A ver, maes, seamos honestos: caminar por el centro de Chepe a veces se siente como jugar una partida de Tetris con el cuerpo. Entre los huecos, los vendedores, la gente que va a mil por hora y las paradas de bus improvisadas, uno termina haciendo más piruetas que un gimnasta olímpico. Por años, la idea de sentarse tranquilamente en una mesita sobre la acera, tomándose un café y viendo la vida pasar, sonaba a algo que solo se ve en películas o en fotos de París. Una vara completamente ajena a nuestra realidad urbana.
Pero parece que alguien en la Municipalidad de San José se despertó un día y dijo: “Diay, ¿y por qué no?”. Porque la noticia que soltaron es que, por fin, se aprobó por unanimidad un reglamento para regular el “comercio al aire libre”. ¡Qué tuanis! En español sencillo: los restaurantes, cafeterías y negocios similares que ya tengan su patente van a poder pedir permiso para poner mesitas, sillas y sombrillas en las aceras, bulevares y hasta en algunas calles. La idea es darle un empujón a la economía y, de paso, ponerle un poquito más de sabor y vida a una capital que a gritos lo pide.
Claro, antes de que se imaginen el Paseo Colón convertido en Las Ramblas de Barcelona, hay que leer la letra pequeña. No es que ahora todo va a ser un fiestón a la libre. Para que la vara funcione y no se arme un caos, pusieron reglas bastante claras y, la verdad, muy lógicas. Por ejemplo, en las aceras siempre tiene que quedar un espacio libre de 1.20 metros para que la gente pueda caminar sin broncas. En los paseos peatonales, como la Avenida Central, el área de paso no puede ser menor a 5 metros, y las ciclovías se respetan sí o sí. ¡Faltaría más! Tampoco se puede poner nada cerca de hidrantes, paradas de bus o la entrada de una casa. El objetivo, según la Muni, es que todo quede a cachete: que el negocio venda, que la gente camine y que la ciudad se vea más ordenada y viva.
Ahora, aquí viene el balde de agua fría para los que ya se veían montando un imperio de terrazas. Los permisos son temporales, no se pueden transferir y, lo más importante, solicitarlo no significa que se lo van a dar. La Muni va a analizar cada caso porque, al final del día, la calle es de todos. Además, nada de construir estructuras fijas ni de ponerse a modificar el diseño urbano. El mobiliario tiene que ser liviano, de esos chunches que se quitan y se ponen. Esto implica un brete extra para los dueños de los locales, que tendrán que montar y desmontar el chiringuito todos los días. Un pequeño sacrificio por un bien mayor, supongo.
Diay, al final, la pregunta del millón es si esta iniciativa se va a convertir en un verdadero motor de cambio o en otro de esos reglamentos bien intencionados que se quedan en el papel. Personalmente, me ilusiona la posibilidad. Imagínense una tarde en Barrio Escalante o en los alrededores de la Plaza de la Cultura con esa vibra. ¡Qué carga sería ver el centro de Chepe con esa energía más cosmopolita y amigable! Podría ser el inicio de una transformación para que la capital deje de ser solo un lugar de paso y se convierta en un destino en sí mismo.
Pero bueno, esa es mi opinión. Ahora les toca a ustedes: ¿Creen que esta medida va a funcionar de verdad? ¿O piensan que la burocracia y la falta de control van a hacer que la idea se vaya al traste? ¡Los leo en los comentarios, maes!
Pero parece que alguien en la Municipalidad de San José se despertó un día y dijo: “Diay, ¿y por qué no?”. Porque la noticia que soltaron es que, por fin, se aprobó por unanimidad un reglamento para regular el “comercio al aire libre”. ¡Qué tuanis! En español sencillo: los restaurantes, cafeterías y negocios similares que ya tengan su patente van a poder pedir permiso para poner mesitas, sillas y sombrillas en las aceras, bulevares y hasta en algunas calles. La idea es darle un empujón a la economía y, de paso, ponerle un poquito más de sabor y vida a una capital que a gritos lo pide.
Claro, antes de que se imaginen el Paseo Colón convertido en Las Ramblas de Barcelona, hay que leer la letra pequeña. No es que ahora todo va a ser un fiestón a la libre. Para que la vara funcione y no se arme un caos, pusieron reglas bastante claras y, la verdad, muy lógicas. Por ejemplo, en las aceras siempre tiene que quedar un espacio libre de 1.20 metros para que la gente pueda caminar sin broncas. En los paseos peatonales, como la Avenida Central, el área de paso no puede ser menor a 5 metros, y las ciclovías se respetan sí o sí. ¡Faltaría más! Tampoco se puede poner nada cerca de hidrantes, paradas de bus o la entrada de una casa. El objetivo, según la Muni, es que todo quede a cachete: que el negocio venda, que la gente camine y que la ciudad se vea más ordenada y viva.
Ahora, aquí viene el balde de agua fría para los que ya se veían montando un imperio de terrazas. Los permisos son temporales, no se pueden transferir y, lo más importante, solicitarlo no significa que se lo van a dar. La Muni va a analizar cada caso porque, al final del día, la calle es de todos. Además, nada de construir estructuras fijas ni de ponerse a modificar el diseño urbano. El mobiliario tiene que ser liviano, de esos chunches que se quitan y se ponen. Esto implica un brete extra para los dueños de los locales, que tendrán que montar y desmontar el chiringuito todos los días. Un pequeño sacrificio por un bien mayor, supongo.
Diay, al final, la pregunta del millón es si esta iniciativa se va a convertir en un verdadero motor de cambio o en otro de esos reglamentos bien intencionados que se quedan en el papel. Personalmente, me ilusiona la posibilidad. Imagínense una tarde en Barrio Escalante o en los alrededores de la Plaza de la Cultura con esa vibra. ¡Qué carga sería ver el centro de Chepe con esa energía más cosmopolita y amigable! Podría ser el inicio de una transformación para que la capital deje de ser solo un lugar de paso y se convierta en un destino en sí mismo.
Pero bueno, esa es mi opinión. Ahora les toca a ustedes: ¿Creen que esta medida va a funcionar de verdad? ¿O piensan que la burocracia y la falta de control van a hacer que la idea se vaya al traste? ¡Los leo en los comentarios, maes!