¡Aguante! El candidato Álvarez Ramos le bajó duro al gobierno esta semana, mientras andaba recorriendo las comunidades heredianas. Entre risas y bromas, nos soltó unas verdades que dejaron a varios pensando qué diablos está pasando con nuestro país. Parece que el tipo está buscando encender la chispa, aunque algunos dicen que ya llegó demasiado tarde, ¿ustedes qué opinan?
El evento tuvo lugar en San Isidro de Heredia, donde Ramos reunió a decenas de seguidores ansiosos por escuchar sus propuestas. De entrada, dejó claro que su visión va más allá de las promesas vacías, atacando frontalmente al oficialismo y prometiendo una “Nueva Costa Rica”. Lo que busca, según él, es devolverle la confianza a los ciudadanos, que llevamos rato bastante desilusionados con la política, díganlo.
Pero no se trata solo de palabras bonitas, pues Ramos metió mano a varias áreas clave. Empezando por la infraestructura, el mae está convencido de que estamos atrapados en un laberinto legal que impide el avance de las obras. Plantea una reforma profunda a los procesos de contratación, expropiación y alianzas público-privadas, para que las cosas rueden. Según él, tenemos ingenieros de primera categoría, pero leyes obsoletas que les amarran las manos. ¡Qué lata!
Y ahora sí, directo al grano: “La gente no quiere excusas, quiere soluciones,” recalcó Ramos, haciendo énfasis en la importancia de coordinar esfuerzos entre el Ministerio de Obras Públicas y las municipalidades. Reconoció que, a veces, los ciudadanos simplemente buscan que les arreglen el brete, sin importarles quién tenga la responsabilidad. Esto, precisamente, demuestra que entiende bien la idiosincrasia tica, aunque algunos se preguntan si realmente podrá implementarlo.
Pero la cosa no termina ahí, pues la educación y la salud también fueron temas centrales en su discurso. Ramos no tardó en recordar que los últimos avances significativos en materia de seguridad se lograron bajo un gobierno liberacionista, gracias a una mayor inversión en educación. Ahora, con recortes presupuestarios constantes, dice que estamos enviando un mensaje equivocado a nuestros jóvenes, preparándolos para enfrentar un futuro complejo con menos recursos. ¡Tremenda irresponsabilidad!
En cuanto a la salud, defendió a capa y espada la Caja Costarricense de Seguro Social, pero añadió que es crucial crear centros comunitarios de atención en salud mental, integrando a Ebais, clínicas y asociaciones vecinales. Su idea es empoderar a las comunidades, permitiéndoles tener acceso a servicios de calidad cerca de sus hogares. Un paso importante para descongestionar los hospitales y mejorar la atención primaria, sin duda alguna.
Algo que destacó particularmente fue su apuesta por la descentralización, insistiendo en que las decisiones deben tomarse cerca de la gente. “No podemos esperar medio año para que un ministro firme la reparación de un puente,” afirmó contundentemente. Además, hizo un llamado a “devolver la dignidad a los servidores públicos” y apoyar las iniciativas locales, tanto deportivas como educativas. Al final, cree que esto podría incluso reducir la cantidad de visitas de las autoridades sanitarias a las escuelas. ¡Qué avispado!
Para cerrar con broche de oro, Ramos reivindicó al sector agropecuario como un pilar fundamental de nuestra economía y seguridad alimentaria. Remarcó que es hora de dejar atrás las divisiones artificiales entre productores y consumidores, ya que todos dependemos de la comida. “Hay que cuidar al agricultor y al campo costarricense,” sentenció, recibiendo una ovación de los presentes. Entonces, ¿creen que estas propuestas de Álvaro Ramos realmente pueden transformar a Costa Rica, o es solo otro discurso vacío para ganar votos? Déjenme saber sus opiniones en el foro, ¡quiero leerlas!”,
El evento tuvo lugar en San Isidro de Heredia, donde Ramos reunió a decenas de seguidores ansiosos por escuchar sus propuestas. De entrada, dejó claro que su visión va más allá de las promesas vacías, atacando frontalmente al oficialismo y prometiendo una “Nueva Costa Rica”. Lo que busca, según él, es devolverle la confianza a los ciudadanos, que llevamos rato bastante desilusionados con la política, díganlo.
Pero no se trata solo de palabras bonitas, pues Ramos metió mano a varias áreas clave. Empezando por la infraestructura, el mae está convencido de que estamos atrapados en un laberinto legal que impide el avance de las obras. Plantea una reforma profunda a los procesos de contratación, expropiación y alianzas público-privadas, para que las cosas rueden. Según él, tenemos ingenieros de primera categoría, pero leyes obsoletas que les amarran las manos. ¡Qué lata!
Y ahora sí, directo al grano: “La gente no quiere excusas, quiere soluciones,” recalcó Ramos, haciendo énfasis en la importancia de coordinar esfuerzos entre el Ministerio de Obras Públicas y las municipalidades. Reconoció que, a veces, los ciudadanos simplemente buscan que les arreglen el brete, sin importarles quién tenga la responsabilidad. Esto, precisamente, demuestra que entiende bien la idiosincrasia tica, aunque algunos se preguntan si realmente podrá implementarlo.
Pero la cosa no termina ahí, pues la educación y la salud también fueron temas centrales en su discurso. Ramos no tardó en recordar que los últimos avances significativos en materia de seguridad se lograron bajo un gobierno liberacionista, gracias a una mayor inversión en educación. Ahora, con recortes presupuestarios constantes, dice que estamos enviando un mensaje equivocado a nuestros jóvenes, preparándolos para enfrentar un futuro complejo con menos recursos. ¡Tremenda irresponsabilidad!
En cuanto a la salud, defendió a capa y espada la Caja Costarricense de Seguro Social, pero añadió que es crucial crear centros comunitarios de atención en salud mental, integrando a Ebais, clínicas y asociaciones vecinales. Su idea es empoderar a las comunidades, permitiéndoles tener acceso a servicios de calidad cerca de sus hogares. Un paso importante para descongestionar los hospitales y mejorar la atención primaria, sin duda alguna.
Algo que destacó particularmente fue su apuesta por la descentralización, insistiendo en que las decisiones deben tomarse cerca de la gente. “No podemos esperar medio año para que un ministro firme la reparación de un puente,” afirmó contundentemente. Además, hizo un llamado a “devolver la dignidad a los servidores públicos” y apoyar las iniciativas locales, tanto deportivas como educativas. Al final, cree que esto podría incluso reducir la cantidad de visitas de las autoridades sanitarias a las escuelas. ¡Qué avispado!
Para cerrar con broche de oro, Ramos reivindicó al sector agropecuario como un pilar fundamental de nuestra economía y seguridad alimentaria. Remarcó que es hora de dejar atrás las divisiones artificiales entre productores y consumidores, ya que todos dependemos de la comida. “Hay que cuidar al agricultor y al campo costarricense,” sentenció, recibiendo una ovación de los presentes. Entonces, ¿creen que estas propuestas de Álvaro Ramos realmente pueden transformar a Costa Rica, o es solo otro discurso vacío para ganar votos? Déjenme saber sus opiniones en el foro, ¡quiero leerlas!”,