¡Pobre diablo! El caso del ministro Arnold Zamora sigue dando de qué hablar, y ahora con la Fiscal General, Carlo Díaz, aclarando el criterio legal que permite investigar al funcionario por la denuncia de presunto abuso. Parece que la movieron unas ganas de aclarar las cosas, pero esto huele a chamaco queriendo cubrirse luego de tanto rollo.
Como recordarán, la bronca empezó con la denuncia de una periodista que asegura haber sido víctima de actos indecorosos en un hotel de Escazú. Un cuento largo y con muchos rodeos, desde que se abrió la caja de Pandora hasta que la Fiscalía tuvo que andar preguntándole a la Presidencia qué hacía exactamente Zamora. ¡Qué vara!
Y ahí fue donde se metieron en un brete. Resulta que, para que la Fiscalía pueda tocarle al ministro, tiene que tener fuero de improcedibilidad, que es como decir, inmunidad. Pero la ley dice que ese fuero aplica a ciertos cargos de alta jerarquía, y Zamora, aparentemente, no entraba en esa categoría porque no tenía una cartera ministerial definida. ¡Un lío, eh!
La Fiscal General, Díaz, nos explica que inicialmente pensaron que sí podía aplicarle el fuero, pero luego revisaron la papelería y descubrieron que Zamora no figuraba como ministro con cartera en la Ley de Administración Pública. Entonces, dijeron: “¡Ah, ok! Entonces lo mandamos a la Fiscalía de Género”. Suena fácil en papel, pero el proceso ha tenido más vueltas que una res fría.
Gabriel Aguilar, el jefe del despacho de Chaves, casi le hace un feo a la Fiscalía por preguntarles sobre el cargo de Zamora. Dijo que era cosa de buscarlo en Google, ¡qué creída! Pero Díaz respondió que no querían consultarle sobre la inmunidad, sino simplemente certificarle el cargo para saber cómo proceder. ¡Menos drama, mael!
Lo más gracioso de todo es que, gracias a esta maraña legal, Zamora pudo presentarse en la Fiscalía sin que le hicieran ni siquiera una pregunta. Le dieron palo, como decimos por acá, porque el caso se maneja bajo la vía ordinaria, como el de cualquier ciudadano común y corriente. ¡Se salvó de loa 'indagatoria', mi pana!
Ahora, volviendo a la denuncia, tenemos a una periodista acusándolo de delitos sexuales, testigos que dicen haberla visto en el hotel en estado sospechoso y la Fuerza Pública interviniendo tras una llamada al 9-1-1. Dicen que lo invitó al hotel con la promesa de un buen trabajo, una táctica bien maquina, pero que terminó peor que freírse los pies. La Fiscalía está recogiendo evidencias, escuchando testimonios... vaya brete, ¿eh?
En fin, este caso ha revelado un montón de cosas sobre la administración pública, la interpretación de las leyes y, sobre todo, sobre cómo funciona el poder en Costa Rica. ¿Será que toda esta polémica servirá para clarificar las funciones de los ministros sin cartera y evitar futuros desaciertos, o simplemente será otro escándalo más que terminará enterrado bajo la alfombra?
Como recordarán, la bronca empezó con la denuncia de una periodista que asegura haber sido víctima de actos indecorosos en un hotel de Escazú. Un cuento largo y con muchos rodeos, desde que se abrió la caja de Pandora hasta que la Fiscalía tuvo que andar preguntándole a la Presidencia qué hacía exactamente Zamora. ¡Qué vara!
Y ahí fue donde se metieron en un brete. Resulta que, para que la Fiscalía pueda tocarle al ministro, tiene que tener fuero de improcedibilidad, que es como decir, inmunidad. Pero la ley dice que ese fuero aplica a ciertos cargos de alta jerarquía, y Zamora, aparentemente, no entraba en esa categoría porque no tenía una cartera ministerial definida. ¡Un lío, eh!
La Fiscal General, Díaz, nos explica que inicialmente pensaron que sí podía aplicarle el fuero, pero luego revisaron la papelería y descubrieron que Zamora no figuraba como ministro con cartera en la Ley de Administración Pública. Entonces, dijeron: “¡Ah, ok! Entonces lo mandamos a la Fiscalía de Género”. Suena fácil en papel, pero el proceso ha tenido más vueltas que una res fría.
Gabriel Aguilar, el jefe del despacho de Chaves, casi le hace un feo a la Fiscalía por preguntarles sobre el cargo de Zamora. Dijo que era cosa de buscarlo en Google, ¡qué creída! Pero Díaz respondió que no querían consultarle sobre la inmunidad, sino simplemente certificarle el cargo para saber cómo proceder. ¡Menos drama, mael!
Lo más gracioso de todo es que, gracias a esta maraña legal, Zamora pudo presentarse en la Fiscalía sin que le hicieran ni siquiera una pregunta. Le dieron palo, como decimos por acá, porque el caso se maneja bajo la vía ordinaria, como el de cualquier ciudadano común y corriente. ¡Se salvó de loa 'indagatoria', mi pana!
Ahora, volviendo a la denuncia, tenemos a una periodista acusándolo de delitos sexuales, testigos que dicen haberla visto en el hotel en estado sospechoso y la Fuerza Pública interviniendo tras una llamada al 9-1-1. Dicen que lo invitó al hotel con la promesa de un buen trabajo, una táctica bien maquina, pero que terminó peor que freírse los pies. La Fiscalía está recogiendo evidencias, escuchando testimonios... vaya brete, ¿eh?
En fin, este caso ha revelado un montón de cosas sobre la administración pública, la interpretación de las leyes y, sobre todo, sobre cómo funciona el poder en Costa Rica. ¿Será que toda esta polémica servirá para clarificar las funciones de los ministros sin cartera y evitar futuros desaciertos, o simplemente será otro escándalo más que terminará enterrado bajo la alfombra?
