¡Ay, Dios mío! Esto sí que es una bronca. Un asalto a mano armada dejó a un pobre hombre golpeado en la cara y a toda la gente de Tarbaca, en Aserrí, rayándose la cabeza pensando qué está pasando con la seguridad por estos lados. Parece que la cosa se puso fea y ahora toca analizar bien qué brete estamos viviendo.
Según nos cuentan, los hechos ocurrieron pasadas las ocho de la noche del jueves anterior. Dos tipos, con la cara cubierta y con fieras de por medio, entraron a una verdulería como sacados de una película mala. No precisamente buscando pepinos, sino aterrorizando a los que estaban ahí, incluyendo a un cliente que simplemente quería comprar sus vegetales para la cena. ¡Qué vara!
Lo peor vino cuando uno de los empleados, seguramente asustadísimo, intentó esconderse. Uno de los asaltantes, con la paciencia de un santo, le gritó si estaba escondiendo algo. Y ahí, nomás, el tipo le soltó una patada en la cara que, según algunos testigos, debió dolerle hasta los pelos de la barriga. ¡Imagínate el susto y el dolor! Y encima, robaron los celulares de todos los presentes. Un descaro, diay.
Por suerte, alguien grabó la escena con el celular y el video se viralizó rapidito en redes sociales. Ahora todos tenemos pruebas de este atropello y las autoridades ya están movidas. El OIJ dijo que están haciendo “las labores respectivas”, lo cual suena muy técnico, pero básicamente significa que andan investigando quiénes son esos delincuentes y dónde se metieron. Esperemos que los agarren pronto porque esto da mucho que pensar.
Pero la verdad, la preocupación va más allá de este caso particular. En los últimos meses hemos visto cómo la delincuencia se ha ido infiltrando en nuestras comunidades, incluso en los barrios más tranquilos. Ya no se puede andar tranquilo ni en casa propia, parece. La gente está asustada, con razón, y exigiendo respuestas a las autoridades. Necesitamos más patrullaje, más presencia policial y, sobre todo, medidas efectivas para combatir esta ola de violencia que nos está afectando a todos.
Algunos dicen que la crisis económica es la culpable de todo esto, que la gente se desespera y recurre al delito para sobrevivir. Otros, que hay estructuras organizadas detrás de estos actos vandálicos. Lo cierto es que no hay excusas. Robar, amenazar y pegar golpes a la gente trabajadora nunca es justificable, bajo ningún punto de vista. Y esperar que las cosas mejoren con el tiempo es ingenuo; necesitamos actuar ahora, con firmeza y determinación.
Y hablando de eso, mucha gente se está preguntando si el cambio de mando en Seguridad Pública traerá aire fresco o será otro fiasco. Con tanta promesa y tan pocos resultados, uno ya no sabe qué esperar. Eso sí, esperamos ver acciones concretas, no discursos bonitos. Porque mientras tanto, los delincuentes siguen riéndose de nosotros y la inseguridad sigue siendo nuestra mayor pesadilla. ¡Qué torta!
En fin, amigos, después de esta historia que nos tocó vivir, me pregunto: ¿Ustedes creen que las autoridades realmente tienen bajo control la situación de seguridad en nuestro país o seguimos a merced de los delincuentes? ¿Qué medidas específicas deberían tomar para recuperar la tranquilidad y proteger a los ciudadanos?
Según nos cuentan, los hechos ocurrieron pasadas las ocho de la noche del jueves anterior. Dos tipos, con la cara cubierta y con fieras de por medio, entraron a una verdulería como sacados de una película mala. No precisamente buscando pepinos, sino aterrorizando a los que estaban ahí, incluyendo a un cliente que simplemente quería comprar sus vegetales para la cena. ¡Qué vara!
Lo peor vino cuando uno de los empleados, seguramente asustadísimo, intentó esconderse. Uno de los asaltantes, con la paciencia de un santo, le gritó si estaba escondiendo algo. Y ahí, nomás, el tipo le soltó una patada en la cara que, según algunos testigos, debió dolerle hasta los pelos de la barriga. ¡Imagínate el susto y el dolor! Y encima, robaron los celulares de todos los presentes. Un descaro, diay.
Por suerte, alguien grabó la escena con el celular y el video se viralizó rapidito en redes sociales. Ahora todos tenemos pruebas de este atropello y las autoridades ya están movidas. El OIJ dijo que están haciendo “las labores respectivas”, lo cual suena muy técnico, pero básicamente significa que andan investigando quiénes son esos delincuentes y dónde se metieron. Esperemos que los agarren pronto porque esto da mucho que pensar.
Pero la verdad, la preocupación va más allá de este caso particular. En los últimos meses hemos visto cómo la delincuencia se ha ido infiltrando en nuestras comunidades, incluso en los barrios más tranquilos. Ya no se puede andar tranquilo ni en casa propia, parece. La gente está asustada, con razón, y exigiendo respuestas a las autoridades. Necesitamos más patrullaje, más presencia policial y, sobre todo, medidas efectivas para combatir esta ola de violencia que nos está afectando a todos.
Algunos dicen que la crisis económica es la culpable de todo esto, que la gente se desespera y recurre al delito para sobrevivir. Otros, que hay estructuras organizadas detrás de estos actos vandálicos. Lo cierto es que no hay excusas. Robar, amenazar y pegar golpes a la gente trabajadora nunca es justificable, bajo ningún punto de vista. Y esperar que las cosas mejoren con el tiempo es ingenuo; necesitamos actuar ahora, con firmeza y determinación.
Y hablando de eso, mucha gente se está preguntando si el cambio de mando en Seguridad Pública traerá aire fresco o será otro fiasco. Con tanta promesa y tan pocos resultados, uno ya no sabe qué esperar. Eso sí, esperamos ver acciones concretas, no discursos bonitos. Porque mientras tanto, los delincuentes siguen riéndose de nosotros y la inseguridad sigue siendo nuestra mayor pesadilla. ¡Qué torta!
En fin, amigos, después de esta historia que nos tocó vivir, me pregunto: ¿Ustedes creen que las autoridades realmente tienen bajo control la situación de seguridad en nuestro país o seguimos a merced de los delincuentes? ¿Qué medidas específicas deberían tomar para recuperar la tranquilidad y proteger a los ciudadanos?