¡Ay, patata! Quién iba a decir que el sufrimiento de la infancia podía transformarse en una mano amiga para tantas personas. Yeison Silva, un nombre que ahora resuena con fuerza en Liberia, Guanacaste, pasó de escapar de la violencia familiar en Nicaragua a convertirse en un maestro artesano de prótesis, devolviendo movilidad y, lo más importante, autoestima a quienes las necesitan. Esta vaineta es pura inspiración, mijos.
Yeison Antonio Silva Fonseca, con sus 31 años, llegó a Costa Rica con apenas siete añitos, buscando refugio junto a su madre y hermanos de las garras de un padre con problemas de alcoholismo. "Mi papá era bien maeso tomando, se echaba las broncas con mi máe, y eso nos tocó vivirla feísima", relató Yeison, recordando aquel capítulo oscuro que marcaría el inicio de una nueva etapa en su vida, llena de retos pero también de oportunidades en suelo tico. Imagínate el changarro que debió ser dejar atrás todo eso y empezar de cero.
Y así fue como la familia Silva encontró en Costa Rica el sosiego que tanto anhelaban. “Este país me ha dado palo’ fuera, pero sobre todo porque nos dimos palo’ trabajando duro”, enfatizó con genuina gratitud. Yeison siempre ha expresado su profundo cariño por el país que lo acogió, considerándolo su verdadero hogar. Vivir acá, con toda la picardía y el ambiente relajado, le ha caído de perlas, y lo dice orgullosamente. Por cierto, ¿alguien más siente que Costa Rica es un refugio?
Actualmente, Yeison reside en Liberia junto a su esposa e hijas, quienes representan su mayor motivación. En medio de la pandemia y con el mundo patas arriba, decidió apostarle a un sueño diferente: la fabricación de prótesis personalizadas. Hace ya unos tres años, se sumergió de lleno en este oficio, aprendiendo cada técnica y perfeccionando su habilidad con una dedicación admirable. ¡Un cambio de brete tremendo!
"Cada prótesis que sale de mis manos no es solo una pieza mecánica, es una historia de superación, una luz de esperanza para aquellos que han perdido algo valioso", explicó con fervor. Buscando la excelencia, Yeison recurrió a mentores de origen asiático, quienes compartieron conocimientos avanzados sobre materiales y procesos constructivos. No se quedó con lo fácil, sino que se esforzó por alcanzar un nuevo nivel de maestría.
Lo que diferencia a Yeison de otros fabricantes es su filosofía: prótesis funcionales y, sobre todo, con estilo. "Queremos que nuestros clientes se sientan seguros y elegantes al caminar. Una prótesis no tiene que parecer un implemento médico, sino una extensión de su personalidad, una obra de arte hecha a medida", afirmó. Utiliza materiales duraderos y ligeros, diseñados para brindar comodidad y libertad de movimiento. Además, ofrece precios más accesibles que los del mercado tradicional, democratizando el acceso a estos dispositivos vitales. ¡Con razón se va haciendo un nombre!
La historia de Yeison es una oda a la resiliencia, la gratitud y el propósito. Un camino marcado por el dolor se ha transformado en una vocación que le permite aliviar el sufrimiento ajeno y devolverle la sonrisa a miles de personas. Su ejemplo nos recuerda que incluso después de los momentos más oscuros, los sueños pueden florecer y la adversidad puede convertirse en una oportunidad invaluable. Este mae sí que sabe cómo darle vuelta al panorama.
Definitivamente, la labor de Yeison es digna de admiración y merece ser reconocida. ¿Ustedes creen que iniciativas como la suya deberían recibir más apoyo gubernamental y privado para ampliar su alcance y ayudar a aún más personas que lo necesitan? Visiten su página web o comuníquense al 8422-8860 para saber más sobre su inspiradora labor.
Yeison Antonio Silva Fonseca, con sus 31 años, llegó a Costa Rica con apenas siete añitos, buscando refugio junto a su madre y hermanos de las garras de un padre con problemas de alcoholismo. "Mi papá era bien maeso tomando, se echaba las broncas con mi máe, y eso nos tocó vivirla feísima", relató Yeison, recordando aquel capítulo oscuro que marcaría el inicio de una nueva etapa en su vida, llena de retos pero también de oportunidades en suelo tico. Imagínate el changarro que debió ser dejar atrás todo eso y empezar de cero.
Y así fue como la familia Silva encontró en Costa Rica el sosiego que tanto anhelaban. “Este país me ha dado palo’ fuera, pero sobre todo porque nos dimos palo’ trabajando duro”, enfatizó con genuina gratitud. Yeison siempre ha expresado su profundo cariño por el país que lo acogió, considerándolo su verdadero hogar. Vivir acá, con toda la picardía y el ambiente relajado, le ha caído de perlas, y lo dice orgullosamente. Por cierto, ¿alguien más siente que Costa Rica es un refugio?
Actualmente, Yeison reside en Liberia junto a su esposa e hijas, quienes representan su mayor motivación. En medio de la pandemia y con el mundo patas arriba, decidió apostarle a un sueño diferente: la fabricación de prótesis personalizadas. Hace ya unos tres años, se sumergió de lleno en este oficio, aprendiendo cada técnica y perfeccionando su habilidad con una dedicación admirable. ¡Un cambio de brete tremendo!
"Cada prótesis que sale de mis manos no es solo una pieza mecánica, es una historia de superación, una luz de esperanza para aquellos que han perdido algo valioso", explicó con fervor. Buscando la excelencia, Yeison recurrió a mentores de origen asiático, quienes compartieron conocimientos avanzados sobre materiales y procesos constructivos. No se quedó con lo fácil, sino que se esforzó por alcanzar un nuevo nivel de maestría.
Lo que diferencia a Yeison de otros fabricantes es su filosofía: prótesis funcionales y, sobre todo, con estilo. "Queremos que nuestros clientes se sientan seguros y elegantes al caminar. Una prótesis no tiene que parecer un implemento médico, sino una extensión de su personalidad, una obra de arte hecha a medida", afirmó. Utiliza materiales duraderos y ligeros, diseñados para brindar comodidad y libertad de movimiento. Además, ofrece precios más accesibles que los del mercado tradicional, democratizando el acceso a estos dispositivos vitales. ¡Con razón se va haciendo un nombre!
La historia de Yeison es una oda a la resiliencia, la gratitud y el propósito. Un camino marcado por el dolor se ha transformado en una vocación que le permite aliviar el sufrimiento ajeno y devolverle la sonrisa a miles de personas. Su ejemplo nos recuerda que incluso después de los momentos más oscuros, los sueños pueden florecer y la adversidad puede convertirse en una oportunidad invaluable. Este mae sí que sabe cómo darle vuelta al panorama.
Definitivamente, la labor de Yeison es digna de admiración y merece ser reconocida. ¿Ustedes creen que iniciativas como la suya deberían recibir más apoyo gubernamental y privado para ampliar su alcance y ayudar a aún más personas que lo necesitan? Visiten su página web o comuníquense al 8422-8860 para saber más sobre su inspiradora labor.