¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, mi gente. Costa Rica, el paraíso mundial, ahora es parada obligatoria pa' bandas criminales de todos lados. Un estudio nuevo, más serio que aguacate maduro, acaba de confirmar que la cosa está más que fea: tenemos más grupos de delincuentes que gallinas en un corral, y encima andan coludidos con gente poderosa. Parece sacado de novela, ¿verdad?
Según el Índice Global de Delincuencia Organizada 2025, hemos pasado de tener unos cuantos bandidos locales a recibir visitas de internacionales con billete. De 35 grupos criminales hace diez años, ¡llegamos a 340! Eso sí que da qué pensar. Ya ni nos queda el apodo de 'país seguro', jeje.
Y no me vengan con cuentos, porque los nombres suenan familiares. Ahí están Los Picudos, esos que siempre andaban haciendo ruido en La Carpio, y otros dos grupos que agarraron fuerza en Pavas, peleándose por los puntos de venta de hierba. Pero eso es solo la punta del iceberg, chunches. El verdadero problema es que estos grupos se están juntando con mafias de afuera.
El caso más alarmante es el de Alejandro Arias Monge, alias 'Diablo'. ¡Este mae es pura calamidad! El DEA le anda buscando, ofreciendo medio millón de dólares a quien dé propina sobre dónde anda escondido. Este tipo, dicen, domina el tráfico de cocaína, las extorsiones y hasta los asesinatos por encargo, todo con la ayuda de policías corruptos. ¡Qué sal! Temen que se forme un megacártel, y eso, mi gente, es preocupante.
Pero no solo el 'Cártel Diablo' es el problema. Resulta que los Morecos, esa banda mexicana que andaba dando lata, también tienen representantes acá. Aunque el OIJ y la Fiscalía les han dado unos buenos golpes, todavía hay algunos moviéndose, hasta desde la cárcel, diay. Y para colmo, parece que se están aliando con el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Clan del Golfo de Colombia, facilitando el envío de droga con combustible y lanchas, y recibiendo armas de las FARC.
El tráfico de armas es otra vara que nos está quemando. La mayoría de los homicidios en Costa Rica se dan con armas de fuego, y muchas entran ilegalmente desde Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos. Tenemos AK-47, AR-15... ¡Más parecen armarios de guerra que país pacífico! Y menos del 5% de las armas usadas en los crímenes son legales. Una pena, una verdadera pena. Esto se fue al traste rapidito.
Y ni hablar de la Ndrangheta italiana, que quiere echar raíces acá, y las maras salvadoreñas, tratando de escapar de la represión y buscando cómo meterse en nuestro territorio. Hasta células del Tren de Aragua venezolano, que llegan buscando mejores oportunidades, pero también pueden traer problemas. Según el estudio, “si bien no se han confirmado vínculos directos con altos funcionarios, las autoridades han observado posibles conexiones entre figuras políticas locales y cárteles internacionales”. ¡Eso es una torta gorda!
Además, el sector privado está jugando un papel turbio en todo esto. Mucha plata del narcotráfico se está lavando en negocios de construcción, propiedades y hoteles. Y la corrupción en las instituciones estatales no ayuda en nada. Casos de fraude, malversación de fondos… ¡Todo anda revuelto! ¿Será que necesitamos una limpieza general a fondo en el país, o estamos condenados a seguir viendo cómo la delincuencia se apodera de nuestra querida Costa Rica?
Según el Índice Global de Delincuencia Organizada 2025, hemos pasado de tener unos cuantos bandidos locales a recibir visitas de internacionales con billete. De 35 grupos criminales hace diez años, ¡llegamos a 340! Eso sí que da qué pensar. Ya ni nos queda el apodo de 'país seguro', jeje.
Y no me vengan con cuentos, porque los nombres suenan familiares. Ahí están Los Picudos, esos que siempre andaban haciendo ruido en La Carpio, y otros dos grupos que agarraron fuerza en Pavas, peleándose por los puntos de venta de hierba. Pero eso es solo la punta del iceberg, chunches. El verdadero problema es que estos grupos se están juntando con mafias de afuera.
El caso más alarmante es el de Alejandro Arias Monge, alias 'Diablo'. ¡Este mae es pura calamidad! El DEA le anda buscando, ofreciendo medio millón de dólares a quien dé propina sobre dónde anda escondido. Este tipo, dicen, domina el tráfico de cocaína, las extorsiones y hasta los asesinatos por encargo, todo con la ayuda de policías corruptos. ¡Qué sal! Temen que se forme un megacártel, y eso, mi gente, es preocupante.
Pero no solo el 'Cártel Diablo' es el problema. Resulta que los Morecos, esa banda mexicana que andaba dando lata, también tienen representantes acá. Aunque el OIJ y la Fiscalía les han dado unos buenos golpes, todavía hay algunos moviéndose, hasta desde la cárcel, diay. Y para colmo, parece que se están aliando con el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Clan del Golfo de Colombia, facilitando el envío de droga con combustible y lanchas, y recibiendo armas de las FARC.
El tráfico de armas es otra vara que nos está quemando. La mayoría de los homicidios en Costa Rica se dan con armas de fuego, y muchas entran ilegalmente desde Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos. Tenemos AK-47, AR-15... ¡Más parecen armarios de guerra que país pacífico! Y menos del 5% de las armas usadas en los crímenes son legales. Una pena, una verdadera pena. Esto se fue al traste rapidito.
Y ni hablar de la Ndrangheta italiana, que quiere echar raíces acá, y las maras salvadoreñas, tratando de escapar de la represión y buscando cómo meterse en nuestro territorio. Hasta células del Tren de Aragua venezolano, que llegan buscando mejores oportunidades, pero también pueden traer problemas. Según el estudio, “si bien no se han confirmado vínculos directos con altos funcionarios, las autoridades han observado posibles conexiones entre figuras políticas locales y cárteles internacionales”. ¡Eso es una torta gorda!
Además, el sector privado está jugando un papel turbio en todo esto. Mucha plata del narcotráfico se está lavando en negocios de construcción, propiedades y hoteles. Y la corrupción en las instituciones estatales no ayuda en nada. Casos de fraude, malversación de fondos… ¡Todo anda revuelto! ¿Será que necesitamos una limpieza general a fondo en el país, o estamos condenados a seguir viendo cómo la delincuencia se apodera de nuestra querida Costa Rica?