Tremenda bronca, fíjate tú. Este lunes se va a definir el destino legal de Carmona Jaén, el tipo que está señalado como el principal sospechoso de haberle quitado la vida a Raquel Arroyo. El Tribunal Penal de Liberia va a leer el Por Tanto, así que ya veremos qué les cayó a los jueces luego de tanto proceso judicial. La verdad, este caso ha dado vuelta y vuelta, y toca ver si finalmente se hace justicia.
Si te perdiste la jugada, esto se remonta al 15 de julio del 2020. Se dice que Carmona, aprovechándose de sus conocimientos médicos – ¡qué nivel de macabrezas!, diay – le metió unos yerbajos y unas gotas que terminaron siendo fatales para Raquel. Parece que le administró medicinas vía oral e intravenosas, provocándole una intoxicación tremenda, edema y hemorragia pulmonar. Una pena terrible, vaya.
Lo peor es que, según las investigaciones, este femicidio se llevó a cabo frente a los hijitos de ambos. Imagínate el trauma que se llevaron los nenes… una torta, de verdad. Es que cómo explicarles eso a los niños, ¿verdad? Ahí te das cuenta de la profundidad del daño que puede causar la violencia doméstica, y vaya que hay mucha por estas tierras.
Y ni hablar de la historia previa. Resulta que Arroyo, durante los años que estuvieron juntos, sufrió mucho desgaste psicológico por culpa de Carmona. Dicen que le ponían trabas para salir, para socializar, y hasta controlaba dónde andaba. Un control malsano, pura paranoia, vamos. Parecía que quería tenerla encerrada en una jaula dorada, pero llena de sufrimiento.
Las autoridades creen que Carmona estaba buscando aprovecharse de una póliza de seguro que Raquel tenía sobre una casa. ¡Qué poca gana!, mae. Nochéndose de la desgracia de su propia esposa para llenar los bolsillos. Además, se robaron un millón de colones de una cuenta bancaria de la fallecida. Menuda barra, fíjate. Esto demuestra que algunos hombres no tienen escrúpulos, y se aprovechan de cualquier cosa para sacar provecho.
Recordemos que en la investigación se encontraron indicios de que Carmona utilizó sus habilidades médicas para cometer este acto horrible. Eso lo hace aún más grave, porque no se trata de un impulso, sino de un plan premeditado. Es como si hubiera estudiado la manera de acabar con la vida de Raquel, utilizando su profesión como arma. ¡Qué sal!”, la verdad.
En otros temas, parece que este caso ha reavivado el debate sobre la necesidad de fortalecer las políticas públicas para prevenir la violencia de género en Costa Rica. Vimos recientemente el caso de Nadia Peraza, y ahora esto de Carmona… No podemos seguir viendo cómo las mujeres sufren a manos de sus parejas. Hay que hacer algo, diay. Hay que levantar la voz y exigir cambios reales. Necesitamos educar, sensibilizar y proteger a las víctimas. Porque este machismo sigue arraigado en nuestra sociedad, y nos cuesta trabajo sacudirnos de él.
Ahora, después de tanto revuelo, de tanta angustia, la fecha clave llegó: la lectura de la sentencia. ¿Será suficiente para darle paz a la familia de Raquel? ¿Logrará este veredicto mandar un mensaje claro a todos aquellos que piensen en recurrir a la violencia como solución a sus problemas? La pregunta queda abierta, compas. ¿Ustedes creen que la ley castigará debidamente a Carmona Jaén por este espantoso femicidio?
Si te perdiste la jugada, esto se remonta al 15 de julio del 2020. Se dice que Carmona, aprovechándose de sus conocimientos médicos – ¡qué nivel de macabrezas!, diay – le metió unos yerbajos y unas gotas que terminaron siendo fatales para Raquel. Parece que le administró medicinas vía oral e intravenosas, provocándole una intoxicación tremenda, edema y hemorragia pulmonar. Una pena terrible, vaya.
Lo peor es que, según las investigaciones, este femicidio se llevó a cabo frente a los hijitos de ambos. Imagínate el trauma que se llevaron los nenes… una torta, de verdad. Es que cómo explicarles eso a los niños, ¿verdad? Ahí te das cuenta de la profundidad del daño que puede causar la violencia doméstica, y vaya que hay mucha por estas tierras.
Y ni hablar de la historia previa. Resulta que Arroyo, durante los años que estuvieron juntos, sufrió mucho desgaste psicológico por culpa de Carmona. Dicen que le ponían trabas para salir, para socializar, y hasta controlaba dónde andaba. Un control malsano, pura paranoia, vamos. Parecía que quería tenerla encerrada en una jaula dorada, pero llena de sufrimiento.
Las autoridades creen que Carmona estaba buscando aprovecharse de una póliza de seguro que Raquel tenía sobre una casa. ¡Qué poca gana!, mae. Nochéndose de la desgracia de su propia esposa para llenar los bolsillos. Además, se robaron un millón de colones de una cuenta bancaria de la fallecida. Menuda barra, fíjate. Esto demuestra que algunos hombres no tienen escrúpulos, y se aprovechan de cualquier cosa para sacar provecho.
Recordemos que en la investigación se encontraron indicios de que Carmona utilizó sus habilidades médicas para cometer este acto horrible. Eso lo hace aún más grave, porque no se trata de un impulso, sino de un plan premeditado. Es como si hubiera estudiado la manera de acabar con la vida de Raquel, utilizando su profesión como arma. ¡Qué sal!”, la verdad.
En otros temas, parece que este caso ha reavivado el debate sobre la necesidad de fortalecer las políticas públicas para prevenir la violencia de género en Costa Rica. Vimos recientemente el caso de Nadia Peraza, y ahora esto de Carmona… No podemos seguir viendo cómo las mujeres sufren a manos de sus parejas. Hay que hacer algo, diay. Hay que levantar la voz y exigir cambios reales. Necesitamos educar, sensibilizar y proteger a las víctimas. Porque este machismo sigue arraigado en nuestra sociedad, y nos cuesta trabajo sacudirnos de él.
Ahora, después de tanto revuelo, de tanta angustia, la fecha clave llegó: la lectura de la sentencia. ¿Será suficiente para darle paz a la familia de Raquel? ¿Logrará este veredicto mandar un mensaje claro a todos aquellos que piensen en recurrir a la violencia como solución a sus problemas? La pregunta queda abierta, compas. ¿Ustedes creen que la ley castigará debidamente a Carmona Jaén por este espantoso femicidio?