¡Ay, pata! Fabricio Alvarado prendió la mecha otra vez con estas declaraciones sobre la subasta de frecuencias. El excongresista, ahora candidato, le soltó un buen churrito al Presidente Chaves, acusándolo de meter gamba en temas de fe y religión. Imagínate, sacudiendo al país con este rollo de subastas y mediodías.
La bronca viene desde atrás, ¿eh? Como saben, el Gobierno de Chaves anda buscando actualizar las licencias de radio y TV. Pero los precios que pusieron pa’ esos permisos, bueno, dejaron a varios medios religiosos con el corazón en la boca. Alvarado explotó diciendo que esto es una jugada turbia que va a dejar sin aire a las emisoras evangélicas y católicas, lo cual, si lo piensas bien, es un brete pa’ muchas familias que dependen de esas ondas.
“¿Se imagina una Costa Rica donde no haya radios y televisoras cristianas?”, preguntó Alvarado en un mensaje que repartió por to’ lado. Desde ahí, empezó a desmontar al Presidente, acusándolo de voltearles la cara a los creyentes y de pisarle el dedo a la Iglesia. Dice que Chaves le falló al pueblo y que se olvidó de los principios que juraba defender. ¡Qué sal!
El candidato de Nueva República sostiene que las tarifas son tan altas que es imposible para estos medios sobrevivir. Habla de montos que superan el millón de dólares y dice que eso es como mandar a las estaciones religiosas directamente al crematorio. Literalmente, Alvarado pinta un panorama oscuro, donde los mensajes de fe y esperanza se irían al traste por culpa de una política económica descuidada. Y ni hablar del impacto que tendría en el empleo, pues muchas personas trabajan en estas emisoras.
Pero la cosa no queda ahí. Alvarado también cargó contra el modelo de subasta, calificándolo como una estrategia hecha a la medida de los grandes empresarios, diseñando un escenario donde solo los tiburones del mercado puedan prosperar. Según él, las emisoras pequeñas, las que transmiten programas religiosos y de comunidad, simplemente no tienen posibilidades de competir con esas condiciones. Una verdadera torta, ¿verdad?
Alvarado no se quedó callado y tiró la bomba: “Presidente Chaves, lo que usted hizo fue un atentado contra la fe, o lo hizo a propósito o lo hizo sin pensar en las consecuencias”. ¡Duro, eh! Un golpe certero que busca conectar con el electorado religioso y posicionarse como el defensor de sus intereses. Ahora, claro, los seguidores de Chaves van a decir que Alvarado está exagerando y tratando de sacar provecho político de esta situación, pero la verdad es que hay preocupación palpable en varios sectores de la sociedad.
Nueva República, para demostrar que no están solamente hablando, presentó un proyecto de ley alternativo a la subasta actual. Alvarado pide a gritos que el Presidente le dé curso rápido a esa propuesta, asegurándole que no se andará con rodeos. “Con el pueblo cristiano no se vacila,” sentenció, dejando claro que este asunto no es negociable. Dicen que Alvarado está presionando al máximo para obligar a Chaves a ceder ante la presión popular.
En fin, la polémica está servida. Parece que esta disputa entre Alvarado y Chaves seguirá dando mucho de qué hablar hasta las elecciones. Uno se pregunta, ¿es realmente un atentado contra la fe como dice Alvarado, o se trata simplemente de un ajuste necesario para modernizar el sistema de radiodifusión? ¿Debería el gobierno priorizar mantener bajos los costos para los medios religiosos, aun si eso implica una menor recaudación estatal, o debería enfocarse en asegurar la sostenibilidad financiera del sector audiovisual, independientemente de su orientación ideológica o religiosa? Compartan sus opiniones, ¡queremos saber qué piensan ustedes!
La bronca viene desde atrás, ¿eh? Como saben, el Gobierno de Chaves anda buscando actualizar las licencias de radio y TV. Pero los precios que pusieron pa’ esos permisos, bueno, dejaron a varios medios religiosos con el corazón en la boca. Alvarado explotó diciendo que esto es una jugada turbia que va a dejar sin aire a las emisoras evangélicas y católicas, lo cual, si lo piensas bien, es un brete pa’ muchas familias que dependen de esas ondas.
“¿Se imagina una Costa Rica donde no haya radios y televisoras cristianas?”, preguntó Alvarado en un mensaje que repartió por to’ lado. Desde ahí, empezó a desmontar al Presidente, acusándolo de voltearles la cara a los creyentes y de pisarle el dedo a la Iglesia. Dice que Chaves le falló al pueblo y que se olvidó de los principios que juraba defender. ¡Qué sal!
El candidato de Nueva República sostiene que las tarifas son tan altas que es imposible para estos medios sobrevivir. Habla de montos que superan el millón de dólares y dice que eso es como mandar a las estaciones religiosas directamente al crematorio. Literalmente, Alvarado pinta un panorama oscuro, donde los mensajes de fe y esperanza se irían al traste por culpa de una política económica descuidada. Y ni hablar del impacto que tendría en el empleo, pues muchas personas trabajan en estas emisoras.
Pero la cosa no queda ahí. Alvarado también cargó contra el modelo de subasta, calificándolo como una estrategia hecha a la medida de los grandes empresarios, diseñando un escenario donde solo los tiburones del mercado puedan prosperar. Según él, las emisoras pequeñas, las que transmiten programas religiosos y de comunidad, simplemente no tienen posibilidades de competir con esas condiciones. Una verdadera torta, ¿verdad?
Alvarado no se quedó callado y tiró la bomba: “Presidente Chaves, lo que usted hizo fue un atentado contra la fe, o lo hizo a propósito o lo hizo sin pensar en las consecuencias”. ¡Duro, eh! Un golpe certero que busca conectar con el electorado religioso y posicionarse como el defensor de sus intereses. Ahora, claro, los seguidores de Chaves van a decir que Alvarado está exagerando y tratando de sacar provecho político de esta situación, pero la verdad es que hay preocupación palpable en varios sectores de la sociedad.
Nueva República, para demostrar que no están solamente hablando, presentó un proyecto de ley alternativo a la subasta actual. Alvarado pide a gritos que el Presidente le dé curso rápido a esa propuesta, asegurándole que no se andará con rodeos. “Con el pueblo cristiano no se vacila,” sentenció, dejando claro que este asunto no es negociable. Dicen que Alvarado está presionando al máximo para obligar a Chaves a ceder ante la presión popular.
En fin, la polémica está servida. Parece que esta disputa entre Alvarado y Chaves seguirá dando mucho de qué hablar hasta las elecciones. Uno se pregunta, ¿es realmente un atentado contra la fe como dice Alvarado, o se trata simplemente de un ajuste necesario para modernizar el sistema de radiodifusión? ¿Debería el gobierno priorizar mantener bajos los costos para los medios religiosos, aun si eso implica una menor recaudación estatal, o debería enfocarse en asegurar la sostenibilidad financiera del sector audiovisual, independientemente de su orientación ideológica o religiosa? Compartan sus opiniones, ¡queremos saber qué piensan ustedes!
