¡Ay, Dios mío! Resulta que toda esa vida que nos hemos pasado fregándonos como locos, echándole espuma hasta la saciedad, podía haber sido innecesario… y hasta perjudicial. Sí, así como lo escuchas. Según unos científicos listos de Harvard, bañarse todos los días, especialmente con esos jabones que prometen limpiar hasta el alma, le está pegando duro a nuestra piel y a nuestro sistema inmune.
La onda es que la piel, pa’ que nadie diga, tiene su propia defensa. Una capa de grasita y cositas vivas buenas que la protegen de bichos malos y del ambiente. Pues resulta que, al exponernos al jabón y al agua caliente todos los días, le estamos quitando esa armadura natural, dejándola vulnerable a todo tipo de problemas. Imagínate, vamos con la piel más seca que un bizcocho en el desierto, picazón que da rabia, e infecciones que ni me vas a contar.
Y no pienses que solo es la sequedad. El estudio, comandado por el doctor Shmerling, advierte que esos jabones antibacteriales, los que usas para sentirte súper limpio, pueden ser peores que la enfermedad. ¿Cómo? Pues porque matan las bacterias buenas, las que te ayudan a defenderte, y dejan espacio para que crezcan unas malas más fuertes, que ni los antibióticos las tocan. ¡Qué torta!
Para ponerlo más claro, si te pasas de lanza con las duchas, podrías terminar con la piel menos protegida, en lugar de más limpia. Suena contradictorio, ¿verdad? Pero así anda la vaina. Hasta hay pediatras y dermatólogos que dicen que bañar a los nenes todos los días les debilita el sistema inmune, impidiéndoles aprender a defenderse solos. ¡Imagínate eso! Criamos un ejército de personas con la piel sensible y dependientes del jabón.
Ahora, no te asustes tantito, porque tampoco te van a obligar a vivir como Tarzán en la selva. La idea es encontrar el equilibrio, mándale cariño a tu cuerpo y escucha lo que te dice. Si haces ejercicio pesado o trabajas en un lugar donde sudas como loco, obviamente necesitas una buena lavada. Pero si tienes la piel sensible, vives en un clima fresco, y andas tranquilo, quizás bañarte día por medio o solamente cuando sientas la necesidad, sea suficiente.
Harvard tiene algunas recomendaciones, clarinete. No te rayes con las duchas largas y calientes, usa jabones suaves y sin perfume (los que huelen muy bien suelen tener químicos que te hacen daño), evita los jabones antibacterianos, y luego, ¡ponte crema! Como dice mi abue, “más vale prevenir que lamentar”. Y si todavía tienes dudas, mira que la FDA de Estados Unidos ya mandó a retirar varios ingredientes de esos jabones antibacterianos, porque resultaron ser peligrosos.
Obviamente, la higiene sigue siendo importante. Lavarse las manos seguido, cepillarse los dientes, mantener la casa limpia... esas cosas no cambian. Pero no hay que caer en el extremismo. Demasiado de lo bueno, hasta amarga. En resumen, bañarse todos los días no es una obligación escrita en piedra. Hay que cuidar la piel, escucharla y darle lo que necesita. Porque, al final del día, la verdadera limpieza viene desde adentro y de cómo tratamos a nuestro cuerpo.
Bueno, pues dime tú, parce: ¿Te vas a echar atrás con las duchas diarias o sigues fregándote como si no hubiera mañana? ¿Crees que esto de ‘escuchar al cuerpo’ es pura moda o tiene fundamento? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!
La onda es que la piel, pa’ que nadie diga, tiene su propia defensa. Una capa de grasita y cositas vivas buenas que la protegen de bichos malos y del ambiente. Pues resulta que, al exponernos al jabón y al agua caliente todos los días, le estamos quitando esa armadura natural, dejándola vulnerable a todo tipo de problemas. Imagínate, vamos con la piel más seca que un bizcocho en el desierto, picazón que da rabia, e infecciones que ni me vas a contar.
Y no pienses que solo es la sequedad. El estudio, comandado por el doctor Shmerling, advierte que esos jabones antibacteriales, los que usas para sentirte súper limpio, pueden ser peores que la enfermedad. ¿Cómo? Pues porque matan las bacterias buenas, las que te ayudan a defenderte, y dejan espacio para que crezcan unas malas más fuertes, que ni los antibióticos las tocan. ¡Qué torta!
Para ponerlo más claro, si te pasas de lanza con las duchas, podrías terminar con la piel menos protegida, en lugar de más limpia. Suena contradictorio, ¿verdad? Pero así anda la vaina. Hasta hay pediatras y dermatólogos que dicen que bañar a los nenes todos los días les debilita el sistema inmune, impidiéndoles aprender a defenderse solos. ¡Imagínate eso! Criamos un ejército de personas con la piel sensible y dependientes del jabón.
Ahora, no te asustes tantito, porque tampoco te van a obligar a vivir como Tarzán en la selva. La idea es encontrar el equilibrio, mándale cariño a tu cuerpo y escucha lo que te dice. Si haces ejercicio pesado o trabajas en un lugar donde sudas como loco, obviamente necesitas una buena lavada. Pero si tienes la piel sensible, vives en un clima fresco, y andas tranquilo, quizás bañarte día por medio o solamente cuando sientas la necesidad, sea suficiente.
Harvard tiene algunas recomendaciones, clarinete. No te rayes con las duchas largas y calientes, usa jabones suaves y sin perfume (los que huelen muy bien suelen tener químicos que te hacen daño), evita los jabones antibacterianos, y luego, ¡ponte crema! Como dice mi abue, “más vale prevenir que lamentar”. Y si todavía tienes dudas, mira que la FDA de Estados Unidos ya mandó a retirar varios ingredientes de esos jabones antibacterianos, porque resultaron ser peligrosos.
Obviamente, la higiene sigue siendo importante. Lavarse las manos seguido, cepillarse los dientes, mantener la casa limpia... esas cosas no cambian. Pero no hay que caer en el extremismo. Demasiado de lo bueno, hasta amarga. En resumen, bañarse todos los días no es una obligación escrita en piedra. Hay que cuidar la piel, escucharla y darle lo que necesita. Porque, al final del día, la verdadera limpieza viene desde adentro y de cómo tratamos a nuestro cuerpo.
Bueno, pues dime tú, parce: ¿Te vas a echar atrás con las duchas diarias o sigues fregándote como si no hubiera mañana? ¿Crees que esto de ‘escuchar al cuerpo’ es pura moda o tiene fundamento? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!
