¡Ay, Dios mío! Esto se puso interesante. Luis Amador, el candidato del PIN, anda moviéndose más que pez en agua y eso ha levantado más que polvo en la campaña. Resulta que, desde que se lanzó como contendiente, ya suma cuatro escapadas del país. Cuatro, ¡idiay! Algunos dicen que busca aires frescos, otros ven negocios turbios… bueno, ya saben cómo andamos nosotros con las sospechas.
Según registros migratorios, el exministro se fue corriendo de Costa Rica apenas dos días después de anunciar su postulación. Luego, hizo otro viaje en octubre, que duró unos pocos días. En noviembre, entró y salió casi de corrido, y luego otra vez en diciembre. Imaginen las vueltas que dio el buen hombre para hacer esos viajes, ¡qué brete!
Amador, defendiéndose como pudo, dice que todo es por chamba, que necesita ganar su sustento porque, según él, no tiene el respaldo económico de los peces gordos que se enriquecen con los bonos de deuda. Bueno, ahí va dejando caer indirectas pa’l aire. Dice que los demás compran votos con plata fácil y él, humilde, prefiere ir “a pie” buscando soluciones. Ya, ya… como si fuera novedad que alguien diga eso en una campaña.
Pero la cosa no termina ahí, mi clave. Porque resulta que dentro de su propio partido, le llueven críticas. Ricardo Sossa, quien también quería meterle mano a la presidencia, lo está destrozando en audios que ya están circulando como pan caliente. Mensajes fuertes, muy fuertes, donde usa palabrotas que ni en la plaza del Mercado Central se atreven a decir tan abiertamente. ¡Qué sal!
Sossa lo acusa de ser un candidato ausente, que deja plantada a la gente que sí se está esforzando por llevar la campaña adelante. Dice que él, Amador, está allá afuera haciendo negocios mientras los demás se rompen la espalda acá. Con lujo de detalles, Sossa expone que el candidato ha estado sumergido en tras bambalinas que parecen sacados de telenovela. Y las acusaciones, amigos, son directas y contundentes.
Y ojo, que la cosa va más allá de las diferencias personales. Según Sossa, todo esto refleja el miedo del oficialismo a que la gente escuche las propuestas de Amador y descubra que realmente podría ser una buena opción. Como diciendo: “Si lo dejan hablar, se les acaba el juego”. Una estrategia vieja conocida, pero que sigue funcionando entre nosotros. ¿Será cierto?
Ahora bien, la verdad es que estos escándalos llegan en un momento crucial de la campaña. Las encuestas aún no le dan mucha ventaja a Amador, y estas acusaciones podrían complicarle aún más las cosas. ¿Podrá el candidato del PIN salir airosa de esta crisis interna y convencer al electorado de que es la mejor opción? O terminaremos viendo cómo se va todo al traste por broncas partidistas y viajes misteriosos. De paso, ¿creen que la ciudadanía prestará atención a las verdaderas propuestas o se dejará arrastrar por la polémica y los ataques personales?
Esta situación pinta un cuadro bastante revuelto, ¿verdad? Con tantas idas y venidas, tanto drama interno y tantas acusaciones volando, me pregunto: ¿Cree usted que esta controversia afectará seriamente las posibilidades de Luis Amador en las próximas elecciones? Déjenme saber qué piensan en los comentarios – ¡quiero escuchar sus opiniones!
Según registros migratorios, el exministro se fue corriendo de Costa Rica apenas dos días después de anunciar su postulación. Luego, hizo otro viaje en octubre, que duró unos pocos días. En noviembre, entró y salió casi de corrido, y luego otra vez en diciembre. Imaginen las vueltas que dio el buen hombre para hacer esos viajes, ¡qué brete!
Amador, defendiéndose como pudo, dice que todo es por chamba, que necesita ganar su sustento porque, según él, no tiene el respaldo económico de los peces gordos que se enriquecen con los bonos de deuda. Bueno, ahí va dejando caer indirectas pa’l aire. Dice que los demás compran votos con plata fácil y él, humilde, prefiere ir “a pie” buscando soluciones. Ya, ya… como si fuera novedad que alguien diga eso en una campaña.
Pero la cosa no termina ahí, mi clave. Porque resulta que dentro de su propio partido, le llueven críticas. Ricardo Sossa, quien también quería meterle mano a la presidencia, lo está destrozando en audios que ya están circulando como pan caliente. Mensajes fuertes, muy fuertes, donde usa palabrotas que ni en la plaza del Mercado Central se atreven a decir tan abiertamente. ¡Qué sal!
Sossa lo acusa de ser un candidato ausente, que deja plantada a la gente que sí se está esforzando por llevar la campaña adelante. Dice que él, Amador, está allá afuera haciendo negocios mientras los demás se rompen la espalda acá. Con lujo de detalles, Sossa expone que el candidato ha estado sumergido en tras bambalinas que parecen sacados de telenovela. Y las acusaciones, amigos, son directas y contundentes.
Y ojo, que la cosa va más allá de las diferencias personales. Según Sossa, todo esto refleja el miedo del oficialismo a que la gente escuche las propuestas de Amador y descubra que realmente podría ser una buena opción. Como diciendo: “Si lo dejan hablar, se les acaba el juego”. Una estrategia vieja conocida, pero que sigue funcionando entre nosotros. ¿Será cierto?
Ahora bien, la verdad es que estos escándalos llegan en un momento crucial de la campaña. Las encuestas aún no le dan mucha ventaja a Amador, y estas acusaciones podrían complicarle aún más las cosas. ¿Podrá el candidato del PIN salir airosa de esta crisis interna y convencer al electorado de que es la mejor opción? O terminaremos viendo cómo se va todo al traste por broncas partidistas y viajes misteriosos. De paso, ¿creen que la ciudadanía prestará atención a las verdaderas propuestas o se dejará arrastrar por la polémica y los ataques personales?
Esta situación pinta un cuadro bastante revuelto, ¿verdad? Con tantas idas y venidas, tanto drama interno y tantas acusaciones volando, me pregunto: ¿Cree usted que esta controversia afectará seriamente las posibilidades de Luis Amador en las próximas elecciones? Déjenme saber qué piensan en los comentarios – ¡quiero escuchar sus opiniones!