantienen activo su cuerpo. ¡Se rifan! Además, rompen con los estereotipos negativos asociados a la tercera edad y demuestran que todavía hay mucho que aportar al mundo.
En fin, qué gran día vivimos esta mañana. Una celebración del arte, la amistad y la experiencia. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que deberíamos enfocarnos más en programas que fomenten la participación artística de los adultos mayores en nuestras comunidades? Compartan sus ideas en el foro, ¡me interesa saber qué piensan!