¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con la bronca del dinero público. Resulta que unos diputados, bardos como siempre queriendo solucionar el problema nacional, presentaron un proyecto de ley pa' obligar a los ministerios a deshacerse de todo lo que tienen tirado acumulando polvo. Dicen que es pa' bajar la deuda del país, pero a ver si les creen, ¿eh?
La idea, básicamente, es que cada institución pública tenga que hacer un inventario detalladísimo de todo lo que tienen: terrenos, edificios, vehículos, muebles… ¡hasta grapadoras! Luego, tienen que mandarle un reporte al Ministerio de Hacienda y, si no lo hacen, ¡aguántate! Les caen sanciones que van desde una regañadera formal hasta echarlos del puesto. Imagínate, perder el brete por no saber qué tienes guardado en el almacén.
Según el diputado José Pablo Sibaja, quien lidera este asunto, estamos perdiendo una fortuna en cosas que ni usamos. Dice que esas propiedades están generando gastos de mantenimiento, seguridad y demás cositas que le dan duro al bolsillo del Estado. Lo que él quiere, claro, es convertir ese chunche inútil en billetes pa’ pagar las deudas del país y, según dice, hasta pa' mejorar la seguridad. Suena lindo, pero hay gato encerrado, ¿verdad?
Lo interesante de todo esto es que el diputado argumenta que ha habido muchos “vacíos legales” que han impedido que esto funcione antes. Como si fuera novedad que los políticos encuentran formas creativas de evadir responsabilidades. Claro, porque la ley es solo un pedazo de papel, y lo importante es quién la aplica y cómo. Pero bueno, ahí lo tienen, intentando darle solución al problema de una manera que parece más sencilla de lo que realmente es.
Y es que, díganme, ¿cuántos de nosotros tenemos en casa cosas que ya no necesitamos pero seguimos guardando por si acaso? Pues igual pasa con el Estado. Acumulamos propiedades y vehículos que no utilizamos y nos cuestan una barbaridad mantener. Pero el truco está en tener el coraje político de tomar decisiones difíciles, como vender esas propiedades aunque eso signifique incomodar a algunos grupos de interés. Porque, seamos honestos, detrás de cada terreno baldío o edificio abandonado suele haber alguien con influencia que no quiere perder su juguetito.
Ahora, la pregunta que me hago yo es: ¿realmente va a funcionar este proyecto de ley? ¿Van a los ministerios a soltar la sopa y empezar a vender todo lo que no necesitan, o van a buscarle mañas pa' evitarlo? Ya hemos visto tantas veces promesas incumplidas que uno ya no sabe qué esperar. Además, vendéndolo a quien… ¿con pre-calificaciones? ¿sin transparencia?
Algunos expertos dicen que la idea es buena en teoría, pero que en la práctica será un desafío enorme implementarla. Que habrá mucha resistencia interna, que los funcionarios públicos no querrán perder el control de esos activos, que surgirán denuncias de corrupción... En resumen, que se avecinan tiempos movidos y discusiones acaloradas en el Congreso. Y nosotros, los ciudadanos, estaremos observando atentamente, listos pa’ echarle gallos si vemos que algo anda torcido. ¡Que no se nos vayan a llevar la pilcha!
En fin, parece que este tema promete traer tela cómica. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que este proyecto de ley logrará reducir la deuda pública de Costa Rica o simplemente será otro intento fallido de aparentar soluciones rápidas? ¡Dejen sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!
La idea, básicamente, es que cada institución pública tenga que hacer un inventario detalladísimo de todo lo que tienen: terrenos, edificios, vehículos, muebles… ¡hasta grapadoras! Luego, tienen que mandarle un reporte al Ministerio de Hacienda y, si no lo hacen, ¡aguántate! Les caen sanciones que van desde una regañadera formal hasta echarlos del puesto. Imagínate, perder el brete por no saber qué tienes guardado en el almacén.
Según el diputado José Pablo Sibaja, quien lidera este asunto, estamos perdiendo una fortuna en cosas que ni usamos. Dice que esas propiedades están generando gastos de mantenimiento, seguridad y demás cositas que le dan duro al bolsillo del Estado. Lo que él quiere, claro, es convertir ese chunche inútil en billetes pa’ pagar las deudas del país y, según dice, hasta pa' mejorar la seguridad. Suena lindo, pero hay gato encerrado, ¿verdad?
Lo interesante de todo esto es que el diputado argumenta que ha habido muchos “vacíos legales” que han impedido que esto funcione antes. Como si fuera novedad que los políticos encuentran formas creativas de evadir responsabilidades. Claro, porque la ley es solo un pedazo de papel, y lo importante es quién la aplica y cómo. Pero bueno, ahí lo tienen, intentando darle solución al problema de una manera que parece más sencilla de lo que realmente es.
Y es que, díganme, ¿cuántos de nosotros tenemos en casa cosas que ya no necesitamos pero seguimos guardando por si acaso? Pues igual pasa con el Estado. Acumulamos propiedades y vehículos que no utilizamos y nos cuestan una barbaridad mantener. Pero el truco está en tener el coraje político de tomar decisiones difíciles, como vender esas propiedades aunque eso signifique incomodar a algunos grupos de interés. Porque, seamos honestos, detrás de cada terreno baldío o edificio abandonado suele haber alguien con influencia que no quiere perder su juguetito.
Ahora, la pregunta que me hago yo es: ¿realmente va a funcionar este proyecto de ley? ¿Van a los ministerios a soltar la sopa y empezar a vender todo lo que no necesitan, o van a buscarle mañas pa' evitarlo? Ya hemos visto tantas veces promesas incumplidas que uno ya no sabe qué esperar. Además, vendéndolo a quien… ¿con pre-calificaciones? ¿sin transparencia?
Algunos expertos dicen que la idea es buena en teoría, pero que en la práctica será un desafío enorme implementarla. Que habrá mucha resistencia interna, que los funcionarios públicos no querrán perder el control de esos activos, que surgirán denuncias de corrupción... En resumen, que se avecinan tiempos movidos y discusiones acaloradas en el Congreso. Y nosotros, los ciudadanos, estaremos observando atentamente, listos pa’ echarle gallos si vemos que algo anda torcido. ¡Que no se nos vayan a llevar la pilcha!
En fin, parece que este tema promete traer tela cómica. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que este proyecto de ley logrará reducir la deuda pública de Costa Rica o simplemente será otro intento fallido de aparentar soluciones rápidas? ¡Dejen sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!