¡Ay, Dios mío! Esto se puso caliente, chiquillos. Resulta que el Presidente Chaves, parece que se le pasó un detalle gordísimo. Un detalle que ahora tiene a medio país preguntándose qué estaba pasando en Casa Amarilla. Vamos por partes, porque esta vaina tiene más vueltas que una piñata en carnaval.
Según declaraciones del exministro Luis Amador, antes de que lo sacaran del gabinete, la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) le advirtió al Presidente sobre unos vínculos turbios de un socio de la empresa mexicana Tradeco – la misma que quería el contrato de ampliación de la carretera Barranca-Limonal – con el mundo del narcotráfico y otros negocios sospechosos. ¡Imagínate!, la DIS, el órgano encargado de cuidarnos de los peligros, y el Presidente, aparentemente, haciendo oídos sordos. Y colorín colorado, este cuento ha salido a la luz gracias a unas declaraciones que Amador rindió ante la Fiscalía como testigo en la causa penal que cursan contra Chaves y el exministro Batalla.
Y ni hablar del contrato de Barranca-Limonal, que ya trae atrasos que dan pena ajena. Este proyecto, que vale más de $182 millones y cuenta con el aval del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), iba a ser una bendición para la movilidad en el norte del país. Pero parece que la cosa se empañó con toda esta polémica de la adjudicación. Recordemos que inicialmente el contrato lo tenía el consorcio H Solís-La Estrella, pero luego apareció el famoso “caso Cochinilla” que frenó todo, dejando el proyecto medio varado y con un retraso considerable, ¡una torta!
Amador, en su declaración, detalló cómo Chaves insistía en que el contrato se le diera a Tradeco, aunque sabía de las alertas de la DIS. Dice que incluso le pidió que cediera el contrato, pero que él le explicó que la decisión final era del BID. El tipo, con toda la calma del mundo, le dijo que si la empresa tenía las aprobaciones del BID y presentaba la garantía de cumplimiento, todo estaría bien. Pero obviamente, eso no ocurrió, y al final, terminaron resolviendo el contrato con el consorcio anterior.
Pero la cosa no termina ahí, chunches. Además de la presión para favorecer a Tradeco, Chaves también habría presionado a Mónica Araya, la exprimera presidenta ejecutiva del INS, para que le otorgara una garantía de cumplimiento a la empresa, pese a que no cumplía con los requisitos. Después de eso, ¡sorpresa!, Araya fue despedida con una justificación bastante vaga de “pérdida de confianza”. ¡Qué sal! Parece novela de telenovela, ¿verdad?
Entre tanto, la Fiscalía sigue investigando a Chaves y Batalla por peculado, acusándolos de cometer irregularidades en el proceso de adjudicación de las obras. Y para complicar aún más las cosas, aparece el nombre de Randall Chuken metido en todas, como mosca en la leche. Aparentemente, este señor era quien hacía las veces de enlace entre el gobierno y Tradeco, asistiendo a varias reuniones en Casa Presidencial junto con otros representantes de empresas interesadas, incluyendo Andrade Gutiérrez y otras que nadie conoce muy bien.
El tema es que todo esto está generando una gran controversia política en el país. La oposición exige una investigación exhaustiva y la renuncia de Chaves, mientras que el gobierno defiende al Presidente, alegando que se trata de una campaña difamatoria. Y nosotros, los ciudadanos, seguimos esperando que se haga justicia y que nuestros impuestos no sean utilizados para financiar proyectos corruptos. ¿Será que esta vez sí vamos a ver consecuencias reales para los responsables o simplemente será otro capítulo más de la historia de la corrupción en Costa Rica?
Ahora dime, chiquillo o chiquilla: ¿Crees que la insistencia del Presidente Chaves en favorecer a Tradeco revela una intención deliberada de cometer actos de corrupción, o es simplemente una serie de coincidencias desafortunadas? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
Según declaraciones del exministro Luis Amador, antes de que lo sacaran del gabinete, la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) le advirtió al Presidente sobre unos vínculos turbios de un socio de la empresa mexicana Tradeco – la misma que quería el contrato de ampliación de la carretera Barranca-Limonal – con el mundo del narcotráfico y otros negocios sospechosos. ¡Imagínate!, la DIS, el órgano encargado de cuidarnos de los peligros, y el Presidente, aparentemente, haciendo oídos sordos. Y colorín colorado, este cuento ha salido a la luz gracias a unas declaraciones que Amador rindió ante la Fiscalía como testigo en la causa penal que cursan contra Chaves y el exministro Batalla.
Y ni hablar del contrato de Barranca-Limonal, que ya trae atrasos que dan pena ajena. Este proyecto, que vale más de $182 millones y cuenta con el aval del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), iba a ser una bendición para la movilidad en el norte del país. Pero parece que la cosa se empañó con toda esta polémica de la adjudicación. Recordemos que inicialmente el contrato lo tenía el consorcio H Solís-La Estrella, pero luego apareció el famoso “caso Cochinilla” que frenó todo, dejando el proyecto medio varado y con un retraso considerable, ¡una torta!
Amador, en su declaración, detalló cómo Chaves insistía en que el contrato se le diera a Tradeco, aunque sabía de las alertas de la DIS. Dice que incluso le pidió que cediera el contrato, pero que él le explicó que la decisión final era del BID. El tipo, con toda la calma del mundo, le dijo que si la empresa tenía las aprobaciones del BID y presentaba la garantía de cumplimiento, todo estaría bien. Pero obviamente, eso no ocurrió, y al final, terminaron resolviendo el contrato con el consorcio anterior.
Pero la cosa no termina ahí, chunches. Además de la presión para favorecer a Tradeco, Chaves también habría presionado a Mónica Araya, la exprimera presidenta ejecutiva del INS, para que le otorgara una garantía de cumplimiento a la empresa, pese a que no cumplía con los requisitos. Después de eso, ¡sorpresa!, Araya fue despedida con una justificación bastante vaga de “pérdida de confianza”. ¡Qué sal! Parece novela de telenovela, ¿verdad?
Entre tanto, la Fiscalía sigue investigando a Chaves y Batalla por peculado, acusándolos de cometer irregularidades en el proceso de adjudicación de las obras. Y para complicar aún más las cosas, aparece el nombre de Randall Chuken metido en todas, como mosca en la leche. Aparentemente, este señor era quien hacía las veces de enlace entre el gobierno y Tradeco, asistiendo a varias reuniones en Casa Presidencial junto con otros representantes de empresas interesadas, incluyendo Andrade Gutiérrez y otras que nadie conoce muy bien.
El tema es que todo esto está generando una gran controversia política en el país. La oposición exige una investigación exhaustiva y la renuncia de Chaves, mientras que el gobierno defiende al Presidente, alegando que se trata de una campaña difamatoria. Y nosotros, los ciudadanos, seguimos esperando que se haga justicia y que nuestros impuestos no sean utilizados para financiar proyectos corruptos. ¿Será que esta vez sí vamos a ver consecuencias reales para los responsables o simplemente será otro capítulo más de la historia de la corrupción en Costa Rica?
Ahora dime, chiquillo o chiquilla: ¿Crees que la insistencia del Presidente Chaves en favorecer a Tradeco revela una intención deliberada de cometer actos de corrupción, o es simplemente una serie de coincidencias desafortunadas? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
