¡Buenas tardes, foro! Parece que estamos viendo una luzcita al final del túnel económico, ¿eh? Según datos oficiales, los ingresos del Gobierno Central subieron un 2,1% a julio, llegando a los ¢4,38 billones. Eso suena bien en papel, pero vamos a analizarlo con calma porque la cosa no es tan fácil como parece, diay.
Para ponerle pausa, recordemos que hace poco estábamos todos preocupadísimos por cómo iba la economía, con un crecimiento muy bajito en el primer semestre – apenas un 1,2%. Esta subida de 2,1% sí que es una aceleración con respecto a eso, pero todavía tenemos que ver si esto se sostiene, ¿sabes? Porque así nomás, de repente, la cosa puede cambiar y nos llevamos una decepción.
Lo bueno es que gran parte de este repunte viene gracias a los ingresos tributarios, que crecieron 2%, sumando unos ¢3,88 billones. Ahí sí hay cosas interesantes: el impuesto a la propiedad tuvo un aumento monstruoso de 25,4%! A ver qué nos explican ahí, porque eso huele a que andamos todos pagando más por tener nuestra casita propia... El impuesto sobre la renta también subió, aunque menos dramáticamente, con un 2,5%, y los impuestos a las importaciones le siguieron con un 10,7%. Imagínate toda la pura vida que andamos comprando, ¡eso dice!
Pero ojo, porque no todo es miel sobre hojuelas. Algunos sectores fueron a la baja, lo cual es medio preocupante. El impuesto a las exportaciones cayó un -9,4%, el selectivo de consumo un -9,2%, y hasta el impuesto único a los combustibles se desplomó un -4,6%. Esto nos dice que hay algunas industrias que no están pasando sus mejores momentos, y eso afecta a todos, parce. Tenemos que estar pendientes de esos temas, porque ahí puede estar el brete.
Según el ministro Rudolf Lücke Bolaños, estos resultados son “positivos” y demuestran su “compromiso con la sostenibilidad fiscal”. Suena lindo, ¿verdad?, pero yo creo que aún le falta demostrarlo. Con todo respeto, ministro, las promesas se cumplen con hechos, y todavía hay mucho camino por recorrer antes de que podamos decir que estamos realmente estables económicamente.
Y hablando de estabilidad, este pequeño repunte en los ingresos ayudó a bajar el déficit financiero en 0,6 puntos porcentuales. No es muchísimo, claro, pero es un paso en la dirección correcta. Esperemos que siga así y que no nos llevemos ninguna sorpresa desagradable a finales de año. Estos números demuestran que, pese a algunos desafíos, la economía nacional muestra signos de revitalización gradual, aunque con ciertas fluctuaciones según el sector.
Ahora, analizando un poquito más profundo, podríamos preguntarnos si este crecimiento se va a traducir en mejoras reales para la gente común. ¿Veremos más empleos, mejores salarios, y servicios públicos de calidad? O será que simplemente los ricos seguirán siendo ricos y nosotros seguimos batallando para llegar a fin de mes? Eso es lo que realmente nos importa, ¿no?
En fin, la cosa pinta con cierta esperanza, pero sin relajarnos. Hay que estar atentos a los próximos meses, ver cómo evolucionan los indicadores económicos y exigirle cuentas a nuestros representantes. ¿Ustedes creen que este pequeño respiro económico es suficiente para salir del atolladero, o necesitamos medidas más drásticas para darle un vuelco a la situación? Déjenme leer sus opiniones abajo en el foro, ¡y que viva Costa Rica!
Para ponerle pausa, recordemos que hace poco estábamos todos preocupadísimos por cómo iba la economía, con un crecimiento muy bajito en el primer semestre – apenas un 1,2%. Esta subida de 2,1% sí que es una aceleración con respecto a eso, pero todavía tenemos que ver si esto se sostiene, ¿sabes? Porque así nomás, de repente, la cosa puede cambiar y nos llevamos una decepción.
Lo bueno es que gran parte de este repunte viene gracias a los ingresos tributarios, que crecieron 2%, sumando unos ¢3,88 billones. Ahí sí hay cosas interesantes: el impuesto a la propiedad tuvo un aumento monstruoso de 25,4%! A ver qué nos explican ahí, porque eso huele a que andamos todos pagando más por tener nuestra casita propia... El impuesto sobre la renta también subió, aunque menos dramáticamente, con un 2,5%, y los impuestos a las importaciones le siguieron con un 10,7%. Imagínate toda la pura vida que andamos comprando, ¡eso dice!
Pero ojo, porque no todo es miel sobre hojuelas. Algunos sectores fueron a la baja, lo cual es medio preocupante. El impuesto a las exportaciones cayó un -9,4%, el selectivo de consumo un -9,2%, y hasta el impuesto único a los combustibles se desplomó un -4,6%. Esto nos dice que hay algunas industrias que no están pasando sus mejores momentos, y eso afecta a todos, parce. Tenemos que estar pendientes de esos temas, porque ahí puede estar el brete.
Según el ministro Rudolf Lücke Bolaños, estos resultados son “positivos” y demuestran su “compromiso con la sostenibilidad fiscal”. Suena lindo, ¿verdad?, pero yo creo que aún le falta demostrarlo. Con todo respeto, ministro, las promesas se cumplen con hechos, y todavía hay mucho camino por recorrer antes de que podamos decir que estamos realmente estables económicamente.
Y hablando de estabilidad, este pequeño repunte en los ingresos ayudó a bajar el déficit financiero en 0,6 puntos porcentuales. No es muchísimo, claro, pero es un paso en la dirección correcta. Esperemos que siga así y que no nos llevemos ninguna sorpresa desagradable a finales de año. Estos números demuestran que, pese a algunos desafíos, la economía nacional muestra signos de revitalización gradual, aunque con ciertas fluctuaciones según el sector.
Ahora, analizando un poquito más profundo, podríamos preguntarnos si este crecimiento se va a traducir en mejoras reales para la gente común. ¿Veremos más empleos, mejores salarios, y servicios públicos de calidad? O será que simplemente los ricos seguirán siendo ricos y nosotros seguimos batallando para llegar a fin de mes? Eso es lo que realmente nos importa, ¿no?
En fin, la cosa pinta con cierta esperanza, pero sin relajarnos. Hay que estar atentos a los próximos meses, ver cómo evolucionan los indicadores económicos y exigirle cuentas a nuestros representantes. ¿Ustedes creen que este pequeño respiro económico es suficiente para salir del atolladero, o necesitamos medidas más drásticas para darle un vuelco a la situación? Déjenme leer sus opiniones abajo en el foro, ¡y que viva Costa Rica!