¡Ey, pues! Imagínate esto: Carlos Luis Fallas, nuestro querido Calufa, entra al panteón de los grandes escritores hispanoamericanos. No es broma, mi gente. Su legado, guardado celosamente durante años, ahora forma parte de la prestigiosa Caja de las Letras del Instituto Cervantes, un lugar donde reposan manuscritos de figuras gigantes como Pizarnik, Benedetti y Ramírez. ¡Un orgullo nacional, diay!
Para quienes no estén al tanto, la Caja de las Letras es como un cofre del tesoro, pero de letras. Está ubicada en Madrid, en el Instituto Cervantes, y guarda manuscritos originales, cartas y otros documentos personales de autores que han dejado huella en la lengua española. Es una especie de santuario para los amantes de la literatura y un reconocimiento al valor incalculable de la creatividad humana.
Este gran momento llegó gracias al Festival Centroamérica Cuenta, específicamente en su quinta edición. Ellos crearon un espacio dedicado a Calufa dentro de la Caja, el número 1179 para ser exactos. Allí se encuentra un borrador de 58 páginas de una novela que nunca terminó, llamada “Rojo y Verde”, junto con otros papeles y archivos personales que nos dan una ventana a su vida y proceso creativo. ¡Imagínate qué emociones flotaban en el ambiente durante la ceremonia!
El evento tuvo presencia estelar: el mismísimo director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, estuvo ahí, así como el presidente y la directora del festival, Sergio Ramírez y Claudia Neira Bermúdez. Hasta la embajadora de Costa Rica en España, Adriana Bolaños, se hizo presente para atestiguar este importante acontecimiento. Un fiestón cultural, vamos.
La historia detrás de la Caja de las Letras es bastante interesante. Resulta que está ubicada en el sótano del Instituto Cervantes, en una antigua cámara acorazada que perteneció a bancos históricos como el Banco Español del Río de la Plata y el Banco Central. Ahora, en lugar de monedas de oro, guarda el invaluable tesoro de las ideas y las historias. ¡Es como si esas paredes pudieran hablar, contándonos secretos de siglos pasados!
Calufa no fue el único tico en formar parte de este selecto club. Antes que él, Ricardo Miró y Luis Rafael Sánchez (ese mae de MREC) ya habían tenido el honor de dejar sus legados en la Caja de las Letras. Esto demuestra el impacto y la relevancia que tienen nuestros escritores en el ámbito internacional. ¡Nos representan muy bien, eh!
Ahora, hablemos un poco de Calufa. Nacido en Alajuela en 1909 y fallecido en San José en 1966, Carlos Luis Fallas Sibaja fue mucho más que un escritor. Fue un hombre comprometido con su tiempo, dividiendo su vida entre la pluma y la militancia política. Estuvo involucrado en el Partido Comunista, participó activamente en la Guerra Civil de 1948, y hasta fue regidor y diputado. Su obra refleja esa profunda conexión con la realidad social de Costa Rica, con toques de crítica y denuncia que siguen siendo relevantes hoy en día. No olvidemos obras maestras como 'Mamita Yunai', 'Gentes y gentecillas' o 'Marcos Ramírez'. Son pura joya, pura carga, esos libros.
En fin, este homenaje a Calufa es una excelente oportunidad para reflexionar sobre la importancia de preservar nuestra memoria histórica y valorar a nuestros artistas nacionales. ¿Consideran ustedes que se le da suficiente visibilidad a la literatura costarricense fuera de nuestras fronteras? ¿Y creen que iniciativas como ésta pueden contribuir a promover aún más la cultura tica a nivel mundial?
Para quienes no estén al tanto, la Caja de las Letras es como un cofre del tesoro, pero de letras. Está ubicada en Madrid, en el Instituto Cervantes, y guarda manuscritos originales, cartas y otros documentos personales de autores que han dejado huella en la lengua española. Es una especie de santuario para los amantes de la literatura y un reconocimiento al valor incalculable de la creatividad humana.
Este gran momento llegó gracias al Festival Centroamérica Cuenta, específicamente en su quinta edición. Ellos crearon un espacio dedicado a Calufa dentro de la Caja, el número 1179 para ser exactos. Allí se encuentra un borrador de 58 páginas de una novela que nunca terminó, llamada “Rojo y Verde”, junto con otros papeles y archivos personales que nos dan una ventana a su vida y proceso creativo. ¡Imagínate qué emociones flotaban en el ambiente durante la ceremonia!
El evento tuvo presencia estelar: el mismísimo director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, estuvo ahí, así como el presidente y la directora del festival, Sergio Ramírez y Claudia Neira Bermúdez. Hasta la embajadora de Costa Rica en España, Adriana Bolaños, se hizo presente para atestiguar este importante acontecimiento. Un fiestón cultural, vamos.
La historia detrás de la Caja de las Letras es bastante interesante. Resulta que está ubicada en el sótano del Instituto Cervantes, en una antigua cámara acorazada que perteneció a bancos históricos como el Banco Español del Río de la Plata y el Banco Central. Ahora, en lugar de monedas de oro, guarda el invaluable tesoro de las ideas y las historias. ¡Es como si esas paredes pudieran hablar, contándonos secretos de siglos pasados!
Calufa no fue el único tico en formar parte de este selecto club. Antes que él, Ricardo Miró y Luis Rafael Sánchez (ese mae de MREC) ya habían tenido el honor de dejar sus legados en la Caja de las Letras. Esto demuestra el impacto y la relevancia que tienen nuestros escritores en el ámbito internacional. ¡Nos representan muy bien, eh!
Ahora, hablemos un poco de Calufa. Nacido en Alajuela en 1909 y fallecido en San José en 1966, Carlos Luis Fallas Sibaja fue mucho más que un escritor. Fue un hombre comprometido con su tiempo, dividiendo su vida entre la pluma y la militancia política. Estuvo involucrado en el Partido Comunista, participó activamente en la Guerra Civil de 1948, y hasta fue regidor y diputado. Su obra refleja esa profunda conexión con la realidad social de Costa Rica, con toques de crítica y denuncia que siguen siendo relevantes hoy en día. No olvidemos obras maestras como 'Mamita Yunai', 'Gentes y gentecillas' o 'Marcos Ramírez'. Son pura joya, pura carga, esos libros.
En fin, este homenaje a Calufa es una excelente oportunidad para reflexionar sobre la importancia de preservar nuestra memoria histórica y valorar a nuestros artistas nacionales. ¿Consideran ustedes que se le da suficiente visibilidad a la literatura costarricense fuera de nuestras fronteras? ¿Y creen que iniciativas como ésta pueden contribuir a promover aún más la cultura tica a nivel mundial?