¡Ay, papá! Parece que el cuento del crecimiento económico acelerado que nos pintaban está teniendo más hoyos que queso suizo. Según el último reporte del INEC, el desempleo se mantuvo pegadito al 5,7% este último trimestre (julio-septiembre de 2025). No hubo ningún cambio significativo con respecto al año pasado, lo cual ya es bastante raro si consideramos todas esas promesas de generar empleos nuevos. Uno empieza a preguntarse si alguien realmente está haciendo cuentas bien.
Pero eso no es todo, porque la cosa se pone aún más turbia si miramos la participación laboral. Ahí sí le dieron duro, porque bajó de un 57,3% a un paupérrimo 54,9%. Esto quiere decir que cada vez hay menos gente dispuesta a buscar brete, o simplemente que se han quedado fuera del juego. Es el nivel más bajo desde 2022, y eso no pinta nada bueno para la economía nacional, mi pana. Este dato debería hacer pensar a los políticos, pero ya sabemos cómo les gusta ignorar los problemas hasta que les golpean en la puerta.
Y ojo, porque la caída de la participación laboral no le dio a todos por igual. Las mujeres fueron las más afectadas, sufriendo una reducción de casi cuatro puntos porcentuales –de 42,5% a 38,8%. Imagínate el impacto en sus hogares y en sus familias. El INEC reporta que unas 68 mil mujeres dejaron de estar en la fuerza laboral, y otras 56 mil perdieron sus trabajos. Algo anda mal ahí, chunche. Necesitamos entender qué está pasando para ayudar a estas compañeras y evitar que la brecha de género se siga ampliando.
Los hombres tampoco se salvaron, aunque la caída fue menos pronunciada, apenas un punto uno. Pero la realidad es que, en general, menos personas buscando trabajo significa menor producción, menor consumo y menos dinamismo económico. El país necesita urgentemente encontrar formas de incentivar a la gente a reincorporarse al mercado laboral, ofrecer oportunidades reales y capacitar a quienes necesitan mejorar sus habilidades. Sino, vamos a seguir dando vueltas en círculos.
Claro, el reporte también señala que la cantidad de personas desempleadas disminuyó en 25 mil con respecto al año anterior, lo cual suena positivo a primera vista. Pero, como dijimos, este retroceso en la participación laboral nos dice que mucha gente simplemente se rindió y salió del juego. Se fue a casa a descansar, a estudiar o quizás a dedicarse por completo a tareas del hogar. Es una señal de alerta de que el ambiente laboral no es tan atractivo como solíamos creer. Ya no basta con tener empleos; necesitamos crear empleos dignos, con buenos salarios y condiciones laborales decentes.
Si revisamos los sectores, el comercio y la reparación siguen siendo los que generan más empleo, con 363 mil personas ocupadas. Le siguen la educación y la salud, con 246 mil, y luego la industria manufacturera, con 234 mil. Pero aquí viene lo interesante: en el comercio y la industria, la ocupación femenina se desplomó. En comercio, perdimos 32 mil mujeres trabajadoras, y en industria, 22 mil. Mientras tanto, la construcción, que tradicionalmente es un rubro masculino, creció en 30 mil empleos. Claramente, esto refleja una distribución desigual de oportunidades y desafíos particulares para las mujeres en ciertos sectores.
Analizando a fondo los datos, el INEC destaca que la participación laboral ha estado en declive desde mitad de 2024. Esto podría estar relacionado con factores externos, como la incertidumbre económica global, o con problemas internos, como la falta de inversión y la burocracia excesiva. Por otro lado, el desempleo ha ido a la baja desde 2022, cuando era prácticamente el doble de lo que es ahora. Hay que celebrar ese avance, claro, pero no podemos quedarnos conformes con medias tintas. Tenemos que atacar el problema de frente y encontrar soluciones innovadoras para impulsar la economía y garantizar el bienestar de todos los costarricenses. La pandemia dejó cicatrices profundas, y estamos tardando mucho en recuperarnos del golpe. Qué pena, diay.
En fin, la situación actual nos presenta un panorama complejo y desafiante. Aunque el desempleo no ha subido, la caída de la participación laboral y la desigualdad de género son motivos de preocupación. ¿Estamos ante el inicio de una nueva crisis económica, o simplemente se trata de una corrección temporal? ¿Qué medidas deberían tomar el gobierno y los empresarios para reactivar la economía, fomentar la inclusión laboral y asegurar un futuro próspero para todos los costarricenses? Vengan a debatirlo en el foro, ¡y que no falten argumentos!”,
Pero eso no es todo, porque la cosa se pone aún más turbia si miramos la participación laboral. Ahí sí le dieron duro, porque bajó de un 57,3% a un paupérrimo 54,9%. Esto quiere decir que cada vez hay menos gente dispuesta a buscar brete, o simplemente que se han quedado fuera del juego. Es el nivel más bajo desde 2022, y eso no pinta nada bueno para la economía nacional, mi pana. Este dato debería hacer pensar a los políticos, pero ya sabemos cómo les gusta ignorar los problemas hasta que les golpean en la puerta.
Y ojo, porque la caída de la participación laboral no le dio a todos por igual. Las mujeres fueron las más afectadas, sufriendo una reducción de casi cuatro puntos porcentuales –de 42,5% a 38,8%. Imagínate el impacto en sus hogares y en sus familias. El INEC reporta que unas 68 mil mujeres dejaron de estar en la fuerza laboral, y otras 56 mil perdieron sus trabajos. Algo anda mal ahí, chunche. Necesitamos entender qué está pasando para ayudar a estas compañeras y evitar que la brecha de género se siga ampliando.
Los hombres tampoco se salvaron, aunque la caída fue menos pronunciada, apenas un punto uno. Pero la realidad es que, en general, menos personas buscando trabajo significa menor producción, menor consumo y menos dinamismo económico. El país necesita urgentemente encontrar formas de incentivar a la gente a reincorporarse al mercado laboral, ofrecer oportunidades reales y capacitar a quienes necesitan mejorar sus habilidades. Sino, vamos a seguir dando vueltas en círculos.
Claro, el reporte también señala que la cantidad de personas desempleadas disminuyó en 25 mil con respecto al año anterior, lo cual suena positivo a primera vista. Pero, como dijimos, este retroceso en la participación laboral nos dice que mucha gente simplemente se rindió y salió del juego. Se fue a casa a descansar, a estudiar o quizás a dedicarse por completo a tareas del hogar. Es una señal de alerta de que el ambiente laboral no es tan atractivo como solíamos creer. Ya no basta con tener empleos; necesitamos crear empleos dignos, con buenos salarios y condiciones laborales decentes.
Si revisamos los sectores, el comercio y la reparación siguen siendo los que generan más empleo, con 363 mil personas ocupadas. Le siguen la educación y la salud, con 246 mil, y luego la industria manufacturera, con 234 mil. Pero aquí viene lo interesante: en el comercio y la industria, la ocupación femenina se desplomó. En comercio, perdimos 32 mil mujeres trabajadoras, y en industria, 22 mil. Mientras tanto, la construcción, que tradicionalmente es un rubro masculino, creció en 30 mil empleos. Claramente, esto refleja una distribución desigual de oportunidades y desafíos particulares para las mujeres en ciertos sectores.
Analizando a fondo los datos, el INEC destaca que la participación laboral ha estado en declive desde mitad de 2024. Esto podría estar relacionado con factores externos, como la incertidumbre económica global, o con problemas internos, como la falta de inversión y la burocracia excesiva. Por otro lado, el desempleo ha ido a la baja desde 2022, cuando era prácticamente el doble de lo que es ahora. Hay que celebrar ese avance, claro, pero no podemos quedarnos conformes con medias tintas. Tenemos que atacar el problema de frente y encontrar soluciones innovadoras para impulsar la economía y garantizar el bienestar de todos los costarricenses. La pandemia dejó cicatrices profundas, y estamos tardando mucho en recuperarnos del golpe. Qué pena, diay.
En fin, la situación actual nos presenta un panorama complejo y desafiante. Aunque el desempleo no ha subido, la caída de la participación laboral y la desigualdad de género son motivos de preocupación. ¿Estamos ante el inicio de una nueva crisis económica, o simplemente se trata de una corrección temporal? ¿Qué medidas deberían tomar el gobierno y los empresarios para reactivar la economía, fomentar la inclusión laboral y asegurar un futuro próspero para todos los costarricenses? Vengan a debatirlo en el foro, ¡y que no falten argumentos!”,