Maes, seamos honestos. El ring político tico está que arde y el round más reciente tiene a todo el mundo con el cuello estirado para ver mejor. De un lado del cuadrilátero, tenemos al presidente Rodrigo Chaves, con su estilo confrontativo que ya todos conocemos. Del otro, al fiscal general, Carlo Díaz, que tampoco se anda por las ramas. ¿El premio? El fuero presidencial. Y diay, en medio de todo este pleito, el país entero se pregunta: ¿a qué estamos jugando? Porque, sinceramente, ¡qué despiche se está armando!
Para los que andan un poco perdidos en la vara, se los resumo fácil: la Fiscalía acusa al presi de un supuesto delito de concusión. La bronca viene por unos $405,000 que donó el BCIE y que, al parecer, se usaron para contratar a la empresa de comunicación de Cristian Bulgarelli (RMC La Productora) de una forma, digamos, 'hecha a la medida'. La acusación es grave, porque sugiere que el propio Bulgarelli habría redactado los términos del contrato después de unas reuniones en Casa Presidencial. O sea, un 'yo con yo' en toda regla, según la Fiscalía. Ante este panorama, el fiscal mandó el expediente a la Corte Suprema, y la Corte dijo: 'Mae, esto no es brete nuestro, que decidan los diputados si le quitan el fuero'. Y así es como esta novela llegó a la Asamblea Legislativa.
Como era de esperarse, Chaves no se quedó callado. Fiel a su libreto, salió a decir que todo es un 'ridículo' y que duerme 'súper en paz'. Aprovechó una gira para tirarle con todo al fiscal, a quien bautizó como 'san Carlo Díaz de la perpetua verdad', y lo acusó de querer montar un show para generar una 'crisis política'. Según Chaves, el fiscal debería estar tan avergonzado que no debería 'ni salir de la casa'. Es la estrategia Chaves en su máxima expresión: la mejor defensa es un buen ataque. Pone a sus adversarios a la defensiva y pinta todo como una persecución de 'quienes defienden el sistema que lo ha fregado tanto al costarricense'. Una jugada que le ha funcionado antes, pero que ahora se topa con un muro institucional que no parece tan fácil de derrumbar.
Mientras tanto, en el otro lado de la avenida Central, la Asamblea Legislativa tiene la papa caliente en las manos. Ya se formó la comisión especial que va a analizar si se jalaron una torta en Presidencia o si la Fiscalía está montando un show. Tienen 20 días hábiles (prorrogables) para entregar un informe. Después de eso, el plenario votará. Y aquí viene lo bueno: se necesitan 38 votos para levantarle la inmunidad a Chaves. ¡38! Eso no es cualquier cosa en un congreso tan fragmentado. Si lo logran, sería un hecho inédito y la Fiscalía podría seguir con la investigación con el presidente aún en el cargo. Si no lo logran, la vara se archiva hasta que Chaves termine su mandato. El futuro político del país, literalmente, se está decidiendo en esa comisión.
Al final, mientras los políticos se tiran filazos y miden fuerzas, uno se pregunta qué pasa con el resto del país. Toda esta energía, tiempo y recursos se van en un pleito que parece no tener fin, mientras los problemas de siempre siguen ahí. La estabilidad, la confianza en las instituciones y la capacidad de gobernar se pueden ir al traste si este conflicto escala más. ¡Qué sal la nuestra! Pareciera que estamos condenados a vivir en un constante estado de crisis, donde cada bando jala para su lado y el bien común queda en un segundo plano. Veremos en qué termina este novelón, pero por ahora, la única certeza es la incertidumbre.
Ahora les toca a ustedes, maes. Más allá de si son pro-Chaves o anti-Chaves, ¿quién creen que sale más golpeado de todo este despiche: el Presidente, el Fiscal o, como casi siempre, el país que solo ve el pleito desde la gradería?
Para los que andan un poco perdidos en la vara, se los resumo fácil: la Fiscalía acusa al presi de un supuesto delito de concusión. La bronca viene por unos $405,000 que donó el BCIE y que, al parecer, se usaron para contratar a la empresa de comunicación de Cristian Bulgarelli (RMC La Productora) de una forma, digamos, 'hecha a la medida'. La acusación es grave, porque sugiere que el propio Bulgarelli habría redactado los términos del contrato después de unas reuniones en Casa Presidencial. O sea, un 'yo con yo' en toda regla, según la Fiscalía. Ante este panorama, el fiscal mandó el expediente a la Corte Suprema, y la Corte dijo: 'Mae, esto no es brete nuestro, que decidan los diputados si le quitan el fuero'. Y así es como esta novela llegó a la Asamblea Legislativa.
Como era de esperarse, Chaves no se quedó callado. Fiel a su libreto, salió a decir que todo es un 'ridículo' y que duerme 'súper en paz'. Aprovechó una gira para tirarle con todo al fiscal, a quien bautizó como 'san Carlo Díaz de la perpetua verdad', y lo acusó de querer montar un show para generar una 'crisis política'. Según Chaves, el fiscal debería estar tan avergonzado que no debería 'ni salir de la casa'. Es la estrategia Chaves en su máxima expresión: la mejor defensa es un buen ataque. Pone a sus adversarios a la defensiva y pinta todo como una persecución de 'quienes defienden el sistema que lo ha fregado tanto al costarricense'. Una jugada que le ha funcionado antes, pero que ahora se topa con un muro institucional que no parece tan fácil de derrumbar.
Mientras tanto, en el otro lado de la avenida Central, la Asamblea Legislativa tiene la papa caliente en las manos. Ya se formó la comisión especial que va a analizar si se jalaron una torta en Presidencia o si la Fiscalía está montando un show. Tienen 20 días hábiles (prorrogables) para entregar un informe. Después de eso, el plenario votará. Y aquí viene lo bueno: se necesitan 38 votos para levantarle la inmunidad a Chaves. ¡38! Eso no es cualquier cosa en un congreso tan fragmentado. Si lo logran, sería un hecho inédito y la Fiscalía podría seguir con la investigación con el presidente aún en el cargo. Si no lo logran, la vara se archiva hasta que Chaves termine su mandato. El futuro político del país, literalmente, se está decidiendo en esa comisión.
Al final, mientras los políticos se tiran filazos y miden fuerzas, uno se pregunta qué pasa con el resto del país. Toda esta energía, tiempo y recursos se van en un pleito que parece no tener fin, mientras los problemas de siempre siguen ahí. La estabilidad, la confianza en las instituciones y la capacidad de gobernar se pueden ir al traste si este conflicto escala más. ¡Qué sal la nuestra! Pareciera que estamos condenados a vivir en un constante estado de crisis, donde cada bando jala para su lado y el bien común queda en un segundo plano. Veremos en qué termina este novelón, pero por ahora, la única certeza es la incertidumbre.
Ahora les toca a ustedes, maes. Más allá de si son pro-Chaves o anti-Chaves, ¿quién creen que sale más golpeado de todo este despiche: el Presidente, el Fiscal o, como casi siempre, el país que solo ve el pleito desde la gradería?