¡Qué chiva la que nos cayó! Parece que Costa Rica se está pintando como el lugar estrella para las empresas gringas que quieren acercarle sus cadenas de producción. El ministro Tovar anda echando humo en Nueva York diciendo que somos un ‘faro’ de inversión extranjera, y que estamos posicionado pa' ganarles el puesto a otros países de la región. Claro, siempre y cuando hagamos las cosas bien, diay.
La jugada principal es el nearshoring, que, según el ministro, sigue siendo una carta importantísima en nuestro mazo. Lo que pasa es que el mundo está loco, mae. Después del pandemónium del Covid, todos andan buscando opciones más cercanas a casa pa' no depender tanto de lugares lejanos. Antes tenían todas sus fábricas en China, pero ahora quieren algo más cerca de Estados Unidos, y nosotros tenemos la ubicación perfecta: cerquita, relativamente estable, y con gente trabajadora.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, chunches. Hay competencia, claro. Otros países andan buscando atraer a estas empresas también. Y no solo eso, sino que la economía mundial anda un poquito turbia, con incertidumbre y todo. Así que, aunque tengamos la ubicación ideal, necesitamos estar listos para enfrentar cualquier cosa que se nos venga encima. Un despiche económico y ya estamos fregados.
Lo bueno es que, al parecer, Costa Rica ya tiene fama de ser socio confiable pa' los estadounidenses. Estamos integrados en cadenas de suministro críticas, como las de semiconductores y dispositivos médicos, que son reimportantes pa' la seguridad de Estados Unidos. Eso nos da una ventaja enorme, porque no solo se trata de tarifas, sino de construir relaciones sólidas y duraderas, como dicen por ahí. Ojalá esto ayude a que nos vean como más que simples proveedores.
Ahora bien, el ministro también destacó la importancia de diversificar nuestra economía, más allá de la manufactura avanzada. Quiere que sigamos creciendo en servicios sofisticados como el desarrollo de software y la ciberseguridad. Y vaya que el talento humano costarricense está dando mucho de qué hablar. Tenemos unos programadores y expertos en tecnología que no tienen nada que envidiarle a nadie, ¡qué nivel!
Pero atención, porque no basta con tener talento. También necesitamos actualizar nuestras leyes y regulaciones, diay. El ministro mencionó la necesidad de hacer ajustes en jornadas laborales y en el mercado energético. Dice que la Jornada 4-3 podría ayudar a ser más competitivos, pero también necesitamos abrir el mercado energético para tener precios más bajos y confiables. ¡Menos trabas burocráticas y más agilidad, por favor!
Y hablando de trabas, hay que recordar que el tema energético ha sido un dolor de cabeza constante. Las tarifas eléctricas son altas, la infraestructura necesita mejoras y depende demasiado del carbón. Si no resolvemos esto pronto, vamos a espantar a potenciales inversionistas, ¡y se nos va todo al traste! No podemos seguir dependiendo de energías contaminantes; necesitamos invertir en renovables y modernizar nuestra red eléctrica.
Entonces, ¿vamos a aprovechar esta oportunidad de oro o nos vamos a quedar viendo cómo otras naciones se llevan la delicia? ¿Lograremos superar nuestros problemas internos y convertirnos en el centro neurálgico del nearshoring en América Latina, o simplemente seremos otro país con potencial desperdiciado? Cuéntame, ¿tú crees que Costa Rica tiene lo necesario para 'surfear' esta ola y asegurar un futuro próspero, o estamos condenados a ver pasar la corriente?
La jugada principal es el nearshoring, que, según el ministro, sigue siendo una carta importantísima en nuestro mazo. Lo que pasa es que el mundo está loco, mae. Después del pandemónium del Covid, todos andan buscando opciones más cercanas a casa pa' no depender tanto de lugares lejanos. Antes tenían todas sus fábricas en China, pero ahora quieren algo más cerca de Estados Unidos, y nosotros tenemos la ubicación perfecta: cerquita, relativamente estable, y con gente trabajadora.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, chunches. Hay competencia, claro. Otros países andan buscando atraer a estas empresas también. Y no solo eso, sino que la economía mundial anda un poquito turbia, con incertidumbre y todo. Así que, aunque tengamos la ubicación ideal, necesitamos estar listos para enfrentar cualquier cosa que se nos venga encima. Un despiche económico y ya estamos fregados.
Lo bueno es que, al parecer, Costa Rica ya tiene fama de ser socio confiable pa' los estadounidenses. Estamos integrados en cadenas de suministro críticas, como las de semiconductores y dispositivos médicos, que son reimportantes pa' la seguridad de Estados Unidos. Eso nos da una ventaja enorme, porque no solo se trata de tarifas, sino de construir relaciones sólidas y duraderas, como dicen por ahí. Ojalá esto ayude a que nos vean como más que simples proveedores.
Ahora bien, el ministro también destacó la importancia de diversificar nuestra economía, más allá de la manufactura avanzada. Quiere que sigamos creciendo en servicios sofisticados como el desarrollo de software y la ciberseguridad. Y vaya que el talento humano costarricense está dando mucho de qué hablar. Tenemos unos programadores y expertos en tecnología que no tienen nada que envidiarle a nadie, ¡qué nivel!
Pero atención, porque no basta con tener talento. También necesitamos actualizar nuestras leyes y regulaciones, diay. El ministro mencionó la necesidad de hacer ajustes en jornadas laborales y en el mercado energético. Dice que la Jornada 4-3 podría ayudar a ser más competitivos, pero también necesitamos abrir el mercado energético para tener precios más bajos y confiables. ¡Menos trabas burocráticas y más agilidad, por favor!
Y hablando de trabas, hay que recordar que el tema energético ha sido un dolor de cabeza constante. Las tarifas eléctricas son altas, la infraestructura necesita mejoras y depende demasiado del carbón. Si no resolvemos esto pronto, vamos a espantar a potenciales inversionistas, ¡y se nos va todo al traste! No podemos seguir dependiendo de energías contaminantes; necesitamos invertir en renovables y modernizar nuestra red eléctrica.
Entonces, ¿vamos a aprovechar esta oportunidad de oro o nos vamos a quedar viendo cómo otras naciones se llevan la delicia? ¿Lograremos superar nuestros problemas internos y convertirnos en el centro neurálgico del nearshoring en América Latina, o simplemente seremos otro país con potencial desperdiciado? Cuéntame, ¿tú crees que Costa Rica tiene lo necesario para 'surfear' esta ola y asegurar un futuro próspero, o estamos condenados a ver pasar la corriente?
