¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde, fijos. Entre amenaza y bala, los colegios e universidades de Costa Rica se han convertido en focos de tensión. Después de los sustos en la UCR y el Liceo de Santo Domingo, ahora todos estamos pensando: ¿qué demonios está pasando en nuestro país?
Parece mentira, pero hace poco estábamos hablando de cómo mejorar la calidad educativa, de becas y programas sociales. Ahora, la conversación se centra en la seguridad de nuestros puros, de nuestros hijos y nietos. Los ataques – amenazantes o materiales– nos han sacudido hasta el alma, dejándonos a todos con el corazón en la boca. Ruíz y Rivera, diputadas del PLN, ya levantaron la voz y exigieron que el gobierno se espabile, porque esto ya no da para más.
La diputada Montserrat Ruíz no anduvo con rodeos. Directamente, llamó la atención a los Ministerios de Seguridad Pública y Educación, diciéndoles que pusieran las pilas y trabajaran juntos. Además, criticó duramente a la candidata oficialista, Laura Fernández, diciendo que sus propuestas son como darle palazos al aire, sin solucionar el problema de fondo. Según Ruíz, hemos pasado tres años de angustia y dolor por la desidia del gobierno, y ahora, en lugar de ofrecer soluciones reales, se burlan de nosotros.
Y no es para menos. La gente está harta, compañeros. Tres años de crisis económica, inseguridad rampante, y ahora esto. Las redes sociales están que hierven, con usuarios expresando su temor y frustración. Hay quienes dicen que estamos viviendo tiempos oscuros, mientras que otros claman por un cambio radical en la forma en que gobernamos el país. Hasta los políticos, que suelen estar encubiertos, están sintiéndose obligados a hablar, aunque muchos de ellos parecen más preocupados por su imagen pública que por resolver la problemática.
Kattia Rivera, la otra diputada del PLN que se puso las pilas, fue igualmente contundente. Dijo que no podemos permitir que los colegios sean escenarios de miedo. Que el derecho a educarse en un ambiente seguro es fundamental, y que el Estado tiene la obligación de proteger a los estudiantes, maestros y personal administrativo. En otras palabras, que no basta con reaccionar después de que ocurra el hecho, sino que necesitamos una estrategia preventiva y sostenible.
Pero, ¿qué tan efectiva será realmente esta estrategia preventiva? Eso es lo que preocupa a mucha gente. Algunos expertos señalan que la falta de inversión en tecnología y capacitación para el personal educativo dificulta la detección temprana de posibles amenazas. Otros argumentan que la polarización política y la intolerancia social contribuyen a crear un clima propicio para la violencia. A ver, ¿cómo vamos a lidiar con todo esto?
Ahora bien, el gobierno ha respondido a las críticas prometiendo reforzar la seguridad en los centros educativos y aumentar la vigilancia policial. También ha anunciado la creación de un comité interinstitucional encargado de coordinar las acciones preventivas y reactivas. Pero, sinceramente, muchos se preguntan si estas medidas serán suficientes para garantizar la tranquilidad de la comunidad educativa. Ya sabemos que promesas hay muchas, pero resultados… bueno, eso es otra historia. Es como la novela turca, siempre tienen una vuelta de rosca más, ¿verdad?
En fin, la situación es complicada y requiere de la colaboración de todos. Necesitamos escuchar a los padres de familia, a los estudiantes, a los maestros, a los sindicatos y a la sociedad civil en general. Este brete necesita de una solución a toda hora. Con tanta alarma y temor corriendo, ¿creen ustedes que las medidas gubernamentales anunciadas serán efectivas para prevenir futuras amenazas en las escuelas y universidades de Costa Rica, o necesitamos una intervención mucho más drástica?
Parece mentira, pero hace poco estábamos hablando de cómo mejorar la calidad educativa, de becas y programas sociales. Ahora, la conversación se centra en la seguridad de nuestros puros, de nuestros hijos y nietos. Los ataques – amenazantes o materiales– nos han sacudido hasta el alma, dejándonos a todos con el corazón en la boca. Ruíz y Rivera, diputadas del PLN, ya levantaron la voz y exigieron que el gobierno se espabile, porque esto ya no da para más.
La diputada Montserrat Ruíz no anduvo con rodeos. Directamente, llamó la atención a los Ministerios de Seguridad Pública y Educación, diciéndoles que pusieran las pilas y trabajaran juntos. Además, criticó duramente a la candidata oficialista, Laura Fernández, diciendo que sus propuestas son como darle palazos al aire, sin solucionar el problema de fondo. Según Ruíz, hemos pasado tres años de angustia y dolor por la desidia del gobierno, y ahora, en lugar de ofrecer soluciones reales, se burlan de nosotros.
Y no es para menos. La gente está harta, compañeros. Tres años de crisis económica, inseguridad rampante, y ahora esto. Las redes sociales están que hierven, con usuarios expresando su temor y frustración. Hay quienes dicen que estamos viviendo tiempos oscuros, mientras que otros claman por un cambio radical en la forma en que gobernamos el país. Hasta los políticos, que suelen estar encubiertos, están sintiéndose obligados a hablar, aunque muchos de ellos parecen más preocupados por su imagen pública que por resolver la problemática.
Kattia Rivera, la otra diputada del PLN que se puso las pilas, fue igualmente contundente. Dijo que no podemos permitir que los colegios sean escenarios de miedo. Que el derecho a educarse en un ambiente seguro es fundamental, y que el Estado tiene la obligación de proteger a los estudiantes, maestros y personal administrativo. En otras palabras, que no basta con reaccionar después de que ocurra el hecho, sino que necesitamos una estrategia preventiva y sostenible.
Pero, ¿qué tan efectiva será realmente esta estrategia preventiva? Eso es lo que preocupa a mucha gente. Algunos expertos señalan que la falta de inversión en tecnología y capacitación para el personal educativo dificulta la detección temprana de posibles amenazas. Otros argumentan que la polarización política y la intolerancia social contribuyen a crear un clima propicio para la violencia. A ver, ¿cómo vamos a lidiar con todo esto?
Ahora bien, el gobierno ha respondido a las críticas prometiendo reforzar la seguridad en los centros educativos y aumentar la vigilancia policial. También ha anunciado la creación de un comité interinstitucional encargado de coordinar las acciones preventivas y reactivas. Pero, sinceramente, muchos se preguntan si estas medidas serán suficientes para garantizar la tranquilidad de la comunidad educativa. Ya sabemos que promesas hay muchas, pero resultados… bueno, eso es otra historia. Es como la novela turca, siempre tienen una vuelta de rosca más, ¿verdad?
En fin, la situación es complicada y requiere de la colaboración de todos. Necesitamos escuchar a los padres de familia, a los estudiantes, a los maestros, a los sindicatos y a la sociedad civil en general. Este brete necesita de una solución a toda hora. Con tanta alarma y temor corriendo, ¿creen ustedes que las medidas gubernamentales anunciadas serán efectivas para prevenir futuras amenazas en las escuelas y universidades de Costa Rica, o necesitamos una intervención mucho más drástica?
