¡Ay, Dios mío! Parece que el deporte costarricense anda con los pies de barro, mae. Doce organizaciones deportivas se han topado con un brete enorme: están vetadas del Icoder por deudas pendientes. Esto quiere decir que no van a recibir ni un chícharo hasta que pongan las cosas al día. Un golpe duro, especialmente para aquellas que dependen casi exclusivamente de estos fondos.
La bronca es así: hace unos años, el Icoder les pasó lana para proyectos específicos, pero muchas no rindieron cuentas correctamente. No llevaron la factura adecuada, gastaron el dinero en cosas que no estaban aprobadas, o simplemente se olvidaron de hacer el papeleo. ¡Un despiche monumental! Y ahora, la cuenta viene con intereses, literalmente. Se trata de errores administrativos, dicen, pero el resultado es el mismo: cero plata para funcionar.
Entre las afectadas tenemos a pesos pesados como la Federación Costarricense de Voleibol, con una deuda de más de once millones de colones, y la Federación de Atletismo, también rondando los once millones. Pero lo que realmente da qué pensar es el caso del Comité Paralímpico Nacional, que le debe al Estado más de 280 millones de colones en su presupuesto ordinario, ¡y otros 58 millones del extraordinario! Eso sí que es una vara alta, chaval.
Algunas federaciones, como la de Tenis de Mesa y Voleibol, ya intentaron apelar la decisión, presentando recursos ante el Icoder. Pero parece que la instancia estatal está decidida a mantener el veto hasta que se solucione la situación. Dicen que no cederán ni un pelo, y que quieren mandar un mensaje claro: ¡cumplan con las obligaciones!
¿Y cuál es el impacto de esto, se preguntan? Pues devastador, para empezar. Con los fondos congelados, es prácticamente imposible organizar campeonatos, clasificar a atletas para los Juegos Nacionales (ya Atletismo quedó fuera, ¡qué sal!), o incluso costear la participación en competencias internacionales. Imagínate, los deportistas tendrán que desembolsar de su propio bolsillo para representar al país. Una carga tremenda, diay.
Para darle más sabor a la cosa, resulta que solo 16 de 233 entidades registradas en el Icoder tienen un reglamento para sancionar el acoso sexual. ¡Otro descuido más! Parece que hay prioridades revueltas por ahí, y el deporte está pagando caro el precio. Además, varios dirigentes reconocen que se encontraron con este problemón al asumir sus cargos, heredando una situación caótica que ahora deben resolver a toda costa.
Ahora, algunos argumentan que el Icoder debería ser más flexible y permitirles pagar gradualmente la deuda, en tractos como dice la gente. Pero al parecer, la ley no lo permite, y toca buscar soluciones creativas. ¿Cómo van a hacer para juntar tantos millones sin la ayuda del Estado? Esa es la gran interrogante que ronda por todas partes. Algunos recurrirán a patrocinios privados, otros tratarán de vender camisetas... ¡lo que salga!
Con toda esta situación, me pregunto: ¿Es justo castigar a todos los deportistas por los errores de unos pocos? ¿O deberíamos enfocarnos en fortalecer los mecanismos de control dentro del Icoder para evitar que estos problemas se repitan en el futuro? Dígame, ¿usted cree que el Icoder debería ser más comprensivo con estas federaciones o que debería aplicar la ley con rigor?
	
		
			
		
		
	
				
			La bronca es así: hace unos años, el Icoder les pasó lana para proyectos específicos, pero muchas no rindieron cuentas correctamente. No llevaron la factura adecuada, gastaron el dinero en cosas que no estaban aprobadas, o simplemente se olvidaron de hacer el papeleo. ¡Un despiche monumental! Y ahora, la cuenta viene con intereses, literalmente. Se trata de errores administrativos, dicen, pero el resultado es el mismo: cero plata para funcionar.
Entre las afectadas tenemos a pesos pesados como la Federación Costarricense de Voleibol, con una deuda de más de once millones de colones, y la Federación de Atletismo, también rondando los once millones. Pero lo que realmente da qué pensar es el caso del Comité Paralímpico Nacional, que le debe al Estado más de 280 millones de colones en su presupuesto ordinario, ¡y otros 58 millones del extraordinario! Eso sí que es una vara alta, chaval.
Algunas federaciones, como la de Tenis de Mesa y Voleibol, ya intentaron apelar la decisión, presentando recursos ante el Icoder. Pero parece que la instancia estatal está decidida a mantener el veto hasta que se solucione la situación. Dicen que no cederán ni un pelo, y que quieren mandar un mensaje claro: ¡cumplan con las obligaciones!
¿Y cuál es el impacto de esto, se preguntan? Pues devastador, para empezar. Con los fondos congelados, es prácticamente imposible organizar campeonatos, clasificar a atletas para los Juegos Nacionales (ya Atletismo quedó fuera, ¡qué sal!), o incluso costear la participación en competencias internacionales. Imagínate, los deportistas tendrán que desembolsar de su propio bolsillo para representar al país. Una carga tremenda, diay.
Para darle más sabor a la cosa, resulta que solo 16 de 233 entidades registradas en el Icoder tienen un reglamento para sancionar el acoso sexual. ¡Otro descuido más! Parece que hay prioridades revueltas por ahí, y el deporte está pagando caro el precio. Además, varios dirigentes reconocen que se encontraron con este problemón al asumir sus cargos, heredando una situación caótica que ahora deben resolver a toda costa.
Ahora, algunos argumentan que el Icoder debería ser más flexible y permitirles pagar gradualmente la deuda, en tractos como dice la gente. Pero al parecer, la ley no lo permite, y toca buscar soluciones creativas. ¿Cómo van a hacer para juntar tantos millones sin la ayuda del Estado? Esa es la gran interrogante que ronda por todas partes. Algunos recurrirán a patrocinios privados, otros tratarán de vender camisetas... ¡lo que salga!
Con toda esta situación, me pregunto: ¿Es justo castigar a todos los deportistas por los errores de unos pocos? ¿O deberíamos enfocarnos en fortalecer los mecanismos de control dentro del Icoder para evitar que estos problemas se repitan en el futuro? Dígame, ¿usted cree que el Icoder debería ser más comprensivo con estas federaciones o que debería aplicar la ley con rigor?