¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez, buscando cómo mover arena. Resulta que el ministro Manuel Tovar anduvo chambeando duro en Washington, tratando de convencer al gobierno de Joe Biden de que nos quite los aranceles a los jueguetes médicos que le vendemos a gringos. Una movida importante porque, díganlo claro, si nos ponen aranceles, el brete se pone bien complicado.
Todo esto viene de atrás, recuerden que tiempos de Trump, el señor ese que anda dando candela ahora, ya había abierto una investigación sobre si nuestros dispositivos médicos ponían en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos. Un cuento chino, pero bueno, así son las cosas. Tovar, muy listo, les explicó que nosotros somos pura ganga, pura confiabilidad, y que gracias a nosotros, los americanos pueden seguir innovando y manteniendo el ritmo en el mundo de la medicina.
Y no es pa’ inventar, chava. Costa Rica se convirtió en un súper proveedor de estos aparatos. Dicen que somos el número cinco en el mercado americano, ¿se imaginan? Eso es mucho chunche. Tenemos fábricas que cumplen con todos los requisitos, los más exigentes, hasta de la FDA, esa gente que sí sabe de qué habla. En resumen, estamos haciendo bien nuestro trabajo y demostrando que podemos ser socios estratégicos para los yanquis.
El ministro Tovar, con toda la razón del mundo, enfatizó que nuestro ecosistema de manufactura es como un baile perfecto. Nosotros tomamos los materiales que vienen de Estados Unidos y los convertimos en productos listos para usar. Es decir, no estamos compitiendo con ellos, sino complementándolos. Le dijimos, “compas, ustedes nos proveen las materias primas y nosotros hacemos la magia”. Simple y sencillo.
Lo que le explica Tovar a los americanos es que esta relación es vital para garantizar la seguridad y eficiencia de su sistema de salud. No es que estemos vendiendo baberos, mi pana, hablamos de equipos esenciales que son utilizados en hospitales y clínicas de todo el país vecino. Entonces, si les ponemos trabas, están afectando su propia capacidad para atender a sus ciudadanos.
Ahora, ¿por qué esto es tan importante para Costa Rica? Bueno, miren, la industria de dispositivos médicos mueve billetes fuertes. Son empleos, son divisas, es crecimiento económico para nuestras comunidades. Además, nos da una diversificación económica que necesitamos urgentemente. No podemos depender solamente del turismo y la agricultura. Tenemos que apostarle a otros sectores, como este, que demuestran tener potencial.
Y ojo, que no estamos hablando de cualquier producto. Estamos hablando de tecnología punta, de innovación, de profesionales altamente capacitados. Hemos construido un clúster industrial sólido y reconocido a nivel mundial. Y eso no cae del cielo, requiere inversión, planificación estratégica y, sobre todo, un compromiso firme por parte del Estado. Por eso, este esfuerzo diplomático del ministro Tovar es crucial para proteger nuestros intereses económicos y fortalecer nuestra posición en el escenario internacional.
Con todo esto dicho, me pregunto: ¿Cree usted que el gobierno de Biden escuchará realmente las súplicas de Tovar, o estaremos enfrentando otro golpe certero a nuestra economía? ¿Será que hemos metido la pata alguna vez y ahora pagamos las consecuencias, o simplemente estamos siendo víctimas de unos políticos que buscan votos y no entienden de negocios?
Todo esto viene de atrás, recuerden que tiempos de Trump, el señor ese que anda dando candela ahora, ya había abierto una investigación sobre si nuestros dispositivos médicos ponían en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos. Un cuento chino, pero bueno, así son las cosas. Tovar, muy listo, les explicó que nosotros somos pura ganga, pura confiabilidad, y que gracias a nosotros, los americanos pueden seguir innovando y manteniendo el ritmo en el mundo de la medicina.
Y no es pa’ inventar, chava. Costa Rica se convirtió en un súper proveedor de estos aparatos. Dicen que somos el número cinco en el mercado americano, ¿se imaginan? Eso es mucho chunche. Tenemos fábricas que cumplen con todos los requisitos, los más exigentes, hasta de la FDA, esa gente que sí sabe de qué habla. En resumen, estamos haciendo bien nuestro trabajo y demostrando que podemos ser socios estratégicos para los yanquis.
El ministro Tovar, con toda la razón del mundo, enfatizó que nuestro ecosistema de manufactura es como un baile perfecto. Nosotros tomamos los materiales que vienen de Estados Unidos y los convertimos en productos listos para usar. Es decir, no estamos compitiendo con ellos, sino complementándolos. Le dijimos, “compas, ustedes nos proveen las materias primas y nosotros hacemos la magia”. Simple y sencillo.
Lo que le explica Tovar a los americanos es que esta relación es vital para garantizar la seguridad y eficiencia de su sistema de salud. No es que estemos vendiendo baberos, mi pana, hablamos de equipos esenciales que son utilizados en hospitales y clínicas de todo el país vecino. Entonces, si les ponemos trabas, están afectando su propia capacidad para atender a sus ciudadanos.
Ahora, ¿por qué esto es tan importante para Costa Rica? Bueno, miren, la industria de dispositivos médicos mueve billetes fuertes. Son empleos, son divisas, es crecimiento económico para nuestras comunidades. Además, nos da una diversificación económica que necesitamos urgentemente. No podemos depender solamente del turismo y la agricultura. Tenemos que apostarle a otros sectores, como este, que demuestran tener potencial.
Y ojo, que no estamos hablando de cualquier producto. Estamos hablando de tecnología punta, de innovación, de profesionales altamente capacitados. Hemos construido un clúster industrial sólido y reconocido a nivel mundial. Y eso no cae del cielo, requiere inversión, planificación estratégica y, sobre todo, un compromiso firme por parte del Estado. Por eso, este esfuerzo diplomático del ministro Tovar es crucial para proteger nuestros intereses económicos y fortalecer nuestra posición en el escenario internacional.
Con todo esto dicho, me pregunto: ¿Cree usted que el gobierno de Biden escuchará realmente las súplicas de Tovar, o estaremos enfrentando otro golpe certero a nuestra economía? ¿Será que hemos metido la pata alguna vez y ahora pagamos las consecuencias, o simplemente estamos siendo víctimas de unos políticos que buscan votos y no entienden de negocios?