¡Aguántense, parce! El rollo del caso Barranca-Limonal sigue prendiendo candela y ahora salió a relucir Luis Amador, exministro del MOPT y aspirante a la presidencia del PIN, soltando verdades que hacen ruido. Según sus declaraciones ante la Fiscalía, el Presidente Chaves le estaba apremiando pa' que se le adjudicara el proyecto a la empresa mexicana Grupo Tradeco, y eso, imagínate, complicó las cosas.
Para refrescarles la memoria, estamos hablando del contrato de la Interamericana Norte, un brete que dejó varias vueltas y sospechas. Recordemos que el caso ya involucra a Mauricio Batalla, el exministro anterior, y ahora la sombra del Presidente Chaves se hace más grande. La Fiscalía lleva tiempo indagando este asunto, buscando establecer si hubo alguna irregularidad en la asignación de la obra, y parece que las cartas están sobre la mesa. Este asunto tiene más vueltas que una macarena, pura vaina turbia.
Amador, quien inicialmente estaba en la mira de la justicia, ahora funciona como testigo clave. Gracias a la investigación y a la apertura de su teléfono, la Fiscalía ha encontrado información valiosa que lo sacó del ojo de huracán. Pero ojo, la jugada cambió cuando Amador decidió no seguir la corriente del Presidente y empezó a cuestionar algunas decisiones. Él mismo lo dice: 'Siempre estuve apegado a la ley', pero reconoce que Chaves no digería que no hiciera lo que él quería. ¡Un clásico!
Y ahí viene la bomba: Amador detalla varias situaciones donde Chaves le ejercía presión. Dice que lo citaban a reuniones en Casa Presidencial para insistirle en que favoreciera a Tradeco. No solo eso, sino que también le revocaba las órdenes que Amador daba, generando un choque constante. “El disgusto servía cuando yo daba órdenes que él reversa,” afirma Amador, pintando un cuadro de tensión y desacuerdo en el corazón del gobierno.
El exministro explica que estas tensiones no eran solo por el tema de Tradeco. Habían más roces, como los relacionados con APM Terminals y el paso a desnivel de Taras. Parece que Amador tenía su propia visión de cómo manejar las cosas, y eso no le caía bien a Chaves, quien quería tener el control absoluto. Una verdadera pelea de gallos burocrática. Más que presiones, parecían batallas campales por ver quién mandaba. ¡Qué torta!
Además, Amador señala que su cercanía con otros partidos políticos, y su negativa a ser un mero títere de Chaves, contribuyeron a enfriar la relación. También mencionó su postura con respecto a lo de Pedregal, otro punto de conflicto. El panorama completo pinta un ambiente laboral tenso y lleno de fricciones, donde Amador se negaba a ceder en sus principios. Vaina seria, parce.
Es importante recordar que este caso tiene una larga historia. Inicialmente, el proyecto Barranca-Limonal fue contratado por el consorcio Estrella-H Solís, pero luego se solicitaron los documentos finales por problemas de diseño y expropiaciones. Tras un préstamo aprobado por la Asamblea Legislativa, el Conavi licitó nuevamente el proyecto en enero de este año, con un costo de ₡135 mil millones. Un buen dinerazo, mándale saludos al bolsillo de todos los costarricenses. Esto demuestra que la obra sí es necesaria, pero que la forma en que se gestionó deja mucho que desear.
Con toda esta información a la luz, la pregunta que nos queda es: ¿Estamos viendo el comienzo de una crisis política que podría afectar la estabilidad del país? ¿Será que la ambición de unos pocos está poniendo en riesgo el bienestar de todos los costarricenses? ¿Y cuál crees tú que será el desenlace final de este polémico caso?
Para refrescarles la memoria, estamos hablando del contrato de la Interamericana Norte, un brete que dejó varias vueltas y sospechas. Recordemos que el caso ya involucra a Mauricio Batalla, el exministro anterior, y ahora la sombra del Presidente Chaves se hace más grande. La Fiscalía lleva tiempo indagando este asunto, buscando establecer si hubo alguna irregularidad en la asignación de la obra, y parece que las cartas están sobre la mesa. Este asunto tiene más vueltas que una macarena, pura vaina turbia.
Amador, quien inicialmente estaba en la mira de la justicia, ahora funciona como testigo clave. Gracias a la investigación y a la apertura de su teléfono, la Fiscalía ha encontrado información valiosa que lo sacó del ojo de huracán. Pero ojo, la jugada cambió cuando Amador decidió no seguir la corriente del Presidente y empezó a cuestionar algunas decisiones. Él mismo lo dice: 'Siempre estuve apegado a la ley', pero reconoce que Chaves no digería que no hiciera lo que él quería. ¡Un clásico!
Y ahí viene la bomba: Amador detalla varias situaciones donde Chaves le ejercía presión. Dice que lo citaban a reuniones en Casa Presidencial para insistirle en que favoreciera a Tradeco. No solo eso, sino que también le revocaba las órdenes que Amador daba, generando un choque constante. “El disgusto servía cuando yo daba órdenes que él reversa,” afirma Amador, pintando un cuadro de tensión y desacuerdo en el corazón del gobierno.
El exministro explica que estas tensiones no eran solo por el tema de Tradeco. Habían más roces, como los relacionados con APM Terminals y el paso a desnivel de Taras. Parece que Amador tenía su propia visión de cómo manejar las cosas, y eso no le caía bien a Chaves, quien quería tener el control absoluto. Una verdadera pelea de gallos burocrática. Más que presiones, parecían batallas campales por ver quién mandaba. ¡Qué torta!
Además, Amador señala que su cercanía con otros partidos políticos, y su negativa a ser un mero títere de Chaves, contribuyeron a enfriar la relación. También mencionó su postura con respecto a lo de Pedregal, otro punto de conflicto. El panorama completo pinta un ambiente laboral tenso y lleno de fricciones, donde Amador se negaba a ceder en sus principios. Vaina seria, parce.
Es importante recordar que este caso tiene una larga historia. Inicialmente, el proyecto Barranca-Limonal fue contratado por el consorcio Estrella-H Solís, pero luego se solicitaron los documentos finales por problemas de diseño y expropiaciones. Tras un préstamo aprobado por la Asamblea Legislativa, el Conavi licitó nuevamente el proyecto en enero de este año, con un costo de ₡135 mil millones. Un buen dinerazo, mándale saludos al bolsillo de todos los costarricenses. Esto demuestra que la obra sí es necesaria, pero que la forma en que se gestionó deja mucho que desear.
Con toda esta información a la luz, la pregunta que nos queda es: ¿Estamos viendo el comienzo de una crisis política que podría afectar la estabilidad del país? ¿Será que la ambición de unos pocos está poniendo en riesgo el bienestar de todos los costarricenses? ¿Y cuál crees tú que será el desenlace final de este polémico caso?
