¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez. Resulta que los gringos, con su manita tratando de poner orden en el patio de casa, mandaron un portaaviones gigante, el USS Gerald R. Ford, y toda su tropa de barquitos a echarle músculo a América Latina. Dicen que es para combatir el narcoterrorismo, pero a muchos nos huele a otro rollo, diay. Esto viene justo después de varios ataques con misiles contra presuntas narcolanchas, dejando un reguero de muertes en el Caribe y el Pacífico, así que, bueno, pues la cosa se puso calientita rápido.
Parece que todo empezó en agosto, cuando ya habían puesto destructores, un submarino y unos comandos especiales dando vueltas por esas aguas. Eso sí, siempre hay ejercicios de entrenamiento con nuestros vecinos, pero esto, mae, es diferente. Nunca habíamos visto una fuerza armada de esa magnitud patrullando nuestras costas con esa excusa. Ahora, con el nuevo despliegue del portaaviones, con todo lo que eso implica, pues la cosa está que arde, literal. Al parecer, el tipo del Pentágono, Sean Parnell, dice que esto es en apoyo a la “directiva del presidente” para desmantelar organizaciones criminales… Bueno, ya sabemos cómo terminan esas cosas, ¿no?
Y ni hablar del secretario de Guerra, Pete Hegseth, quien anda soltando información por todas partes. Dice que han atacado diez narcolanchas y que ya van 43 muertos desde que empezaron estos ataques. ¡43 vidas perdidas, chunches! Además, le echa la culpa al cártel Tren de Aragua, que andan metidos en el negocio de sacar droga. Lo que me preocupa es que ahora estén haciendo ataques nocturnos... ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Pero lo más preocupante es lo que dice el presidente Petro de Colombia, que afirma que esto son puras “ejecuciones extrajudiciales”. Él, que ya tiene sus diferencias con Trump, no se anda con rodeos y sale a decir que esto es grave. Y Trump, como si fuera poco, dice que trata a los cárteles como trataba a Al Qaeda, diay. ¿Nos quieren meter en un conflicto armado, maes? Porque eso no pinta bien, ni un poquito. Piensen en qué significa esto para nosotros, para nuestra seguridad, para nuestra economía...
La verdad es que la situación es compleja, y las implicaciones son enormes. Por un lado, nadie quiere ver cómo pasa droga por nuestras fronteras. Pero, por el otro, tampoco queremos que nos invadan con ejércitos extranjeros y empiecen a hacer justicia con sus propias reglas. Venezuela, obviamente, no se queda callada. Maduro, que está en medio de sus propios problemas legales en Nueva York, acusó a Trump de querer cambiar su gobierno y amenaza con que cualquier intervención externa puede incendiar toda Sudamérica. ¡Imagínate el bronca!
Incluso Brasil, con Lula al mando, está expresando preocupación. Su asesor especial, Celso Amorim, dice que no podemos aceptar ninguna injerencia extranjera, porque eso generará un resentimiento inmenso. Y parece que Trump no se amedrenta. Está considerando mandar a Hegseth al Congreso para explicar sus planes y podría incluso ordenar operaciones encubiertas dentro de Venezuela. ¡Esto se pone más loco cada día!
Mientras tanto, allá en el Congreso de Estados Unidos, la oposición también está exigiendo respuestas. Dicen que la Constitución exige que aprueben explícitamente cualquier declaración de guerra. Parece que Trump está jugando con fuego, amigo. Y nosotros, aquí abajo, aguantamos la chincha viendo cómo se complican las cosas. Ya vimos lo que pasó con Irak y Afganistán… ¿Queremos repetir esa historia?
En fin, una maraquita, diay. Parece que nos toca estar muy atentos a lo que pasa en la región, porque esta situación podría tener consecuencias graves para Costa Rica. Y tú, ¿qué piensas? ¿Crees que la intervención de Estados Unidos es necesaria para combatir el narcotráfico, o estamos abriendo una puerta a un conflicto mucho peor?
Parece que todo empezó en agosto, cuando ya habían puesto destructores, un submarino y unos comandos especiales dando vueltas por esas aguas. Eso sí, siempre hay ejercicios de entrenamiento con nuestros vecinos, pero esto, mae, es diferente. Nunca habíamos visto una fuerza armada de esa magnitud patrullando nuestras costas con esa excusa. Ahora, con el nuevo despliegue del portaaviones, con todo lo que eso implica, pues la cosa está que arde, literal. Al parecer, el tipo del Pentágono, Sean Parnell, dice que esto es en apoyo a la “directiva del presidente” para desmantelar organizaciones criminales… Bueno, ya sabemos cómo terminan esas cosas, ¿no?
Y ni hablar del secretario de Guerra, Pete Hegseth, quien anda soltando información por todas partes. Dice que han atacado diez narcolanchas y que ya van 43 muertos desde que empezaron estos ataques. ¡43 vidas perdidas, chunches! Además, le echa la culpa al cártel Tren de Aragua, que andan metidos en el negocio de sacar droga. Lo que me preocupa es que ahora estén haciendo ataques nocturnos... ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Pero lo más preocupante es lo que dice el presidente Petro de Colombia, que afirma que esto son puras “ejecuciones extrajudiciales”. Él, que ya tiene sus diferencias con Trump, no se anda con rodeos y sale a decir que esto es grave. Y Trump, como si fuera poco, dice que trata a los cárteles como trataba a Al Qaeda, diay. ¿Nos quieren meter en un conflicto armado, maes? Porque eso no pinta bien, ni un poquito. Piensen en qué significa esto para nosotros, para nuestra seguridad, para nuestra economía...
La verdad es que la situación es compleja, y las implicaciones son enormes. Por un lado, nadie quiere ver cómo pasa droga por nuestras fronteras. Pero, por el otro, tampoco queremos que nos invadan con ejércitos extranjeros y empiecen a hacer justicia con sus propias reglas. Venezuela, obviamente, no se queda callada. Maduro, que está en medio de sus propios problemas legales en Nueva York, acusó a Trump de querer cambiar su gobierno y amenaza con que cualquier intervención externa puede incendiar toda Sudamérica. ¡Imagínate el bronca!
Incluso Brasil, con Lula al mando, está expresando preocupación. Su asesor especial, Celso Amorim, dice que no podemos aceptar ninguna injerencia extranjera, porque eso generará un resentimiento inmenso. Y parece que Trump no se amedrenta. Está considerando mandar a Hegseth al Congreso para explicar sus planes y podría incluso ordenar operaciones encubiertas dentro de Venezuela. ¡Esto se pone más loco cada día!
Mientras tanto, allá en el Congreso de Estados Unidos, la oposición también está exigiendo respuestas. Dicen que la Constitución exige que aprueben explícitamente cualquier declaración de guerra. Parece que Trump está jugando con fuego, amigo. Y nosotros, aquí abajo, aguantamos la chincha viendo cómo se complican las cosas. Ya vimos lo que pasó con Irak y Afganistán… ¿Queremos repetir esa historia?
En fin, una maraquita, diay. Parece que nos toca estar muy atentos a lo que pasa en la región, porque esta situación podría tener consecuencias graves para Costa Rica. Y tú, ¿qué piensas? ¿Crees que la intervención de Estados Unidos es necesaria para combatir el narcotráfico, o estamos abriendo una puerta a un conflicto mucho peor?