¡Ay, Dios mío, qué chimba esto! La Compañía Nacional de Teatro (CNT) le dio un sopapo cultural al aburrimiento y revivió a Cervantes en el Teatro de la Aduana Alberto Cañas. No me digan que los clásicos ya no sirven porque estos señores nos demostraron que Don Miguel todavía tiene mucho que decirnos, y vaya que lo dice con estilo y unas risas que te duelen la barriga.
La obra, titulada “De divorcios, celos y maravillas cervantinas”, dirigida por Claudia Barrionuevo, es una locura. Un mix de humor, reflexiones profundas y críticas sociales que te dejan pensando mientras te secas las lágrimas de tanto reír. Se trata de tres piezas cortas del Quijote – 'La Jueza de los Divorcios', 'El Retablo de las Maravillas' y 'El Viejo Celoso'–, pero contadas desde una perspectiva totalmente actual, ¡como si Cervantes fuera un mae bien tico!
Barrionuevo agarró esas historias y les metió un chile tico, resaltando cómo las debilidades humanas – los celos, la hipocresía, las broncas matrimoniales – siguen vigentes hoy en día. No es solamente leer obras antiguas, es mirar el espejo y ver reflejadas nuestras propias imperfecciones, pero con una sonrisa en la boca. Se la pasan picando a los políticos, a la sociedad, a nosotros mismos… ¡y qué razón tienen!
El elenco, ¡uff!, una joya pura. Gabriela Alfaro, Bárbara Alpízar, Carlos Alvarado (sí, el ex presidente también actúa, y se le nota que le gusta), Susy Arnáez, Fabricio Fernández... todos dando cátedra de actuación. Se nota que le pusieron el alma y el corazón a este proyecto. Conectar el Siglo de Oro con el presente costarricense no es tarea fácil, pero ellos lo lograron con creces. Te dan ganas de aplaudirles hasta que les duelan las manos.
Y hablando de producción, ¡qué se fajaron! El diseño escenográfico de Róger Robles, con esos jueguitos de videomapping, te transporta directamente al mundo cervantino, pero con toques modernos. El vestuario de Wendy Hall Fernández es impecable, y la iluminación de Giovanni Sandí crea atmósferas mágicas que complementan a la perfección la historia. Hasta el maquillaje y peinados de Mamilo estuvieron a otro nivel – ¡ese mae siempre sorprende!
Lo interesante de esta propuesta es que no te aburre ni un momento. Aunque no seas fanático de la literatura clásica, te vas a sentir identificado con los personajes y sus dilemas. Es un espectáculo para toda la familia, un buen pretexto para salir de la rutina y disfrutar de una noche de arte de calidad. Además, ayuda a mantener viva la cultura nacional, porque, díganle a quien digan, ¡el teatro es fundamental para nuestra identidad!
Si buscas un plan diferente para este fin de semana, no busques más. Las funciones son de jueves a sábado a las 7:00 p.m. y domingos a las 5:00 p.m. Los precios son accesibles: ¢8.000 la entrada general, y ¢4.000 para estudiantes, jubilados y tarjetahabientes Brete. ¡No te la pierdas, mae! Es un verdadero regalo para el alma y para el bolsillo.
Después de haber visto esta obra, me quedé pensando: ¿cree usted que la CNT debería hacer más propuestas así, fusionando el patrimonio cultural costarricense con enfoques contemporáneos para atraer a un público más amplio, o prefiere que se mantengan enfocados en producciones más tradicionales?
La obra, titulada “De divorcios, celos y maravillas cervantinas”, dirigida por Claudia Barrionuevo, es una locura. Un mix de humor, reflexiones profundas y críticas sociales que te dejan pensando mientras te secas las lágrimas de tanto reír. Se trata de tres piezas cortas del Quijote – 'La Jueza de los Divorcios', 'El Retablo de las Maravillas' y 'El Viejo Celoso'–, pero contadas desde una perspectiva totalmente actual, ¡como si Cervantes fuera un mae bien tico!
Barrionuevo agarró esas historias y les metió un chile tico, resaltando cómo las debilidades humanas – los celos, la hipocresía, las broncas matrimoniales – siguen vigentes hoy en día. No es solamente leer obras antiguas, es mirar el espejo y ver reflejadas nuestras propias imperfecciones, pero con una sonrisa en la boca. Se la pasan picando a los políticos, a la sociedad, a nosotros mismos… ¡y qué razón tienen!
El elenco, ¡uff!, una joya pura. Gabriela Alfaro, Bárbara Alpízar, Carlos Alvarado (sí, el ex presidente también actúa, y se le nota que le gusta), Susy Arnáez, Fabricio Fernández... todos dando cátedra de actuación. Se nota que le pusieron el alma y el corazón a este proyecto. Conectar el Siglo de Oro con el presente costarricense no es tarea fácil, pero ellos lo lograron con creces. Te dan ganas de aplaudirles hasta que les duelan las manos.
Y hablando de producción, ¡qué se fajaron! El diseño escenográfico de Róger Robles, con esos jueguitos de videomapping, te transporta directamente al mundo cervantino, pero con toques modernos. El vestuario de Wendy Hall Fernández es impecable, y la iluminación de Giovanni Sandí crea atmósferas mágicas que complementan a la perfección la historia. Hasta el maquillaje y peinados de Mamilo estuvieron a otro nivel – ¡ese mae siempre sorprende!
Lo interesante de esta propuesta es que no te aburre ni un momento. Aunque no seas fanático de la literatura clásica, te vas a sentir identificado con los personajes y sus dilemas. Es un espectáculo para toda la familia, un buen pretexto para salir de la rutina y disfrutar de una noche de arte de calidad. Además, ayuda a mantener viva la cultura nacional, porque, díganle a quien digan, ¡el teatro es fundamental para nuestra identidad!
Si buscas un plan diferente para este fin de semana, no busques más. Las funciones son de jueves a sábado a las 7:00 p.m. y domingos a las 5:00 p.m. Los precios son accesibles: ¢8.000 la entrada general, y ¢4.000 para estudiantes, jubilados y tarjetahabientes Brete. ¡No te la pierdas, mae! Es un verdadero regalo para el alma y para el bolsillo.
Después de haber visto esta obra, me quedé pensando: ¿cree usted que la CNT debería hacer más propuestas así, fusionando el patrimonio cultural costarricense con enfoques contemporáneos para atraer a un público más amplio, o prefiere que se mantengan enfocados en producciones más tradicionales?